Las maneras que la ley reconoce para consentir


Es un hecho que la mayoría de las empleadas del hogar se contratan de palabra con su empleadora.

Algunas pueden acordar sus condiciones de trabajo como lo desean. Sin embargo, en muchos de los casos dichas condiciones pueden cambiar y llega un momento en que no se parecen a las condiciones iniciales.

Las condiciones de trabajo no cambian por sí solas, tienen que ver con la voluntad de la empleada y de la empleadora. El problema es que no nos damos cuenta de cuándo y cómo decimos que sí. Esto es frecuente entre la mayoría de las personas, no sólo con las empleadas del hogar.

Cuando decimos que sí a alguien, o aceptamos alguna situación en concreto, estamos consintiendo. La ley reconoce tres formas de decir “sí”:

1. Cuando decimos “sí”, o cuando ponemos nuestra firma en un papel. A esta forma se le llama expresa.
2. Cuando decimos palabras, hacemos gestos o movimientos corporales que se pueden interpretar como un “sí”. A esta forma le llama tácita.
3. Cuando nos quedamos calladas, es decir, a través del silencio.



Algunas personas no saben que poner una firma es una forma de decir “sí”. Esto significa que todas las palabras escritas antes de la firma, son obligaciones o compromisos para quien firma. Además, no es necesario tener testigos para que la firma tenga validez legal.
Es importante que tengas una sola firma y que al firmar lo hagas siempre de la misma forma. Si te piden que firmes algo, léelo con atención; pide que te expliquen lo que no entiendas, antes de firmar. Si algo no te convence o no estás de acuerdo, no lo firmes.
Nadie te puede obligar a decir“sí”, a través de tu firma, si tú no quieres.
Algo parecido le pasó a Josefina, un día su empleadora le pidió que cuidara a su hijo: “Sólo por hoy”. Ella no quería hacerlo, pero no se le dijo y se quedó a cuidarlo. Sin darse cuenta, le dijo “sí”.

El silencio también es otra forma de decir “sí”. Recuerda que el que “calla, otorga”. Ése fue el caso de Rosario. Ella se contrató como empleada del hogar en casa de una señora llamada Dolores, quien le prometió pagarle todos los viernes. A la quinta semana, Dolores no le pagó a Rosario el viernes. Ella no le dijo nada. Pasaron el lunes, el martes y hasta el miércoles le pagó. Rosario no le comentó nada al respecto al recibir su dinero. Con el silencio, aceptó cambiar el día de pago.

¿Ves cómo puede perjudicarnos ignorar la manera en que nos comprometemos?

Esperamos que estas ideas te ayuden a mejorar tu relación laboral y otras relaciones donde te comprometas con los demás. Ahora trata de recordar las maneras que la ley reconoce para decir “sí”.

Mtra. Norma Luz Ramírez Alpírez
Directora del Colectivo Atabal, A.C.