Unidos es mejor
 
Querida abuela:
 
Me estaba acordando mucho de lo que nos platicabas, de lo bonito que era antes la vida en el rancho, que no tenían que tener las puertas cerradas, que dormían en los portales y nada pasaba, todo era muy tranquilo.
 
Recuerdo que te sabías los nombres de todos los de las familias y que iban a los bailes juntos; y las fiestas tradicionales las organizaban todos, que los domingos se iban y desmontaban los terrenos de la escuela. ¡Qué bonito es cuando la gente convive y coopera con sus vecinos! ¿Verdad, abuela?
 
Quiero decirte que aquí en la ciudad es bien diferente a lo que tú nos decías, a veces ni se conocen los vecinos, menos se saben sus nombres. Aquí, abuela, ¡qué esperanzas que la gente tenga abiertas las puertas de su casa, es hasta raro verlos sentados en las banquetas y menos que convivan en alguna fiesta
en la calle!
 
Vieras los edificios, están muy rayoneados. ¡Qué bonito sería que los vecinos se unieran para limpiarlos y pintarlos!
 
Por un momento, cerré mis ojos y me imaginé un ambiente más agradable en la colonia, veía a mis vecinos platicar, colaborar entre sí haciendo muchas cosas juntos y no muy pocas, y cada quien por su lado. Disfruté mucho al pensar que estaban organizados trabajando en equipo y platicando de sus problemas y de sus sueños.
 
¡Qué bonitas serán nuestras comunidades en un futuro si estos sueños se hacen realidad, que todos estemos unidos en cada una de nuestras calles, colonias, escuelas y con nuestros compañeros de trabajo; que nos organicemos, participemos y planifiquemos actividades para resolver nuestros problemas; nada de que cada quien "se rasque con sus propias uñas!" Unidos es mejor. Tú, ¿qué
pensarías abuela?
 
Te quiero mucho.