Hace algunas décadas, la población mexicana estaba expuesta a severos daños de muchas enfermedades, como la poliomielitis o el sarampión. La falta de cobertura de las instituciones de salud en el país mantenía a los poblados más apartados de México al margen de los avances en materia de atención a la salud y se registraba un alto índice de mortalidad. En la actualidad, gracias a los avances de la ciencia, la medicina y la tecnología se han desarrollado vacunas que previenen muchas enfermedades.
Lea el siguiente testimonio:
Me encontraba feliz jugando futbol con mis amigos, tenía apenas cinco
o seis años, lo recuerdo bien; cuando mi amigo Raúl salió
corriendo de algún lugar dando la señal de alarma: “¡Corran,
corran, escóndanse donde puedan, están vacunando a todos los niños
y dicen que duele mucho!”. Nos dispersamos en cuestión de segundos,
el corazón me palpitaba muy rápido y parecía que se me
quería salir del susto. Rápidamente me escondí con mis
hermanos bajo la cama, pero fue inútil, alguien me tomó por los
pies y me sacó de mi escondite.
Me inyectaron en el brazo al igual que a los demás, a pesar de mi negativa
y mis reclamos, ¿por qué picaban mi cuerpo de esa manera tan dolorosa?,
me preguntaba, me sentía molesto y no niego que quería golpear
a mis “agresores”.
Nunca me dieron explicación alguna sobre lo ocurrido. Después,
cuando entré a la escuela, todo fue diferente y mis dudas se fueron aclarado
cuando me hablaron de los beneficios y la importancia de las vacunas. Ahora,
ya adulto, recuerdo aquellos momentos que para mi entendimiento no tenían
explicación, pero que al paso de los años tuvieron importancia
y me alegra que me hayan vacunado, pues gracias a eso, me he mantenido sano.
¿Recuerda usted alguna experiencia de la infancia como la anterior?
¿Sus familiares le informaron sobre la importancia de las vacunas?