Inicio. MEVYT en voz. Módulo: Nuestro Planeta, la Tierra

Existen diferentes tipos de energía: solar, térmica o calorífica, química, eléctrica, geotérmica, eólica y nuclear, entre otras. Del total de energía que se produce, casi la mitad se pierde al ser transformada y transportada, a esto debemos añadir el mal uso que se hace de ella.

Una de las primeras formas que utilizó el ser humano para obtener energía fue quemando leña y otros materiales. Después, con la Revolución industrial se empezó a usar el carbón y, posteriormente, el petróleo y el gas natural.

En la actualidad, hay una distribución y un uso desigual de la energía: si bien hay sociedades altamente industrializadas que consumen elevadas cantidades y variedades de energía, en cambio, existen otras que, aunque son productoras de energía, tienen un consumo mínimo. Es indispensable que cuidemos la energía y apoyemos el desarrollo y uso de aquellas que provoquen menos deterioro en el ambiente.

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La capa de ozono está debajo de su nivel normal; este fenómeno es conocido como “agujero de ozono”. El ozono forma una pequeña capa en la atmósfera terrestre, y protege a los seres vivos de los rayos del sol, absorbiendo los rayos ultravioleta que pueden provocar, entre otras alteraciones, cáncer de piel. La reducción de ozono tiene que ver con el aumento en el uso de productos en aerosol. Esto está afectando al planeta.
Los productos en aerosol cuya etiqueta indique que no contaminan el ambiente son los únicos que se deben usar.
Muchas personas consideran que los productos en aerosol son de fácil manejo y útiles en la vida diaria. Sin embargo, los costos de su utilización son altos para el ambiente y la vida humana.

Con técnicas modernas, científicos han logrado producir un tipo de maíz modificado y diseñado para resistir a los herbicidas y que produce una sustancia tóxica que mata insectos que se alimentan de sus granos.
Algunas organizaciones en defensa del ambiente, como Greenpeace, organización mundial defensora de la naturaleza, consideran que los organismos creados así representan un riesgo para el ambiente, porque son productos nuevos en la naturaleza, no han pasado la prueba de la evolución y porque son resultado de procedimientos acerca de los cuales no hay suficiente información.

El maíz transgénico

En México, recientemente, la Secretaría de

Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, conocida como SAGARPA, admitió la importación de cientos de toneladas de maíz genéticamente modificado, también llamado transgénico, proveniente de Estados Unidos. Éste llegó mezclado con el no modificado, práctica regular de los exportadores de aquel país, a quienes ninguna ley obliga a separar y rotular las variedades transgénicas.

Varias organizaciones ecologistas, entre ellas Greenpeace, protestaron enérgicamente ante este hecho. Su temor es que el maíz transgénico “ponga en riesgo la salud de la población, la economía de millones de campesinos y la diversidad genética nacional del maíz”. La cuestión es delicada y no es fácil ponerse del lado de ninguna de las dos posturas.

Las plantas transgénicas son plantas a las que se les ha introducido material genético de otra especie mediante manipulaciones del ácido desoxirribonucleico o ADN que se encuentra en el núcleo de las células. De esta manera, se han creado plantas que resisten, por sí solas, el ataque de ciertas plagas y enfermedades, la aplicación de potentes herbicidas, o bien, tienen características apropiadas para su embalaje o maduran en un periodo determinado, de acuerdo con las necesidades del comercializador. En un futuro próximo se espera contar con plantas transgénicas que resistan las sequías y otras que tengan un mayor valor nutritivo. ¿Quién podría oponerse a esta maravilla creada por el ser humano?

En realidad, mucha gente. Y es que todas estas ventajas podrían representar riesgos importantes, algunos controlables, otros no.

Cuando los ecologistas temen por los riesgos para la salud que el nuevo maíz podría representar, se refieren a la posibilidad de que como resultado de la manipulación genética se produzcan en la planta sustancias alergénicas o tóxicas. Este riesgo se evita con análisis detallados de los componentes del maíz transgénico, que ya se realizan y permiten detectar, antes de la comercialización, si dichas sustancias están presentes.

