Enamorada una gata de un hermoso joven, rogó a Afrodita que la cambiara en mujer. La diosa, compadecida de su pasión, la transformó en una preciosa muchacha, y entonces, el joven prendado de ella, la llevó a su casa.
Hallándose los dos descansando en la alcoba nupcial, quiso saber Afrodita si al cambiar de cuerpo la gata había mudado también de carácter, y soltó un ratón en el centro de la alcoba. Olvidando la gata su condición presente, levantose del lecho y persiguió al ratón para comérselo. Entonces la diosa, indignada contra ella, la volvió a su primer estado.
2 Esopo, “La gata y Afrodita”, en Las mejores fábulas. España, Edimat Libros, 1999, p. 34.