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Comunidades
con gente que coopera |
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Querida abuela: |
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Imagínate que un día de
domingo caluroso, como suelen ser en los valles y las
costas sinaloenses, o frío como lo son también
en algunas partes de la sierra de Choix, El Fuerte, Sinaloa,
Mocorito, Badiraguato, Concordia y otros rincones de nuestra
geografía, un vecino sale de su casa y con tijeras
de jardín y escoba en mano, se dirige a las palmas
o a los pinos, según donde esté, a recortarles
las hojas secas o ramas vencidas por el paso del tiempo
y del viento. El vecino piensa en el peligro que representa
no hacer eso, sabe que el día menos pensado un
aire fuerte les dará la sacudida de gracia y terminarán
por caer en el suelo, en la cabeza de alguien o arriba
de un coche; si caen en el suelo, será lo de menos
porque nuestra tierra es fuerte, las puede sostener sin
que algo lamentable le pueda ocurrir, pero si caen en
la cabeza de alguien o arriba de un coche es otra cosa. |
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Imagínate que otro vecino se entera
y toma en sus manos el machete que tiene en casa, recoge
un rastrillo y se acerca a otra palma o a otro pino y
empieza a derribar las hojas o las ramas que son un riesgo,
y que a estos dos se han sumado muchos más vecinos
a cooperar. Ellos deciden "echarse la mano"
para hacer más seguro y disfrutable el lugar donde
viven. Si eso sucede, estamos ante el paisaje humano más
generoso que pueda existir y que sólo la colaboración
sabe pintar. Sabes qué, abuela, tengo la impresión
de que si estos paisajes de ayuda mutua se hicieran cada
vez más frecuentes, mejoraría el aspecto
y el ambiente de nuestras comunidades. |
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Hasta pronto. |
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