
El fenómeno de la violencia tiene muchas
causas. Diferentes estudiosos del tema opinan que la violencia la ejercemos
para sobrevivir, como ocurre en los animales que la manifiestan cuando
su vida está en peligro. Pero la mayoría de las investigaciones
realizadas comprueban que es la sociedad la que regularmente propicia
la agresividad de las personas, lo que muchas veces se convierte en violencia.
En nuestro país y en el mundo la violencia
ha aumentado en estos últimos años y cada vez es más
difícil de resolver. Existen varios elementos que han favorecido
su crecimiento.
La crisis económica mundial y la del país,
ha tenido como una de sus consecuencias más importantes la falta
de oportunidades de empleo, de educación y sobre todo de un desarrollo
personal, creando en muchas personas una gran desesperanza y frustración.

Los medios de comunicación como la televisión,
la radio, el cine y los periódicos, transmiten una serie de programas
y de historias que, sin darnos cuenta nos han acostumbrado a ver a la
violencia como algo "natural". Hace años no veíamos
con tanta frecuencia películas, anuncios o programas tan violentos
como ahora. Muchos mensajes de estos medios, presentan a la violencia
como una manera de solucionar los problemas, sin dar otro tipo de alternativas.

Un mexicano de quince años de edad ha visto 7,300 crímenes
en la televisión, y el 67% de los programas que más se ven
contienen alguna escena violenta.
LA CORRUPCION Y EL ABUSO DEL PODER DE ALGUNAS AUTORIDADES,
LEJOS DE PREVENIR LA DELINCUENCIA GENERAN MÁS VIOLENCIA, Y SE HA
LLEGADO HASTA EL PUNTO DE QUE AUTORIDADES Y DELINCUENTES EN OCASIONES
"TRABAJAN" JUNTOS REALIZANDO ACTOS VANDÁLICOS. ESTO PROVOCA
EL AUMENTO DE LAS BANDAS ORGANIZADAS QUE SE DEDICAN AL ROBO COMO UNA "FORMA
DE VIDA". EN LA POBLACIÓN SE CREA UNA GRAN DESCONFIANZA HACIA
LAS AUTORIDADES ENCARGADAS DE VIGILAR LA LEY Y CASTIGAR EL DELITO.

Otro problema que se ha agravado a nivel nacional
e internacional es el tráfico de drogas, que genera a su alrededor
acciones de violencia y un clima de inseguridad para la población.
Todos estos problemas no sólo suceden en
las grandes ciudades. De una manera u otra la violencia también
ha aumentado en las zonas rurales y en las comunidades indígenas;
ahí la ejercen entre otros, los caciques, que cuando ven afectados
sus intereses económicos o políticos, en muchas ocasiones
imponen su fuerza violentando los derechos humanos. También ocurren
asesinatos, pleitos por la tierra, venganzas familiares, etc.
Cuando la violencia gana terreno en todos los niveles de nuestra sociedad,
perdemos tranquilidad, seguridad, confianza para caminar y jugar por nuestras
calles y caminos. Con mayor frecuencia nos vemos envueltos -voluntaria
o involuntariamente- en actos violentos como detenciones injustificadas,
pleitos entre grupos por el poder territorial o político, abuso
de algunos policías, peleas callejeras entre personas o grupos;
robos en el metro, autobús, parques, calles, veredas y, en casos
extremos, violaciones o abuso sexual.

La violencia ha penetrado también en un espacio muy importante
en la vida de las personas como es la familia. Si alguno de sus integrantes,
abusando de su fuerza, de su autoridad, o de cualquier otro poder que
tenga, atenta contra la integridad física o la tranquilidad emocional
de uno o de varios de sus miembros, nos encontramos frente a la violencia
intrafamiliar.

La violencia intrafamiliar puede consistir en agresiones físicas
como golpes, lesiones, tocamientos o actos sexuales forzados; en agresiones
verbales como insultos, ofensas, descalificaciones, humillaciones, amenazas;
en abandono, que consiste en no dar los cuidados que requiere cada miembro
de la familia, o en no dar afecto, y finalmente en cualquier otra conducta
que cause un daño físico o emocional.
Cuando esto nos sucede experimentamos sentimientos
de rabia, coraje, tristeza, miedo, impotencia. No sabemos qué hacer
con lo que sentimos y predomina el deseo de venganza y de responder con
más violencia. También sucede que recurrimos a la indiferencia,
el olvido, creemos como en una fantasía, que la violencia no nos
va a tocar, que mientras exista fuera de nuestras casas no hay problema.
Y nos sumergimos en un individualismo que nos va transformando en seres
humanos insensibles. No nos importa que agredan o lesionen a otros mientras
no nos afecte a nosotros, o a nuestros seres queridos.
|