Las organizaciones de consumidores y las Madres
Alejandra Sánchez Plascencia y Armando Aguilar

Todos somos iguales
A partir de noviembre del año pasado, Profeco, a través de la Dirección General de Organización de Consumidores, inició en todo el país un programa de apoyo a grupos de personas con discapacidad a fin de hacer accesibles a este sector de la población los servicios que proporciona y brindarles herramientas para su sustento.

Hasta marzo de este año se contaba con el registro de más de 48 grupos en 15 delegaciones Profeco de toda la República. Uno de ellos es el Centro de Integración y Capacitación para el Trabajo A. C. Tú y yo somos iguales, ubicada en la delegación Iztacalco, en la Ciudad de México, es una asociación civil que se dedica a capacitar a jóvenes con discapacidad física o mental para que puedan desempeñar un trabajo y ser más independientes. El Centro se sostiene con las aportaciones de los padres de los miembros inscritos y con la venta de las manualidades y productos que elaboran los jóvenes como galletas, figuras de yeso, servilletas bordadas y plantas que ellos mismos siembran y cuidan.

Desde hace algunos meses, al catálogo de productos que se hacen en esta asociación se añadieron las tecnologías domésticas proporcionadas por la Organización de Consumidores de la delegación Iztacalco. Cada 15 días, un ingeniero en alimentos asiste al Centro para enseñarles cómo elaborar tecnologías domésticas económicas y fáciles de hacer.

Dolores Sánchez, maestra titular del Centro, declara: "La ayuda que Profeco nos ha brindado es invaluable. Ahora nuestros productos son más aceptados: las paletas, chocolates, alegrías y caramelos, entre otras cosas que nos enseñaron a hacer, son una motivación para los muchachos y una ayuda para nuestra economía".

Actualmente, en Profeco se siguen identificando grupos de personas con discapacidad que quieran pertenecer a las organizaciones de consumidores. Desde el primer contacto, se evalúan las necesiades de los grupos, se busca la mejor manera de satisfacerlas y se mantiene una vigilancia constante sobre las actividades realizadas. No existen requisitos ni cuotas.

Por lo anterior, si usted forma parte de algún grupo semejante, no dude en acudir a la delegación de Profeco más cercana, donde con gusto se le puede orientar e informar sobre la delegación en donde puede registrarse para formar parte de este programa de apoyo.

Mujeres en acción
Dicen que cuando más de dos mujeres se reúnen, cuidado. Aquí le damos noticia de lo que son capaces las mamás de los niños de la escuela "Maestro Cayetano Rodríguez Beltrán". Mientras ellos están en clases, sus mamás no pierden el tiempo, pues además de ir a trabajar y realizar las labores del hogar, cada tercer día se reúnen por la mañana en la biblioteca de la escuela, localizada en la Unidad Santa Fe del D. F., para aplicar los conocimientos que adquirieron en las pláticas de Organización de consumidores que imparte Profeco.

Ellas, entusiastas, han aprendido a preparar tecnologías domésticas, a conocer sus derechos y a preguntarse cuáles son los principales problemas a los que se enfrentan como consumidores y la manera en que pueden resolverlos. En esta ocasión, y con miras a la Cuaresma pasada, el problema fue la búsqueda de buen pescado al mejor precio, así que, como en "la visita de las siete casas", estas mujeres acudieron a diversas pescaderías a buscar pescado bueno y barato, hasta que dieron con "El Charalero" en la Nueva Viga.

Después de consultarlo con los demás padres de familia, acordaron que el miércoles 27 de febrero, a las nueve de la mañana en la explanada del Centro de Seguridad Social de la Unidad Santa Fe, comenzaría la venta donde "El Charalero" ofrecería pescado para degustar. La experiencia se repitió cada ocho días durante la Cuaresma, y se seguirá haciendo cada mes hasta que los niños salgan de vacaciones.

Y como las inquietudes de consumo de estas mujeres no se aquietan, las mamás están planeando hacer una compra en común de zapatos y tenis escolares para los chiquillos. También tienen pensado elaborar algunas tecnologías como pino, cloro y jabón para la limpieza de la escuela y así beneficiarse todos, pues al reducir los gastos disminuirán también las cuotas escolares, ya que para muchos papás no es fácil pagarlas.

Anécdotas como éstas permiten aprovechar el propio ingenio y el de los demás. No deje pasar más tiempo; junto con sus vecinos usted puede formar una Organización de Consumidores; acudan a Profeco y entre todos determinen acciones útiles y prácticas a favor de su economía y de su bienestar. ¡Buena suerte!

Julio 2002. Revista del Consumidor. pp. 66 y 67.