La zorra y el leñador4
 
Una zorra, perseguida por unos cazadores vio a un leñador y le suplicó que le buscara un escondite. El hombre le aconsejó que entrase en su cabaña y se escondiera en ella.
 
 

Al instante llegaron los cazadores, preguntando al leñador si había visto pasar por allí una raposa. Dijo que no con la voz, pero señaló con la mano dónde se había escondido. Los cazadores no comprendieron el gesto y se fiaron del hombre; la zorra, al verlos marchar, salió sin decir nada.

Reprochole el leñador que, habiéndola salvado, no le dijera ni una palabra de agradecimiento; a lo que la zorra repuso:
 
 
―Te hubiera dado las gracias si tus gestos y tus actos hubieran respondido a tus palabras.
 
 
 
4Esopo, “La zorra y el leñador”, en Las mejores fábulas, España, Edimat Libros, 1999, p. 20.