Muchos sinaloenses y uno a la vez
 
Querida abuela:
 
Hace días me preguntaron de qué parte de México era yo. Inmediatamente les dije: ¡soy sinaloense, señores! Vieras que tan pronto como les dije eso, uno de los que estaban allí contestó: "¡Ah! ya decía yo, con razón eres así. No niegas la cruz de tu parroquia, mi'jito". "Luego, luego se ve... Eres directo, franco y no andas con rodeos", hubieras oído otras cosas que empezaron a decir... La verdad, nunca me imaginé que yo era todo eso, sólo por ser sinaloense. Después me preguntaron por la tambora, de la forma como bailamos por acá, de lo que comemos, como el chilorio, el pozole y otras cosas que nos distinguen.
 
Me puse a escucharlos y mientras lo hacía, acordándome de ti, me dije: "y eso que no conocieron a mi abuela" porque tú, abuela, eras una auténtica sinaloense. Debo decirte que poco a poco vamos cambiando, el movimiento de la gente nos hace cambiar y, en cierto modo, nos hace vernos diferentes.
 
Me quedé pensando y me pregunté, ¿cómo es posible que digan cómo es la gente de Sinaloa si yo veo que aquí dentro del estado somos tan diferentes?, por ejemplo, la gente que vive en la sierra, habla y piensa de una forma muy distinta a la gente que vive en la costa y estos a su vez, de los que viven en los campos agrícolas y los pueblos situados en los valles, quienes son diferentes de los que viven en las ciudades.
 
Después pensé que muchas de las cosas que me dijeron, caracterizan a la mayoría de los sinaloenses, entonces llegué a la conclusión de que en nuestro estado existen muchas formas de ser sinaloenses y uno a la vez. Que este sinaloense que definen es por su relación y trato con los demás y va de acuerdo con las comunidades en las que participa.
 
¡Cómo son las cosas!, es en los mismos lugares donde vivimos, donde aprendemos a ser iguales que los demás y a la vez nos hacemos diferentes. ¿Cómo la ves abuela?
 
Me despido de ti con muchos besos.