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Lectura 4. Entre duda y duda |
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Un poeta francés del siglo XV escribió:
“Sólo confío en las cosas inciertas;
Sólo las cosas claras están para mí enlodadas;
No abrigo dudas salvo en la certeza,
Y por azar el conocimiento busco;
Y cuando gano todo, perdiendo me retiro.”
Francois Villon |
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Los seres humanos nos vemos atormentados diariamente
por la duda, ¿será que llueva o no?, ¿pasará
pronto el camión o tardará mucho tiempo?, ¿subirá el
precio del frijol en los próximos días o hasta el año
que entra?, ¿habrá buena cosecha esta temporada?
Preguntas y más preguntas que hacemos diariamente,
pues nunca estamos seguros de lo que va a suceder
en el futuro, y aunque planeemos, organicemos y
trabajemos por un ideal, siempre que tomamos una
decisión, o hacemos una elección, disponemos de una
información incompleta y nos sentimos inseguros sobre
las consecuencias que pueden venir.
Al igual que otros seres vivientes, continuamente soportamos y sobrevivimos a los innumerables azares
de la vida. La caída de un rayo en una tormenta; la
gran cantidad de enfermedades degenerativas como
el cáncer y la diabetes, e infectocontagiosas como el
dengue y el SIDA; y la delincuencia que puede herir o
matar son ejemplos claros de los peligros que amenazan
diariamente nuestra seguridad y nuestras vidas.
Los esfuerzos humanos por desechar la duda, también
llamada incertidumbre, han sido tantos. Por ejemplo,
una religión consideraba a la incertidumbre un acto
criminal que debía ser castigado. |
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Algunos estudiosos han tratado de encontrar
cosas ciertas e indudables. Tales
intentos han fracasado, ya que no existen
leyes ni reglas que predigan si las medidas
que tomamos ante una situación difícil
responden a precauciones realmente necesarias,
o si solamente estamos experimentando
un miedo insano para nuestra
mente.
Pasaron 200 años después de la creación
del poema con que inicia esta lectura para
que Fermat y Pascal, a partir de juegos
como los dados, las cartas y los “volados”,
crearan los primeros fundamentos de la
probabilidad.
Fue James Bernoulli quien “Definió la
probabilidad de un resultado como la
proporción de resultados igualmente
probables... Así, por ejemplo, si suponemos
que la probabilidad de que una
moneda caiga cara es de 0.5, entonces,
según la ‘ley de grandes números’, deberíamos
esperar aproximadamente
medio millón de caras si tiramos la moneda
un millón de veces”. (John Cohen,
1964, p. 27). |
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Poco a poco los estudios sobre probabilidad
han ido en aumento; en la actualidad,
la probabilidad se ha convertido en una
fuerte y bien fundamentada rama de estudio
de las matemáticas.
Los políticos la usan para estudiar las
tendencias en los procesos electorales;
los empresarios se apoyan en ella
para tomar decisiones sobre sus negocios;
los gobernantes la requieren para
decidir sobre diferentes aspectos, por
ejemplo, para definir el número de policías
que requiere una ciudad, municipio,
poblado o colonia y los lugares donde
deben permanecer. También se usa para
calcular el número óptimo de vacunas
que se requieren para prevenir determinada
enfermedad, etcétera.
Los ciudadanos debemos conocer las probabilidades
reales que tenemos para ganar
un sorteo, para contraer una enfermedad,
o en los riesgos de trabajo que corremos. |
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Finalmente, te invitamos a considerar y comentar la
siguiente afirmación:
“... para prevenir el crimen, es más importante aumentar
la probabilidad de su detección que aumentar la
pena correspondiente a cada delito. Evidentemente,
no es probable que alguien cometa un delito cuando la detección o castigo son seguros.” (Mace, A. C. en
Cohen, 1964, p. 10). |
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John Cohen,
Azar, habilidad y suerte.
Fundamentos en el cálculo de la probabilidad,
Compañía General Farril Editora,
Argentina, 1964. |
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