Tema 4. Mejoramos nuestra comunicación

En este tema:
Reconocerás la utilidad de organizar y preparar un debate, a fin de mejorar tu comunicación en público.

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Noticias
CIENCIAS
Encabezado: El debate sobre el aborto, una exigencia mínima
Muchos médicos tienen la tendencia a decir que el problema del aborto es un asunto exclusivamente médico. A los filósofos nos gusta insistir en que el problema es fundamentalmente filosófico. El problema que nos ocupa hoy, por lo menos en primera instancia, no es ni médico ni filosófico, sino legal. Como médicos y filósofos podemos proporcionar datos y argumentos que contribuyan a que la Suprema Corte de Justicia de la Nación tome la decisión correcta.

Realiza el ejercicio 26 de la Unidad 4, que aparece enseguida.

Unidad 4. Ejercicio 26

Reflexiona.

Un debate es una discusión ordenada sobre un tema, en la que se confrontan opiniones y se defiende la opinión propia con argumentos. Pueden intervenir dos o más personas.

Recuerda alguna situación en la que hayas tenido que debatir sobre un tema y contesta las siguientes preguntas.

¿Cuál fue la situación?

¿Con quién debatiste?

¿Sobre qué tema debatiste?

¿Cuáles fueron los argumentos?


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Los debates formales requieren que los participantes conozcan suficientemente el tema a tratar, para que los argumentos sean sólidos. Además, es indispensable la planeación del debate, que debe incluir los siguientes pasos:

1. Escoger el tema y delimitarlo.
2. Preparar la información.
3. Elegir a un moderador.
4. Preparar el debate.

Organiza un debate sobre algún tema que despierte opiniones encontradas. Invita a dos o tres personas a participar y planeen el debate.

Realiza el ejercicio 27 de la Unidad 4, que aparece enseguida.

Unidad 4. Ejercicio 27

Para realizar el debate, proponemos que escuchen el mismo texto.

Escucha el siguiente audio titulado 'La muerte tiene permiso'.

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La muerte tiene permiso
Locutor 2:
Reflexiona:
• ¿De qué crees que se hablará en esta historia?

Locutor 1:
Sobre el estrado, los ingenieros conversan, ríen. Se golpean unos a otros con bromas incisivas. Sueltan chistes gruesos cuyo clímax es siempre áspero. Poco a poco su atención se concentra en el auditorio. Dejan de recordar la última juerga, las intimidades de la muchacha que debutó en la casa de recreo a la que son asiduos. El tema de su charla son ahora esos hombres, ejidatarios congregados en una asamblea y que están ahí abajo, frente a ellos.

Locutor 2:
Reflexiona:
• ¿Cómo imaginas que es el ambiente que se da en este lugar?
• ¿Cómo se encuentran los concurrentes?

Locutor 1:
—Sí, debemos redimirlos. Hay que incorporarlos a nuestra civilización, limpiándolos por fuera y enseñándolos a ser sucios por dentro…

—Es usted un escéptico, ingeniero. Además, pone usted en tela de juicio nuestros esfuerzos, los de la Revolución.

—¡Bah! Todo es inútil. Estos jijos son irredimibles. Están podridos en alcohol, en ignorancia. De nada ha servido repartirles tierras.

—Usted es un superficial, un derrotista, compañero. Nosotros tenemos la culpa. Les hemos dado las tierras, ¿y qué? Estamos ya muy satisfechos. Y el crédito, los abonos, una nueva técnica agrícola, maquinaria, ¿van a inventar ellos todo esto?

El presidente, mientras se atusa los enhiestos bigotes, acariciada asta por lo que iza sus dedos con fruición, observa tras sus gafas, inmune al floreteo de los ingenieros. Cuando el olor animal, terrestre, picante, de quienes se acomodan en las bancas, cosquillea su olfato, saca un paliacate y se suena las narices ruidosamente. Él también fue un hombre de campo. Pero hace ya mucho tiempo. Ahora, de aquello, la ciudad y su posición, sólo le han dejado el pañuelo y la rugosidad de sus manos.

Los de abajo se sientan con solemnidad, con el recogimiento del hombre campesino que penetra en un recinto cerrado: la asamblea o el templo. Hablan parcamente y las palabras que cambian dicen de cosechas, de lluvias, de animales, de créditos. Muchos llevan sus itacates al hombro, cartucheras para combatir el hambre. Algunos fuman, sosegadamente, sin prisa, con los cigarrillos como si les hubieran crecido en la propia mano.

