Infecciones de Transmisión Sexual
 
I. ¿Qué son las infecciones de transmisión sexual y por qué se les considera “vergonzosas”?
 
Las infecciones de transmisión sexual (de aquí en adelante les llamaremos ITS) son aquellas que se transmiten directamente de un cuerpo a otro, a través del contacto entre una persona sana y una enferma. Contacto directo quiere decir, por ejemplo, que los genitales de uno toquen los del otro, la penetración del pene en la vagina (coito), el beso de boca a boca, etcétera.
 
Las infecciones
de transmisión sexual
no se contagian
por contacto casual:
al abrazar, saludar
con la mano,
en la escuela, al utilizar
albercas públicas
o lavabos públicos, etcétera.
 
 
A. Cuestiones importantes al pensar en estas infecciones:
 
La dificultad que tenemos para hablar de ITS con la compañera o compañero sexual, trae como consecuencia el no saber cómo se encuentra su salud. El hablar de “sexo” con la pareja es una de las cuestiones más difíciles que enfrenta la gente, no sólo los jóvenes, sino también la gente adulta. Si la pareja es estable, o viven como un matrimonio, y dicen que nunca han hablado del sexo, o sea, de cómo llevan las relaciones sexuales, de qué quieren, etcétera, mucho menos se atreven a plantear la cuestión de estas enfermedades, porque de inmediato se cuestiona la fidelidad, “¿Si tiene enfermedades y no se las transmití yo, quién lo hizo? ¿Con quién se relacionó? ¿Me está siendo infiel?” Por eso, cuando una mujer casada se plantea estas preguntas, es que ella también está infectada y tiene dolores, flujo u otros síntomas.
 
Cuando la pareja es casual o temporal es difícil hablar de ello. En general, las parejas no dicen “vamos a tener relaciones”, simplemente lo hacen. Si alguno de ellos tiene alguna duda, se hace más difícil plantearla cuanto más se avanza. Preguntar si la otra persona se ha hecho la prueba del VIH; o si tiene alguna
otra infección; jugar con la zona genital de la pareja para ver en qué condiciones está; o plantear que no se quiere tener la relación sin condón, son todas cuestiones que requieren de firmeza, tranquilidad, fuerza, perder el miedo a que el otro se enoje y un hábito de hablar del sexo, que muchas y muchos no hemos
desarrollado.
 
La vergüenza que nos da hablar de este tema no nos permite tener información adecuada y atención pertinente. Esto no es casual: durante muchos siglos a las infecciones de transmisión sexual se les llamó las enfermedades malditas y quienes las tenían se les aislaba y se les condenaba como si se tratara de un castigo divino. La gente pensaba que el enfermo había hecho algo malo y que se le había castigado por ello.
 
Como son enfermedades asociadas a la sexualidad, en las familias no se habla de
ellas de la misma manera en que se podría hablar de la gripa o del sarampión, y
tampoco en las escuelas se da suficiente información en torno a ellas. Por eso la
mayoría de la gente no piensa que las pueda adquirir, ni conoce bien los síntomas
para pedir tratamiento, si aparecieran éstos.
 
 
Por otra parte, hoy todavía hay gente en los servicios de salud que tiene actitudes negativas hacia las personas que tienen estas enfermedades y hay que ser muy firme para exigir buen servicio y buen trato de ellos. Sin embargo, la mayoría de estos trabajadores han ido cambiando, y no es tanto problema plantear que se tienen síntomas de alguna ITS
 
Cuando se esconde el padecimiento se va propagando a otras personas, lo cual es una de las causas principales de que se extiendan, siendo infecciones que, actualmente, pueden curarse fácilmente, si se atienden a tiempo. También las madres embarazadas pueden transmitirlas al feto, o al bebé a la hora del parto, o a través de la leche materna y el calostro.

La baja de defensas y la debilidad de nuestro organismo nos expone aún más a adquirir infecciones.

Es necesario tener en cuenta que la debilidad, la mala alimentación, las preocupaciones, la falta de higiene, etcétera, pueden desequilibrar nuestro organismo y así permitir que se nos desarrollen diversas infecciones.
 
 
Sabemos que las enfermedades son causadas por elementos (microorganismos) que se encuentran en el medio ambiente o viven dentro de nuestro cuerpo. Algunos son virus, bacterias, piojos, hongos, etcétera. Éstos pueden desarrollarse y vivir, por ejemplo, en la comida sucia, en el aire, en el polvo, en el excremento, en la tierra, etcétera.
 
Otros organismos que se encuentran en nuestro cuerpo tienen la función de defendernos. Son nuestras defensas. Cuando las perdemos, nos debilitamos y enfermamos mucho más fácilmente.
 
Algunas pastillas anticonceptivas, los antibióticos, el DIU, por ejemplo, desgastan nuestras defensas y nos dejan propensos a muchas enfermedades e infecciones. Algunas de éstas, como los hongos, aparecen cuando bajan las defensas, sin necesidad que alguien nos contagie.