Actualmente 18 millones de mexicanos han sufrido algún padecimiento depresivo, afectivo o de ansiedad que ha alterado sus actividades diarias: desempeño en el trabajo, en los estudios, sus relaciones interpersonales, incluso alteraciones del sueño y en el comer, lo que ocasiona un deterioro en la calidad de vida de la persona.

¿Qué es la depresión?
Es una enfermedad que se caracteriza por tristeza, pesimismo y disminución de la actividad, retardo en el movimiento del cuerpo, falta de concentración, así como angustia, acompañada a veces de ideas obsesivas y una visión negativa del presente y futuro; suele presentarse con trastornos del sueño y cambios en el peso corporal, e ideas de muerte o de suicidio.

En algunos momentos, la depresión es tan severa que impide a las personas hacer frente a tal situación, pues consideran que no vale la pena vivir. La persona se da por vencida, se compadece de sí misma y no puede sobreponerse. Cuando la depresión alcanza este nivel, se considera que la persona tiene una enfermedad que requiere un tratamiento por parte de un médico especialista.

De acuerdo con estudios realizados en México por el Instituto Nacional de Psiquiatría, la depresión se presenta con más frecuencia en la mujer. Esto puede deberse a que los hombres suelen admitir en menor grado sus sentimientos que las mujeres, ya que o los guardan o los expresan en forma de agresión, o a través del consumo del alcohol o de otra droga. Actualmente, las mujeres están sometidas a más presión, ya que trabajan tanto fuera y dentro de casa.

El Instituto Nacional de Psiquiatría plantea que, aunque no existe la certeza de lo quesucede a nivel neurológico, hay estudios que indican, desde el punto de vista neurofisiológico, que en los pacientes depresivos disminuye la regeneración de las células en un centro llamado hipocampo, donde se ha visto que, con tratamiento de antidepresivos, hay una actividad normal, como sucede con pacientes no deprimidos.

¿Cómo podemos darnos cuenta de ella?
La depresión presenta síntomas característicos que pueden indicar a la familia o al médico que la persona que la padece necesita ayuda profesional. Entre ellos destacan:

Cambios en el estado de ánimo
• Sentimiento de tristeza, inutilidad y desesperanza.
• Aburrimiento, pérdida de interés y capacidad para disfrutar las actividades que antes le causaban placer.
• Fatiga total.
• Inquietud y agitación.
• Crisis de llanto sin motivo.
• Pérdida de autoconfianza.
• Irritabilidad y fastidio.

Cambios en el pensamiento
• Pérdida de la motivación que, incluso, hace que las tareas y decisiones más simples se conviertan en difíciles e imposibles, como qué ropa usar o que cocinar.
• Dificultad para concentrarse.
• Dificultad para realizar actividades cotidianas.

Cambios físicos
• Pérdida o aumento del apetito, con disminución o aumento de peso.
• Desorden en cuanto al tiempo requerido para dormir (dormir poco o pasar muchas horas en la cama).
• El impulso sexual puede disminuir o desaparecer.
• La persona puede sentirse cansada, lenta, agotada.
• Padecer sin motivo dolores de cabeza, espalda y abdomen, así como dolencias en otras partes del cuerpo.

Cambios en el comportamiento
• Descuido en su arreglo personal.
• Prefiere quedarse en casa, evita el contacto con los demás.
• Los conflictos con el cónyuge o con otros familiares pueden presentarse con más frecuencia.

   
 

Es común sentirse deprimido tras un suceso o acontecimiento estresante o difícil, pero con el paso del tiempo se van modificando esos síntomas hasta que se superan. Sin embargo, en ocasiones, la depresión pude ser más severa y persistente; la persona no encuentra solución y se ve en la necesidad de acudir con un especialista.

Si bien es cierto que las mujeres son más propensas que los hombres a padecer depresión, cabe aclarar que en los jóvenes y en las personas de edad avanzada también se presenta.

La depresión en los y las adolescentes se puede caracterizar por tristeza, desánimo y pérdida de la autoestima.

Generalmente, el comportamiento depresivo en los y las adolescentes se caracteriza por cambios constantes en el estado de ánimo; de momento pueden sentir que “el mundo es estupendo” y después decir que “la vida es una porquería”. Estos cambios pueden presentarse en períodos de días u horas.

   
 
   
 

Se puede considerar que la depresión es un estado común en la adolescencia, debido al proceso de maduración por el que atraviesan los jóvenes en esa etapa, al estrés y los conflictos con los padres por la búsqueda de su independencia. También puede ser una reacción a sucesos como la muerte de un amigo, o el término de una relación amorosa, el fracaso escolar o, incluso, puede presentarse sin causa aparente o por
enfermedades psiquiátricas o por el uso de algunos medicamentos.

Los y las adolescentes pueden ocultar la depresión tras una apariencia de felicidad, pero los comportamientos agresivos y/o de tristeza dan cuenta del problema.

Con frecuencia, los síntomas de la depresión en personas adultas mayores tales como fatiga, pérdida de apetito y dificultades para dormir son atribuidos al proceso de envejecimiento o a una condición médica y no a la depresión, situación por la cual puede ser difícil de detectar. Entre los factores que contribuyen a la depresión están
la pérdida del cónyuge o de un amigo cercano, dolores y enfermedades crónicas, dificultad para movilizarse, frustración por la pérdida de la memoria, dificultad para adaptarse a situaciones nuevas o cambios dentro de la familia.

En esta etapa de la vida, la depresión puede complicarse con trastornos cerebrales, asociados con el proceso de envejecimiento.