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Los hombres hechos del maíz Fragmento del Popol Vuh, libro sagrado de los mayas Dijeron los Progenitores, los Creadores y Formadores, que se llaman Tepeu y Gucumatz: “Ha llegado el tiempo de que se termine la obra y aparezca la humanidad sobre la Tierra”. Celebraron consejo en la noche. Buscaron y discutieron, pensaron y reflexionaron. De esta manera salieron a la luz sus decisiones y encontraron lo que debía entrar en la carne del hombre: las mazorcas amarillas y las blancas. Éstos son los animales que trajeron la comida: el gato del monte, el coyote, la cotorra y el cuervo. Ésta fue la comida que entró en la carne del hombre creado, del hombre formado; de ésta se hizo la sangre del hombre. Así, por obra de los Progenitores, entró el maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de maíz se hicieron los brazos y las piernas. Únicamente masa de maíz entró en la carne de nuestros padres, los cuatro hombres que fueron creados. No nacieron de mujer. Sólo por un prodigio fueron creados y formados por Tepeu y Gucumatz. Y como tenían la apariencia de hombres, hombres fueron: hablaron, conversaron, vieron y oyeron, anduvieron, agarraban las cosas. Eran hombres buenos y hermosos. Fueron dotados de inteligencia. Vieron y al punto se extendió su vista y alcanzaron a conocer todo lo que hay en el mundo. Grande era su sabiduría. En verdad eran hombres admirables. Entonces el Creador y el Formador comenzaron a sentirse temerosos. No les parecía bien que sus criaturas lo supieran todo. “¿Acaso también ellos serán dioses?”, se preguntaron. Entonces otro de los dioses, Corazón del Cielo, les echó un vaho en los ojos, que se empañaron como cuando se sopla sobre un espejo. Sus ojos se velaron y sólo pudieron ver lo que estaba cerca. Sólo eso fue claro para ellos. Entonces existieron también sus esposas, fueron hechas sus mujeres. Los dioses mismos las hicieron. Allí estaban sus mujeres, cuando despertaron, y al instante se llenaron de alegría sus corazones. Ellos engendraron con sus esposas a los hombres y a las mujeres, a las tribus pequeñas y a las tribus grandes. Ellos fueron el origen de nosotros, la gente del Quiché. |
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¿Por qué, según los antiguos mayas, los hombres fueron hechos con maíz? ¿Qué semejanzas o diferencias encuentras entre la cosmovisión de los mayas, a la que se refiere la lectura, y la que se tiene actualmente en el lugar donde vives? ¿Por qué la planta del maíz es tan importante para nuestro pueblo mexicano? Narraciones similares a la anterior se han transmitido de generación en generación; por medio de ellas nos podemos dar cuenta del significado e importancia de las representaciones que las distintas culturas hacen de elementos naturales como el maíz que, en este caso, entre los mayas es considerado una planta divina desde tiempos prehispánicos. |
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