Cuadro de texto: Crónica

Hay quienes viajan en busca de tradiciones; algunos más, a la caza de rarezas naturales. Yo, por mi parte, exploro los caminos para encontrar letreros.

Estoy a punto de entrar a una pequeña ciudad, busco hospedaje y veo un letrero que dice "Casa de huéspedes, habitaciones baratas, sin niños" . Juego con el letrero, que me parece divertido, y me imagino si habrá alguien que acepte una habitación más cara, con niños.

Ese tipo de letreros, que son mis piezas favoritas, no se comparan con los que logran ser precisos en lo que quieren.

En busca de la frase que refleje una idea precisa

Ya hospedado en un lugar que dice: "Habitaciones limpias, con todos los servicios y a precios económicos" , salgo a caminar y me encuentro con la cartulina que anuncia: "¡Aquí sólo se compran hígados y riñones frescos!" De momento, me asalta el temor, ¿se tratará de tráfico de órganos? Mi idea se ve casi afirmada con la pared sucia, donde se encuentra pegado este escrito. Pero no, afortunadamente se trata de un lugar donde se venden menudencias.

Me quedo un rato mirando el letrero y hago un cambio quito la palabra "compran" y, en su lugar, pongo "venden". Un cambio razonable, pues quienes atienden ese negocio ofrecen, es decir, venden.

Miren cuál es el cambio, si en lugar de:

¡Aquí sólo se compran hígados y riñones frescos!

escribo:

¡Aquí sólo se venden hígados y riñones frescos!

Es increíble cómo el sentido de una frase puede modificarse con sólo cambiar cualquiera de las palabras que la

componen, pues cada una de ellas cumple una función en la idea que se quiere comunicar.

Por eso, antes de escribir, conviene preguntarse qué es lo que quiero anunciar: un cambio de horario, la

venta de un producto, en fin.

 

El sentido de una frase puede modificarse con sólo cambiar cualquiera de las palabras que la componen, pues cada una de ellas cumple una función en la idea que se quiere comunicar.

 

Con sed entro a un lugar que dice "Fuente de Sodas" . Pido un agua fresca y me encamino al baño donde encuentro una indicación arriba del lavabo: "Cierre bien la llave, después de lavarse las manos" .

Me gusta la frase y la reviso con el siguiente detenimiento:

ierre , indica que va dirigido tanto a mi, como cualquier otra persona que haga uso de la instalación.

Cierre bien la llave , es lo que quieren que uno haga.

Después de lavarse las manos , es un complemento a la instrucción, para dar una idea completa de la acción.

Me gusta, me digo a mí mismo. Es todo un ejemplar que cumple fielmente con el orden y los elementos de una frase, pues dice a quién va dirigido , qué se quiere que se haga y cuál es el complemento de la idea .

Tomo mi agua con la idea fresca de una frase bien hecha e inicio otra exploración.

Rastreando las letras exactas en las palabras

Voy por caminos donde abundan letreros fascinantes como los siguientes: "Hoferta: chorts y camicetas", "Se asen talachaz".

Como buen explorador, llevo mi propia herramienta para estos casos: el diccionario.

 

El diccionario es el mejor compañero para dichos casos, pues me ayuda a verificar la forma correcta con la que debe estar escrita cada palabra y me informa cuál es su significado.

 

Tomo estos letreros como un reto y abro mi diccionario. En él, busco la palabra oferta.

Y encuentro que debe escribirse: oferta .

A continuación, puedo leer que la definen como "ofrecimiento de un bien o un servicio que puede ser vendido a un precio determinado".

Esta es la belleza de las palabras, tienen una forma correcta de escribirse y un significado, que nos dice en qué momento utilizarlas.

Por un momento, me quedo pensando que si yo hiciera letreros, los escribiría correctamente para que viajeros como yo se llevaran la mejor opinión de mí.