Otros, de pie, recargados en los muros laterales, con los brazos cruzados sobre el pecho, hacen una tranquila guardia.

El presidente agita la campanita y su retintín diluye los murmullos.

Primero empiezan los ingenieros. Hablan de los problemas agrarios, de la necesidad de incrementar la producción, de mejorar los cultivos. Prometen ayuda a los ejidatarios, los estimulan a plantear sus necesidades.

—Queremos ayudarlos, pueden confiar en nosotros.

Locutor 2:
Reflexiona:
* ¿Cómo es la actitud de los ingenieros para con los campesinos?
* ¿Qué piensan los campesinos de lo que les dicen?
* ¿Cuáles son los modales que emplean los ingenieros para tratar de convencer a los campesinos?

Locutor 1:
Ahora, el turno es para los de abajo. El presidente los invita a exponer sus asuntos. Una mano se alza, tímida. Otras la siguen. Van hablando de sus cosas: el agua, el cacique, el crédito, la escuela.

Unos son directos, precisos; otros se enredan, no atinan a expresarse. Se rascan la cabeza y vuelven el rostro a buscar lo que iban a decir, como si la idea se les hubiera escondido en algún rincón, en los ojos de un compañero o arriba, donde cuelga el candil.

Allí, en un grupo, hay cuchicheos. Son todos del mismo pueblo. Les preocupa algo grave. Se consultan unos a otros: consideran quién es el que debe tomar la palabra.

—Yo crioque Jilipe: sabe mucho…

—Ora, tú, Juan, tú hablaste aquella vez…

No hay unanimidad. Los aludidos esperan ser empujados. Un viejo, quiza el patriarca, decide:

—Pos que le toque a Sacramento…

Sacramento espera.

—Ándale, levanta la mano…

Sobre el bosque de hirsutas cabezas pueden verse los cinco dedos morenos, terrosos. La mano se alza, pero no la ve el presidente.

Otras son más visibles y ganan el turno. Sacramento escudriña al viejo. Uno, muy joven, levanta la suya, bien alta. La mano es descubierta por el presidente. La palabra está concedida.

—Órale, párate.

La mano baja cuando Sacramento se pone en pie. Trata de hallarle sitio al sombrero. El sombrero se transforma en un ancho estorbo, crece, no cabe en ningún lado. Sacramento se queda con él en las manos. En la mesa hay señales de impaciencia. La voz del presidente salta, autoritaria, conminativa:

—A ver ése que pidió la palabra, lo estamos esperando.

Sacramento prende sus ojos en el ingeniero que se halla a un extremo de la mesa. Parece que sólo va a dirigirse a él; que los demás han desaparecido y han quedado únicamente ellos dos en la sala.

—Quiero hablar por los de San Juan de las Manzanas. Traimos una queja contra el Presidente Municipal que nos hace mucha guerra y ya no lo aguantamos. Primero les quitó sus tierras a Felipe Pérez y a Juan Hernández, porque colindaba con las suyas. Telegrafiamos a México y ni nos contestaron. Hablamos los de la congregación y pensamos que era bueno ir al Agrario, pa’ la restitución. Pos de nada valieron las vueltas ni los papeles, que las tierritas se le quedaron al Presidente Municipal.

Sacramento habla sin que se alteren sus facciones. Pudiera creerse que reza una vieja oración, de la que sabe muy bien el principio y el fin.

Locutor 1:
Reflexiona:
* ¿Cómo se muestra Sacramento ante los demás?
* ¿Cómo imaginas que es el semblante del ingeniero a quien está comentando los problemas?
* ¿Cuál crees que será la reacción del ingeniero al escuchar lo que dice Sacramento?

Locutor 1:
—Pos nada, que como nos vio con rencor, nos acusó quesque por revoltosos. Que parecía que nosotros le habíamos quitado sus tierras. Se nos vino entonces con eso de las cuentas; lo de los préstamos, siñor, que dizque andábamos atrasados. Y el agente era de su mal parecer, que teníamos que pagar hartos intereses.

Crecencio, el que vive por la loma, por ai donde está el aguaje y que le intelige a eso de los números, pos hizo las cuentas y no era verdá: nos querían cobrar de más. Pero el Presidente Municipal trajo unos señores de México, que con muchos poderes y que si no pagábamos nos quitaban las tierras. Pos como quien dice, nos cobró a la fuerza lo que no debíamos…

Sacramento habla sin énfasis, sin pausas premeditadas. Es como si estuviera arando la tierra. Sus palabras caen como granos al sembrar.

