Las vacunas son fórmulas compuestas por microbios que no causan la enfermedad y ayudan al cuerpo a producir sus propias defensas.
 


Desde el descubrimiento de las vacunas, su aplicación se fue generalizando en todas partes del mundo hasta terminar con peligrosas enfermedades como la viruela.

Las vacunas son útiles porque previenen algunas enfermedades contagiosas y peligrosas.

Las vacunas son una forma segura de que el organismo se defienda de ciertas enfermedades que afectan la salud de niñas, niños, adolescentes y adultos. Están compuestas por microbios vivos o muertos, que ya no pueden causar la enfermedad. Esto permite que el cuerpo produzca sus propias defensas, que combatirán a los microbios y continuarán en guardia permanente.

Algunas vacunas son tomadas y otras inyectadas; deben aplicarse en la infancia, porque las enfermedades contra las cuales protegen ocurren antes de la edad escolar. Al cumplir el primer año de edad, todos los niños deben tener completo su esquema básico de vacunación.

Hay casos en que no se aplican las vacunas a niños, niñas y personas en general, debido a diversas circunstancias como la lejanía de las poblaciones, las condiciones geográficas en las que viven, la continua migración, etcétera, por lo que se dificulta la labor de las Campañas Nacionales de Vacunación. Hay muchas personas que nunca se han vacunado y que afortunadamente no han contraído enfermedades graves, por ejemplo, pueden mencionarse algunos grupos indígenas y ciertas comunidades rurales del país; esto no quiere decir que hayan logrado una protección completa y definitiva.
Si las personas no son vacunadas, se corre el riesgo de contraer las enfermedades más fácilmente, lo que, de surgir algún brote, podría provocar una epidemia en la población.