En lo que se refiere al impacto social y económico que podría acarrear la introducción de maíz transgénico, éste sería similar al que ya tiene el uso de semillas mejoradas de maíz y otros cultivos (practicado en México desde hace 40 años), principalmente en lo que respecta a la dependencia que tiene el productor del proveedor de esas semillas. En el caso de la reciente importación de maíz, es necesario recalcar que el grano se compró exclusivamente para el consumo, no para la siembra. Pero supongamos que se importa maíz transgénico con el fin de sembrarlo, ¿qué pasaría?

El maíz que ha sido manipulado genéticamente puede ser resistente a algunas plagas o herbicidas. En el primer caso, el productor ahorraría en plaguicidas. En el segundo, la planta de maíz no se vería perjudicada con la aplicación de un potente herbicida para atacar las malezas, como sí puede ocurrir con la planta no modifica­da. Si bien éstas son ventajas importantes, el maíz transgénico requiere de más cuidados —no por ser transgénico, sino debido a que la manipula­ción genética se hace en variedades mejoradas (plantas que son resultado de numerosas cruzas entre distintas variedades)—, lo que implica una mayor inversión por parte del productor en irrigación, fertilizantes, etcétera, que pocos agricultores mexicanos están en condiciones de hacer.

Las plantas de maíz transgénico que son resistentes a herbicidas pueden generar otro problema: el ancestro silvestre del maíz, el teocintle, que se encuentra en abundancia en tierras mexicanas y muchos campesinos lo consideran mala hierba; existe el riesgo de que los genes que confieren esa resistencia al maíz transgénico ”salten”, se integren, al material genético del teocintle y lo hagan también resistente.

En cuanto a si las variedades transgénicas son una amenaza a la diversidad genética nacional del maíz, ésta sería la misma que representan las variedades mejoradas, cuyo cultivo ha ido desplazando a los maíces criollos; lo que el maíz transgénico podría hacer es mantener o exacerbar esta tendencia.

Las partes en conflicto tienen sus razones, una para importar y otras para protestar, por lo que es preciso ser cautelosos y no rechazar sin más los productos transgénicos, pero tampoco menospreciar a los ecologistas. En todo caso, debemos exigir estudios de impacto ambiental, social y económico para saber cómo, cuándo y dónde re­sulta conveniente adoptar estas complejas y novedosas formas de vida.

Con nuestra acción, hombres y mujeres participamos en los cambios de la naturaleza y la sociedad. Transformamos los objetos y aplicamos los principios de la naturaleza en la creación de inventos que nos ayudan a mejorar las condiciones en que vivimos y obtener comodidad, satisfacción y bienestar. Otros cambios que provocamos son resultado de la aplicación de la ciencia y la tecnología aunque, en ocasiones, las consecuencias son perjudiciales para la vida en el planeta.

Los cambios que provoca el ser humano tienen consecuencias en el ambiente y en sí mismo. Por consiguiente, el camino de la humanidad ha sido difícil, con aprendizajes, descubrimientos, adelantos tecnológicos, explicaciones y conocimiento científico de los fenómenos naturales, pero también con retrocesos, errores que se repiten, guerras en las que los inventos se aplican en forma negativa.

El siglo 20 pasará a la historia de la humanidad como el siglo de los enormes avances científicos y tecnológicos, pero también el de las grandes guerras.

La Primera Guerra Mundial fue un conflicto internacional ocurrido entre 1914 y 1918. Durante éste, Alemania, el Imperio austro-húngaro, Turquía y Bulgaria se enfrentaron a Francia, Gran Bretaña, Rusia, Bélgica, Serbia, Japón, Italia, Rumania, Estados Unidos, Grecia y Portugal, entre otros. En esta guerra, murieron aproximadamente nueve millones de personas y cambiaron las fronteras políticas europeas; se formaron nuevos países: Yugoslavia, Checoslovaquia, Polonia, Finlandia, Estonia, Lituania y Letonia, naciones que, a partir de esta guerra, proclamaron su independencia.

La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto que se vivió de 1939 a 1945. En su afán imperialista Alemania, Italia y Japón se enfrentaron con países aliados: Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y otros países. En esta guerra murieron más de 40 millones de personas, de los cuales seis millones fueron judíos exterminados en campos de concentración. Los avances de la ciencia y la tecnología fueron utilizados como parte de las técnicas militares para consumar el enfrentamiento armado.