—Pos luego lo de m’ijo señor. Se encorajinó el muchacho. Si viera usté que a mí me dio mala idea. Yo lo quise detener. Había tomado y se le enturbió la cabeza. De nada valió mi respeto. Se fue a buscar al Presidente Municipal, pa’ reclamarle… Lo mataron a la mala, que dizque se andaba robando una vaca del Presidente Municipal. Me lo devolvieron difunto, con la cara destrozada…

La nuez de la garganta de Sacramento ha temblado. Sólo eso. Él continúa de pie, como un árbol que afianzado sus raíces. Nada más. Todavía clava su mirada en el ingeniero, el mismo que se halla al extremo de la mesa.

—Luego, lo del agua. Como hay poca, porque hubo malas lluvias, el Presidente Municipal cerró el canal. Y como se iban a secar las milpas y la congregación iba a pasar mal año, fuimos a buscarlo; que nos diera tantita agua, siñor, pa’ nuestras siembras. Y nos atendió con malas razones, que por nada se amuina con nosotros. No se bajó de su mula, pa’ perjudicarnos…

Una mano jala el brazo de Sacramento. Uno de sus compañeros le indica algo. La voz de Sacramento es lo único que resuena en el recinto.

—Si todo esto fuera poco, que lo del agua, gracias a la Virgencita hubo más lluvias y medio salvamos las cosechas, está lo del sábado.

Salió el Presidente Municipal con los suyos, que son gente mala y nos robaron dos muchachas: a Lupita, la que se iba a casar con Herminio, y a la hija de Crescencio. Como nos tomaron desprevenidos, que andábamos en la faena, no pudimos evitarlo. Se las llevaron a la fuerza al monte y ai las dejaron tiradas. Cuando regresaron las muchachas, en muy malas condiciones, porque hasta de golpes les dieron, ni siquiera tuvimos que preguntar nada. Y se alborotó la gente de a de veras, que ya nos cansamos de estar a merced de tan mala autoridad.

Por primera vez, la voz de Sacramento vibró. En ella latió una amenaza, un odio, una decisión ominosa.

—Y como nadie nos hace caso, que a todas las autoridades hemos visto y pos no sabemos dónde andará la justicia, queremos tomar aquí providencias. A ustedes —y Sacramento recorrió ahora a cada ingeniero con la mirada y la detuvo ante quien presidía—, que nos prometen ayudarnos, les pedimos su gracia para castigar al Presidente Municipal de San Juan de las Manzanas. Solicitamos su venia para hacernos justicia por nuestra propia mano…

Todos los ojos auscultan a los que están en el estrado. El presidente y los ingenieros, mudos, se miran entre sí. Discuten al fin.

—Es absurdo, no podemos sancionar esta inconcebible petición.

—No, compañero, no es absurda. Absurdo sería dejar este asunto en manos de quienes no han hecho nada, de quienes han desoído esas voces. Sería cobardía esperar a que nuestra justicia hiciera justicia, ellos ya no creerán nunca más en nosotros. Prefiero solidarizarme con estos hombres, con su justicia primitiva, pero justicia al fin; asumir con ellos la responsabilidad que me toque. Por mí, no nos queda sino concederles lo que piden.

—Pero somos civilizados, tenemos instituciones; no podemos hacerlas a un lado.

—Sería justificar la barbarie, los actos fuera de la ley.

—¿Y qué peores actos fuera de la ley que los que ellos denuncian? Si a nosotros nos hubieran ofendido como los han ofendido a ellos; si a nosotros nos hubieran causado menos daños que los que les han hecho padecer, ya hubiéramos matado, ya hubiéramos olvidado una justicia que no interviene. Yo exijo que se someta a votación la propuesta.

—Yo pienso como usted, compañero.

—Pero estos tipos son muy ladinos, habría que averiguar la verdad.

Además, no tenemos autoridad para conceder una petición como esta.

Locutor 2:
Reflexiona:
• ¿Cómo crees que está el ambiente en este momento de la historia?

Locutor 1:
Ahora interviene el presidente. Surge en él el hombre de campo.

Su voz es inapelable.

—Será la asamblea la que decida. Yo asumo la responsabilidad.

