El Instituto Nacional de Ciencias Penales (G) reunió una serie de cartas escritas por especialistas, académicos, funcionarios, legisladores, jueces y otras personas, dirigidas a jóvenes que eligieron servir a la sociedad como agentes del Ministerio Público. El libro en el que están reunidas se titula Cartas a un joven agente del Ministerio Público (INACIPE, México, 2003). A continuación se presentan algunas de esas cartas. Gerardo Laveaga, Director del Instituto Nacional de Ciencias Penales, dirigió las siguientes palabras a una joven agente del Ministerio Público: Querida Olga: […] (El papel del Ministerio Público), desde luego, es representar a la sociedad; dar un rostro humano a la justicia: aconsejar, orientar, hablar por los que no tienen voz, oponerse a las arbitrariedades. Pero más allá de los discursos y de las frases poéticas, esta representación se consigue, principalmente, haciendo valer la ley ante los tribunales respecto de un caso concreto. Y en este proceso, tu papel es, lisa y llanamente (G), aportar las pruebas de la culpabilidad de aquéllos que han dañado a la sociedad. Si lo haces bien, si como lo he escrito, pones en esto todo tu talento y toda tu energía, independientemente del resultado, tendrás la certeza de que eres una buena agente del Ministerio Público…
Juan González Alpuche, Presidente de la Asociación Nacional de Abogados, dirigió las siguientes palabras a un joven agente del Ministerio Público. Muy estimado agente del Ministerio Público de la Federación: […] Usted ha optado (G) por seguir una de las carreras más difíciles dentro del servicio público de nuestro país. Le felicito por su valentía y por el compromiso que acaba de adquirir con el pueblo de México. Lograr que la procuración de justicia sea eficaz, eficiente, pero sobre todo honesta, es, sin duda, uno de los clamores más sentidos (G) de nuestros conciudadanos… […] Como podrá apreciar, no es poca cosa lo que se espera de usted al desempeñar tan delicadas funciones. Recuerde que, ante todo, es un representante de la sociedad y de sus intereses; que se le ha instruido para que lleve ante los tribunales a aquéllos que, a través del delito, lesionan la convivencia armónica de los habitantes del país; que su recto proceder será fundamental en la salvaguarda (G) de los derechos humanos y en el mantenimiento de la estabilidad de las instituciones democráticas; que usted puede ser la única esperanza de miles de niños, enfermos, incapaces o de personas que, por sí mismas, no pueden hacer valer sus derechos. […] Sin duda la parte más demandante y angustiante de su trabajo será perseguir a los delincuentes. Devuelva el debido valor y prestigio a esta actividad. Conviértase en verdadero investigador, y no en buscador de culpables. Ante todo recabe pruebas, vestigios (G) , indicios (G), medios de convicción (G) que le permitan conocer, en la medida de lo posible, la verdad de los hechos en la investigación criminal. Es preferible tener culpables en la calle que inocentes en prisión… […] El combate a la delincuencia le demandará firmeza en su actuación, pero no confunda esta virtud con el abuso de poder, ni con el empleo ilegítimo de la fuerza. Los criminales son también seres humanos y por ese solo hecho merecen respeto. […]. Así como usted tiene el deber de no violar los derechos humanos del delincuente, el orden jurídico mexicano le impone un doble compromiso respecto de las víctimas y ofendidos… Por un lado, deberá asegurarse de que no se conculquen (G) aún más los derechos de estas personas y, por otro, está obligado a pedir que se les repare el daño causado por el ilícito penal (G). Luis Madrigal Pereyra, Coordinador de la Comisión de Derecho Penal de la Barra Mexicana, Colegio de Abogados, A. C., escribió lo siguiente para el joven agente del Ministerio Público: Tu labor, jamás lo olvides, es investigar la conducta de las personas, las causas de su actuar y las circunstancias de ejecución (del delito). Insisto: tu labor es investigar, y no tomar la comodidad de esperar a que la víctima de un delito te aporte todas las pruebas; piensa en que estás para servirle, y no para servirte de tu cargo. Recuerda que quienes te rodean, al igual que tú, pueden ser víctimas de un delito y en la medida en que tú procures justicia, en esa misma medida te dignificas (G) ante tu familia y ante la sociedad. Claus Von Wobeser, Presidente de la Barra Mexicana, Colegio de Abogados, A. C., dirigió las siguientes palabras a un joven agente del Ministerio Público: […] No debemos olvidar bajo ninguna circunstancia que la actividad continua del Ministerio Público tiene una implicación (G) directa y necesaria con seres humanos, ya sean éstos presuntos delincuentes o víctimas. Con los primeros bien haremos en aplicar el Derecho con justicia, con las segundas, debemos además mirar el impacto (G) que el delito les ha causado; la sensibilidad del Ministerio Público en estos casos debe ser enorme, a fin de que la reparación del daño sea lo más completa posible.
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