Esta guerra determinó el reparto de Europa en dos grandes bloques: capitalismo y socialismo; así surgieron nuevas alianzas políticas y económicas. En Asia y África se aceleró la liberación de países que eran considerados colonias europeas. México participó como aliado en esta guerra con un grupo de pilotos llamado el Escuadrón 201.

Después de estas grandes guerras, han ocurrido cientos de conflictos entre muchos países y entre grupos al interior de distintas naciones. La necesidad del ser humano por conquistar otros territorios y tener más poder ha ido de la mano con los avances de la ciencia y la tecnología; sin embargo, esos inventos también nos han beneficiado. Por ejemplo, el radar utilizado para detectar submarinos durante la guerra se usa actualmente para localizar bancos de peces, lo que facilita la tarea de los pescadores. Algunos de los avances, resultado de la conquista espacial, también nos han sido útiles, como la producción de alimentos concentrados y de aparatos empleados en las comunicaciones.

Los organismos internacionales

La conciencia de que lo que sucede a los otros me afecta a mí es una característica de los pueblos, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial. La participación en los conflictos internacionales y la necesidad de tomar posturas y decisiones a favor o en contra de ciertos países que aparentemente no estaban involucrados, inició de manera importante la creación de organismos dedicados a lograr acuerdos, establecer normas de convivencia y, como meta importante lograr la paz mundial.

En 1945 se creó la Organización de las Naciones Unidas, la ONU, para lograr un orden mundial basado en la cooperación y acuerdo entre los países miembros. El nombre de Naciones Unidas se utilizó en la Segunda Guerra Mundial para designar a los países aliados contra Alemania, Italia y Japón; después se adoptó como denominación de la organización mundial que surgió del acuerdo entre los vencedores del conflicto.

La ONU es un organismo que, desde su constitución, ha vinculado a la comunidad mundial en la búsqueda de la paz y la cooperación económica, social y cultural. Sus objetivos no siempre se han cumplido, pero su participación en muchos campos de las relaciones internacionales ha contribuido a equilibrar un poco los efectos de la desigualdad económica entre los pueblos.

Uno de los principales objetivos de esta organización es la defensa de los derechos humanos, basada en la igualdad de derechos y la autodeterminación de los pueblos.

La ONU coordina algunos organismos especializados que son autóno­mos: el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, conocida como FAO, entre otros.

Coordina también en el campo social tres organismos de gran importancia: la Organización Internacional del Trabajo, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura también conocida como UNESCO y la Organización Mundial de la Salud.

En el caso de la educación, y en especial en la educación para personas jóvenes y adultas, la UNESCO cumple un papel importante, ya que esta educación, para la mayoría de los gobiernos, no es prioritaria; por esta razón y para evitar el olvido o la poca importancia que se le da, en 1997 se realizó la quinta Conferencia Internacional de Educación para Personas Jóvenes y Adultas, a la cual asistieron representantes de todos los países miembros, y por vez primera participaron en una reunión de estas características organizacio­nes no gubernamentales.

México estuvo presente en esta reunión. Cabe aclarar que es el único país de América Latina que cuenta con una institución nacional, el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), cuya función específica es la educación de las personas jóvenes y adultas. En la reunión se renovó el compromiso de atender prioritariamente a las personas jóvenes y adultas, particularmente mujeres e indígenas.

Se propuso la creación de nuevos modelos de educación acordes con las necesidades e intereses de las personas y que esta educación sea permanente para la vida y durante toda la vida. Las características de esta educación deben estar asociadas a los denominados cuatro pilares de la educación propuestos en el Informe Delors: aprender a aprender, aprender a hacer, aprender a ser y aprender a convivir durante toda la vida; este informe fue aprobado por todos los países.

Para los países de América Latina y el Caribe, el compromiso se asumió con la conciencia de que la educación debe estar vinculada con la superación de la pobreza.

Los programas educativos deben incorporar temáticas como la educa­ción ambiental, la salud, el trabajo, la educación de los hijos e hijas, derechos humanos, ciudadanía, valores democráticos, desarrollo local, etcétera; temáticas que permitan a la población reflexionar y actuar de manera consciente y organizada para elevar su calidad de vida.