Se dirige al auditorio. Su voz es una voz campesina, la misma voz que debe haber hablado allá en el monte, confundida con la tierra, con los suyos.

—Se pone a votación la proposición de los compañeros de San Juan de las Manzanas. Los que estén de acuerdo en que se les dé permiso para matar al Presidente Municipal, que levanten la mano…

Todos los brazos se tienden a lo alto. También las de los ingenieros. No hay una sola mano que no esté arriba, categóricamente aprobando. Cada dedo señala la muerte inmediata, directa.

—La asamblea da permiso a los de San Juan de las Manzanas para lo que solicitan.

Sacramento, que ha permanecido en pie, con calma, termina de hablar. No hay alegría ni dolor en lo que dice. Su expresión es sencilla, simple.

—Pos muchas gracias por el permiso, porque como nadie nos hacía caso, desde ayer el Presidente Municipal de San Juan de las Manzanas está difunto.

Locutor 2:
Este texto, “La muerte tiene permiso”, es de Edmundo Valadés, y fue publicado en Cuentos y relatos mexicanos, por Promotora de Ediciones y Publicaciones, S. A., México, 1974, pp. 127-135.

Reflexiona
• ¿Cómo te imaginaste el final?


Después de haber escuchado el cuento de Emilio Valadés, con tus compañeros, haz un resumen que contenga:

Escribe tu resumen.

Elijan un moderador, el cual deberá realizar las siguientes funciones:


Para terminar de planear el debate, prepara tus argumentos sobre estas preguntas:

Con esta información, completa lo siguiente.

Nombre del tema:

Personas que participarán en el debate:

Nombre del moderador:

Preparación de mi posición:

Muestra a tu asesor la planeación del debate y coméntenlo.

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Estas son algunas recomendaciones que se deben tomar en cuenta para el debate son:

* El debate dirigido puede lograr buenos resultados en sesiones de 45 a 60 minutos.
* No conviene que los participantes tomen notas escritas, pues esto distrae su atención del debate.
* Deben evitarse las preguntas que puedan contestarse con un "sí” o un "no”, pues no contribuyen al debate.

El moderador deberá:

* Presentar a los participantes.
* Plantear el momento inicial de la discusión y permitir que cada uno exprese su punto de vista.
* Realizar el planteamiento de preguntas para que los participantes argumenten y defiendan su opinión.
* Guiar la discusión tomando en cuenta las recomendaciones revisadas durante la planeación del debate.

Antes de terminar el debate se presentan las conclusiones, para lo cual el moderador deberá:

* Dar la palabra a cada participante para que resuma sus ideas después de realizar la discusión.
* Hacer un recuento de las ideas principales de la discusión y las conclusiones finales.

Realiza el ejercicio 28 de la Unidad 4, que aparece enseguida.

Unidad 4. Ejercicio 28

Organícense y lleven a cabo el debate. Al terminar, respondan estas preguntas.

¿Qué tan útil fue tener información sobre el debate?

¿Cómo fue la intervención de cada participante?

Hagamos una práctica más. Ahora imagina que el problema es la falta del cuidado del agua en tu localidad.

Contesta lo siguiente.

¿Qué harías para resolver el problema?

Si decidieras hablar en público, ¿qué personas estarían en tu plática?

¿Qué recursos utilizarías para apoyarte y hablar con las personas?

Algunos elementos que sirven de apoyo son: imágenes, frases e ideas, para que no se nos olvide lo que queremos decir.

Contesta.

¿En dónde buscarías información que te sirva de apoyo?


¿Cuál es tu posición frente al problema del agua?

Algunos lugares donde puedes buscar información son: internet, entrevistas a personas, folletos, entre muchas otras fuentes.

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Es importante que tengas en cuenta que no es lo más indicado escribir en el cartel o el folleto todo lo que vas a decir a las personas que te escucharán. Lo más recomendable es usar frases cortas que te permitan recordar lo que les quieres decir, por ejemplo, "¡Cuidado, el agua se agota!”, "Y si se acaba el agua, ¿tú qué harías?”.
Si las frases anteriores las acompañas de imágenes interesantes y relacionadas con lo que estás diciendo, es seguro que las personas no olvidarán lo que digas durante el debate.


Escucha el siguiente audio.

