Puede suceder que frente
a las dificultades familiares, a veces no sepamos qué hacer y esto
nos cause mucho enojo, frustración o impotencia. También
llegamos a sentir que no podemos cambiar a los demás, que no nos
escuchan. ¿Cómo enfrentar estas situaciones? ¿Qué
opciones tenemos? ¿Cómo saber cuándo tenemos la razón
y cuándo no? ¿Cuándo nos conviene ceder y cuándo
no? ¿Cómo distinguir si es responsabilidad de nosotros o
de la otra persona?
¿Recuerdas alguna dificultad familiar?
¿Con quién fue?
¿Por qué fue?
¿Qué sentiste?
¿Se llegó a alguna solución?
Sí
¿Quién y qué facilitó la solución?
No
¿Qué obstáculos impidieron llegar a una solución?
Ahora que ya pasó el tiempo, ¿crees que esa dificultad hubiera
tenido otras alternativas de solución?
Sí
No
¿Cuáles?
Si volvieras a vivir esta dificultad, ¿qué
cambiarías de tu actitud? Trata de ilustrarlo dibujándolo
en una hoja de papel en blanco.
Aprender a manejar los conflictos no es una tarea
fácil, se necesita más que buena voluntad para hacerlo.
Lee el siguiente
diálogo de Martín y Karla:
Martín:
Tuve un problema con mi hermano, no entiende razones, siempre se
quiere imponer y me quiere mandar como si fuera mi padre.
Karla:
¿Qué pasó?
Martín:
Resulta que me peleé con unos clientes, ya ves que
trabajo en un restaurante me gritaron porque no les llevaba
rápido el servicio. Por si fuera poco mi jefe me regañó,
me sentí bien mal... Al llegar a mi casa, mis cuates estaban
tomando en la esquina y me ofrecieron un cigarro, y en fin... me
tomé unas cuantas cervezas, y me fumé un cigarro.
Cuando llegué a la casa, mi hermano se dio cuenta de cómo
iba, ¡uf!... Hubieras visto lo que me dijo...
Karla: Ya ni la amuelas
Martín, no te pases, tú nunca tomas mucho y ni fumas,
pues qué te picó, ya ni la haces cuate...
Martín:
¡Pues qué tiene! Me sentí mal, por eso tomé
y después del regaño, hasta me dieron más ganas
de seguir tomando.
Karla:
Pues así no remedias nada, ni cambia lo que te pasó
en el trabajo, ni se arregla el problema con tu hermano.
¿Qué opinas de lo que hizo Martín
frente a su problema en el trabajo?
¿Qué opinas de lo que piensa Martín
sobre el problema con su hermano?
¿Crees que de esta manera resolvió algo?
¿Qué alternativas le sugerirías a Martín?
A
veces podemos adoptar una actitud de quejarnos siempre ante las dificultades
familiares, pero ¿qué ganamos con eso?
También podemos tener una actitud de rechazo, de
huida o tener la fantasía de que, si ignoramos los problemas desaparecerán
por arte de magia, pero en la realidad esto no es así.
Otra reacción que podemos tener es culpar a los
demás de todo lo que nos pasa, y darle la vuelta al problema.
Y si piensas que tener situaciones difíciles es mala suerte o una
manera de vivir, posiblemente te estás perdiendo de algo importante:
la oportunidad de un cambio en tu actitud y de un crecimiento como persona.
Una
posibilidad de resolver las dificultades es enfrentándolas. Reconocer
y aceptar que se tiene una situación difícil y analizar
quiénes participan en ella, cómo surgió, por qué,
dónde, sus causas y consecuencias, puede ayudar a bajar la tensión,
y a buscar otras soluciones.
También ayuda a identificar lo que se está
sintiendo, es decir, las emociones; asumir la responsabilidad y pensar
cuál es la parte que nos corresponde; revisar la experiencia y
reflexionar lo que se aprende de uno y de los demás.
Todo lo anterior puede facilitarnos la comprensión
de las dificultades que tenemos y así dar alternativas más
seguras.
¿Crees que estas sugerencias
podrían ayudarte a resolver los problemas que se te presenten?
Sí
No
¿Por qué?
La solución a los problemas no siempre
es sencilla, pero cada una o uno de nosotros tenemos la oportunidad
de intentarlo, poco a poco podemos lograr resultados. Es un esfuerzo
que vale la pena.
¿Qué medida crees que podría favorecer
la solución de dificultades dentro de tu familia?
Una situación familiar difícil una vez
resuelta, puede fortalecer y unir a todos sus miembros y ser una
buena ocasión para aprender de todos.