La necesidad que tienen los distintos grupos de la sociedad para encontrar mejores formas para organizarse y dar respuesta a cuestiones que son de su interés, tanto nacionales como inter­nacionales, se ve reflejada en la gran cantidad de organizaciones no gubernamentales y asociaciones civiles que cada día tienen mayor presencia.

Algunas de estas organizaciones han logrado frenar acciones de grupos con intereses particulares. Su participación busca que se cumplan los derechos humanos, se evite el creciente deterioro ambiental y se protejan animales y plantas en peligro de extinción. En general, responden organizadamente ante situaciones de injusticia y marginación que sufren algunos sectores de la sociedad.

En los momentos difíciles que está viviendo la humanidad, la organización Ciudadanos sin Fronteras, dedicada a la cooperación y desarrollo de los pueblos en conflicto y a promover la paz entre los ciudadanos de todo el mundo sin distinción de clase, desempeña un papel importante, lo mismo que la Cruz Roja Internacional.

La organización de las personas en torno a problemas y necesidades comunes es una característica del ser humano.

La participación de cada uno de nosotros es muy importante para el logro de las acciones que proponen distintas organizaciones, gubernamentales o no gubernamentales. Sobre todo, de aquéllas encaminadas a crear conciencia acerca de la urgente necesidad de consolidar una convivencia universal, pacífica y duradera.

Greenpeace, la organización internacional, ha iniciado una campaña para crear en México un santuario de ballenas, ante la caza ilegal de éstas y el tráfico y comercio clandestinos de sus productos.

México firmó acuerdos internacionales para la protección de la ballena y en el artículo 420, fracción 1 del Código penal se especifican multas a quien de manera dolosa capture, dañe o prive de la vida a algún mamífero marino o comercialice cualquiera de sus productos.

Antes no teníamos tanta información sobre lo que ocurría en México y en otros países; no sabíamos la responsabilidad que tenemos cada uno de nosotros al no cuidar a la naturaleza, usar sin medida ciertos productos y contaminar el ambiente. Ahora, con los medios masivos de comunicación, las telecomunicaciones y el internet, el mundo está más comunicado; una ventaja de esto es que pueden conocerse acciones de diferentes países para cuidar el planeta.

En la actualidad, la lejanía entre países y continentes ha sido práctica-mente acortada, principalmente por el uso de los diferentes medios de comunicación y transporte que, a su vez, han apoyado y fortalecido el intercambio cultural, científico, tecnológico, económico, político y social.

En el espacio están girando, alrededor del planeta, cientos de satélites artificiales que han contribuido a la comunicación entre la población de diversos países; es por ellos que actualmente podemos conocer las noticias que ocurren al otro lado del planeta en cuestión de minutos o la trayectoria que tiene un huracán. También están en construcción estaciones espaciales que realizan actividades de investigación; sin embargo, estos satélites y estaciones tienen un límite de funcionamiento en el espacio, cuando ya no funcionan se precipitan a la Tierra, como fue el caso de la estación espacial rusa MIR que fue desintegrada el 23 de marzo de 2001.

La transformación social avanza a ritmos acelerados en los lugares más alejados, lo mismo que en las grandes ciudades; las normas de conducta, los valores, las tradiciones y las costumbres están cambiando.

Hay transformaciones lentas; el ser humano tardó cientos de años en crear herramientas para el trabajo del campo y actualmente siguen usándose herramientas muy parecidas a las de nuestros antepasados.

Los cambios que producimos, también son consecuencia de actos negativos, como las guerras y el ansia de poder. Ante algunos problemas provocados por la irresponsabilidad y la actitud intransigente de representantes gubernamentales, es necesario que la sociedad civil se organice y participe en acciones que demanden el cumplimiento del derecho universal para lograr mejores condiciones de vida.

La organización de los ciudadanos es necesaria para orientar nuestros esfuerzos hacia el logro de este derecho, sin lesionar la vida del planeta. Valoremos los avances alcanzados por la humanidad, pero seamos críticos sobre aquellas situaciones donde estamos influyendo negativamente, para estar en posibilidad, no sólo de imaginar, sino de crear mejores condiciones de vida en la sociedad.

Los cambios que se han dado en la actualidad, gracias a los avances científicos y tecnológicos, también exigen responsabilidad en relación con los desechos que de ellos se generan. Es necesario formular propuestas para evitar la contaminación ambiental y el cuidado del planeta en el que habitamos todos.