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literatura y lee alguno de los fragmentos de
novela, que sea distinto al que ya leíste,
y contesta las preguntas siguientes. Recuerda guardar
tus respuestas.
¿Cuál es el título del fragmento
que leíste?
¿Quién es el autor?
¿Dónde suceden las acciones?
¿Qué lugares o poblaciones se mencionan?
¿Existe una descripción del
lugar o lugares o sólo se señalan algunos
datos? Explica.
¿Hay alguna referencia de tiempo,
es decir, que se nombre algún día, hora,
año, mes, etcétera?
¿Cuál es el ambiente en el
texto: fantasía, realidad, verdad histórica,
mundo maravilloso, mágico, etcétera? Da
un ejemplo de por qué lo consideras así.
¿Quiénes son los personajes
principales en la historia?
¿Qué les sucede a estos personajes?
¿Quiénes son los personajes
secundarios, es decir, los que ayudan a los principales
a que la historia tenga continuidad?
¿Qué opinas del lenguaje que
maneja el autor?
Arrastra las palabras de la columna izquierda
hacia la definición correspondiente de la
columna derecha.
¿Por qué son importantes estos elementos
en el desarrollo de
la historia?
¿Estos
elementos son considerados sólo para la novela?
Presiona el botón y lee.
En la novela también
existen partes que la determinan:
Introducción, desarrollo,
clímax y desenlace.
Lee el fragmento de novela siguiente.
El inquisidor
de México
Hace algunos años que caminaba yo en el
mes de enero de Puebla a México, no en diligencia
como ahora se usa, sino en un coche viejo, penosamente
arrastrado por ocho malísimas mulas. Emprendí
el segundo día de camino la jornada ordinaria
de Tesmeluca a Ayotla; pero habiéndose descompuesto
el coche, y cayendo a la sazón una fuerte
nevada, hube de quedarme en Río Frío,
no sin pena, al verme precisado a pasar una mala
tarde y una pésima noche en aquel desabrigado
mesón. Mis compañeros de viaje se
acomodaron en un cuarto estrecho; y yo, tanto por
no serles molesto, como por estar con más
anchura, tomé para mí otra pieza,
allá en lo más retirado del edificio.
Hice a mi criado encender fuego con qué calentarme,
y pasé toda la tarde en leer: ocupación
de que solían distraerme los rudos cantares
de los arrieros y otras gentes pobres, a quienes
la casualidad había reunido allí,
y que sentados alrededor de una lumbrera, bajo el
techo de una medio arruinada caballeriza, disipaban
el fastidio de aquellas horas con la conversación,
el canto y el aguardiente.
Ya había entrado la noche, y yo me aprestaba
a recogerme, con intento de madrugar al otro día,
cuando percibí ruido de caballos en el patio,
y oí que un recién venido, después
de dar orden a su criado de acomodar las bestias,
pidió al huésped un cuarto donde retirarse.
Nombróle éste el número tres;
pero fuese por casualidad, fuese por mala inteligencia,
el viajero pasó al mío que estaba
marcado con el número seis, y se entró
en él acompañado de otro criado del
mesón que llevaba una linterna en la mano.
Apenas se halló dentro y reconoció
su error, cuando quiso salirse, disculpándose
de su inadvertencia. Detúvele yo, convidándole
a pasar conmigo aquella noche, o a detenerse por
lo menos mientras se le proporcionaba alojamiento.
Condescendió con mis deseos, y sentándose
en una silla, de dos que había en la estancia,
y quitándose el embozo que lo cubría,
dejó ver una persona gallarda y bien parecida.
Dábale de lleno la luz que allí ardía,
y noté que sus facciones no me eran desconocidas;
examinelas despacio, y al cabo de un rato vi que
el que tenía delante era mi antiguo amigo
y compañero de colegio Teodoro Mendívil.
Hacia tiempo que nada sabía de él,
de modo que al verle ahora, corrí a él
con los brazos abiertos, y le mantuve estrechado
por un buen espacio sin hablarle palabra. No sabía
él qué creer de mi arrebato, quizá
me tuvo en aquel momento por loco, hasta que oyéndose
llamar de mí por su nombre y cerciorado de
quién yo era, me abrazó con muestras
de ternura. No acabábamos de maravillarnos
de aquel inesperado encuentro. Preguntele hacia
dónde caminaba, y díjome que a Veracruz.
De ese modo, le repliqué, sólo esta
noche estaremos juntos: no permitiré pues
que mudes de habitación y será fuerza
que te quedes conmigo. Di mis órdenes al
intento, procurando obsequiar a mi amigo; y movido
él de mi oficiosidad, condescendió
en pasar aquella noche a mi lado. —Sólo
tú —me dijo—, puedes obligarme
a preferir en estas horas la compañía
al retiro: estoy abrumado de tedio, y nada apetezco
tanto como la soledad y el silencio.
José Joaquín
Pesado*
*José Joaquín Pesado nació
en Puebla en 1801 y falleció en 1861. Por sí
solo aprendió latín, italiano, fránces
e inglés, es uno de los primeros escritores del
siglo XIX que ensayaron poesía nacionalista, describiendo
escenas de costumbres de campo y aldea.
¿Identificaste el personaje que es llevado
en el desarrollo de la historia?, ¿cuál
es?
Escribe cada uno de los aspectos que caracterizan
una novela en la historia anterior.