::Opinión::
Intolerable rezago
Roger
Díaz de Cossio
Por considerarlo de interés general ::enForma:: reproduce el artículo
de Roger Díaz de Cossío llamada Intolerable Rezago, publicado
en el periódico Universal el 28 de marzo del presente.
Un sexenio más se aproxima a su fin y seguimos con un tercio de
la población del país en rezago educativo, es decir, con
35 millones de hombres y mujeres, mayores de 15 años, que no han
terminado la secundaria o la primaria, o son analfabetas. No hay indicador
más terrible de subdesarrollo, no lo debemos tolerar porque aquí
sí sabemos cómo hacerle.
Los "cómos" son muy claros. Tenemos la organización
y los sistemas pedagógicos. Nos faltan los recursos económicos
porque nunca ha habido voluntad política para resolver el problema,
ni por parte de la Federación y menos por parte de los gobiernos
de los estados. Los adultos en rezago no son clientela que demande. Parece
que no se le da importancia al problema cuando, si no comenzamos a resolverlo,
siempre seremos un país atrasado, el patio trasero de Estados Unidos.
En el rezago educativo se encuentran los sectores más pobres de
nuestra población. Los indígenas, los campesinos de autoconsumo,
los miembros del programa Oportunidades (con la beca se logra que los
niños vayan a la escuela, pero no se educa a los padres), las domésticas,
los habitantes de las zonas marginadas de las ciudades. En otras palabras,
rezago y pobreza están íntimamente vinculados. Combatir
el rezago es combatir la pobreza. Dentro del rezago, los analfabetas son
los que tienen menos importancia. Ya son pocos y casi todos mayores de
40 años. En ellos, sólo en ellos, se ha invertido en costosas
y piadosas campañas de alfabetización que no han tenido
el menor resultado. La habilidad de leer y escribir se puede adquirir
en seis meses, pero si no se practica en los siguientes seis meses, se
pierde por desuso.
China e India son potencias porque tienen unos 300 millones de educados,
pero tardarán décadas y décadas en ser países
justos para todos sus habitantes. A cada uno le quedan más de mil
millones de habitantes pobres e ineducados. Nosotros, por el contrario,
tenemos la oportunidad de ser justos y de aspirar a que todos los mexicanos
tengan un mínimo adecuado de bienestar. Para esto basta con que
empecemos a reducir el rezago educativo. Al hacerlo nos volveremos más
productivos y competitivos. Cuando educamos a un niño, sabemos
que lo que aprenda lo va a aplicar años después, como adulto.
Cuando educamos a un adulto sabemos que lo que aprenda hoy en la tarde
lo aplicará mañana en la mañana.
Al
principio fue por cobertura, pero el rezago ahora se origina en la ineficiencia
del sistema de educación básica. Cada año cumplen
15 años unos 800 mil adolescentes sin haber terminado la secundaria
o la primaria porque se salieron antes de la escuela. Cada año
también se mueren los viejos. Así, en pocos números
simplificados, si no logramos que medio millón de personas adultas
mayores de 15 años acrediten cada año la secundaria, el
rezago seguirá aumentando anualmente. Durante los últimos
tiempos el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos,
INEA, ha tenido recursos para otorgar unos 300 mil certificados de secundaria.
O sea que cada año el rezago aumenta en ¡200 mil personas!
Ahora
quiero hablar un poco de los "cómos". Desde la década
de los años 70 se empezó a formular la idea de rezago educativo
y a proponer maneras para combatirlo. En 1981 se fundó el INEA
como institución federal exclusivamente dedicada a la educación
de los adultos. Y en los últimos años se desarrolló
un sistema excelente de libros para adultos. Los libros se van estudiando
y acreditando, hasta que se acumulan suficientes para un certificado de
primaria o secundaria.
En cada estado de la República existe un instituto estatal de educación
de adultos que sólo aplica los escasos fondos que le manda la Federación
cada año. Es fundamental que los gobiernos estatales apoyen con
fuerza y generosidad a sus institutos. Hasta ahora ninguno lo hace. Hay
estados donde el problema es mayor que en otros. Los estados del norte
tienen mejores indicadores de rezago, aunque éste sigue siendo
enorme en cada uno de ellos. El mayor rezago en números absolutos,
millones y millones de personas, lo tiene el estado de México y
los peores indicadores están en el sur, en Oaxaca, Chiapas y Guerrero.
Ahora parece que gracias a un acuerdo maravilloso expedido por Miguel
Limón, el famoso 286, va a poderse acreditar la secundaria mediante
examen que está preparando el Ceneval para que se aplique a mayores
de 15 años que demuestren haber terminado la primaria. Esta es
una nueva avenida prometedora que, si se aplica con inteligencia y entusiasmo,
podrá contribuir a la reducción del rezago de maneras significativas.
Desde hace años se dedica a la educación de los adultos
no más de 1% del gasto educativo. El otro 99% se dedica a la educación
escolarizada. Esta es una situación no equitativa, muy injusta.
Para lograr que cada año el rezago sea menor que el año
anterior se necesita multiplicar por cuatro o cinco el presupuesto otorgado,
entre Federación y gobiernos estatales. Esto es absolutamente factible,
sería un gran acto de justicia social y nos encaminaría
hacia el desarrollo.
rogerdc@prodigy.net.mx
Presidente de la Fundación Mexicano-Americana Solidaridad
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