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Hablamos para participar en la comunidad
Julia y Roberto participan como voluntarios en el centro de salud. Fueron comisionados para informar a la población las medidas de higiene que deben considerar para prevenir enfermedades respiratorias. El médico les pidió que organizaran varios grupos para convencer a las personas a participar en esta campaña de salud y les comentó que, debido al empeño y conocimiento que tienen respecto del tema, los invita para que también ellos den pláticas. Además contarán con folletos y carteles informativos que orientarán el desarrollo de su plática.

Ellos están preocupados porque piensan que es difícil hablar ante un grupo numeroso de personas. Roberto dice que él se pone muy nervioso y a veces tartamudea.

Reflexiona:
* ¿Has estado en alguna situación similar a la de Julia?
* ¿Qué dificultades enfrentaste cuando hablaste ante un grupo numeroso de personas?

Realiza el ejercicio 29 de la Unidad 4, que aparece enseguida.

Unidad 4. Ejercicio 29

Cuando te encuentras frente a las siguientes situaciones, ¿qué te pasa?
Selecciona la respuesta que consideres adecuada.

1. Me pongo nervioso y no sé por dónde empezar.


2. Se me olvida lo que pensaba decirles.


3. Creo que la gente se va a reir de mí.


4. Me empiezan a sudar las manos.


5. Me dan ganas de salir corriendo, cuando veo que me están viendo.


6. No sé qué opina la gente de lo que yo dije en la reunión.


7. Al terminar la reunión me acuerdo de muchas cosas que olvidé decirles.


8. Después de concluir la reunión, siento que todo estuvo mal.


Si contestaste sí a varias preguntas, no te preocupes; todos los que hablan frente a un público empezaron sintiéndose como tú. Hay un refrán que dice: “La práctica hace al maestro”.

Escucha el siguiente audio titulado 'Tengo un sueño'.

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Contesta.

¿Qué recursos utiliza el orador para atraer la atención de quienes lo escuchan?


¿Cómo reaccionaba la gente con sus movimientos o con el cambio de tono de voz?


Escucha el audio que aparece enseguida.

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Escucha las siguientes sugerencias que te ayudarán en tus presentaciones orales frente a una o más personas.

* Piensa que no hay nada que temer, porque los demás también saben que es difícil hablar en público y estarán orgullosos de que tú tengas el valor de hacerlo.
* Respira profundamente si tu cuerpo tiembla o sientes mucha ansiedad. Hazlo cuantas veces sea necesario.
* Procura hablar sin prisa, utilizando un tono de voz adecuado para las circunstancias. Si el espacio es pequeño, con el volumen natural de la voz será suficiente, pero si el espacio es amplio, tendrás que elevar el volumen para que todos puedan escucharte.
* Dirígete al grupo en general.
* Evita meter las manos a los bolsillos o colocarlas en la espalda, ya que esas expresiones corporales demuestran inseguridad o miedo.
* Pregunta si tienen alguna duda o algo no ha quedado claro.
* Usa un lenguaje cordial y sé siempre amable.


Realiza el ejercicio 30 de la Unidad 4, que aparece enseguida.

Unidad 4. Ejercicio 30

Expón un tema ante tu asesor y los compañeros del Círculo de estudio, considerando las recomendaciones anteriores.

Al finalizar, hablen de la presentación y escuchen las recomendaciones para mejorar.

Escribe aquí las sugerencias que te parecieron más importantes.

Contesta la autoevaluación de esta unidad.

Autoevaluación de la unidad 4

Tu desempeño
Selecciona las respuestas que consideres adecuadas.

1. ¿Cómo me sentí al estudiar esta unidad?


2. ¿Cuáles actividades me gustaron más?



3. ¿Cuáles actividades me costó trabajo realizar?



Tu aprendizaje
Selecciona la respuesta correcta en cada caso.

1. Son medios de comunicación colectiva impresos.



2. Las siguientes son funciones de los medios de comunicación colectiva:



3. Es un sistema que transmite a distancia, por línea telefónica, escritos ortográficos.



4. Es un listado con nombre, dirección y teléfono de las personas, oficinas de gobierno, embajadas.



5. Sirve para transportar documentos escritos y pequeños paquetes alrededor del mundo.



6. Medio de comunicación oral a distancia que permite comunicarse a cualquier lugar.



7. Servicio de mensajería que permite el envío de textos, video, archivos e imágenes.



8. Mensaje escrito con el que conversas con una persona y tiene respuesta de inmediato.



9. Inicio de la carta y da la pauta para presentar la información.



10. Pasos por seguir para preparar un debate.


¡Felicidades, has finalizado el curso!.