Caso uno
Como resultado de un naufragio debido a una tormenta,
seis jóvenes y veinte niñas y niños permanecieron
cinco días en la mar; después de este tiempo, finalmente
llegaron a una isla desierta. Tuvieron la suerte de encontrar agua
y comida, pero no hallaron a ningún ser humano. ¿Qué
necesitan hacer para sobrevivir mientras alguien los encuentra?
Todos están de acuerdo en que deben crear
normas que les permitan a todos organizarse y vivir con mayor seguridad,
pero ¿quién debe hacer esas normas o reglas?
Miguel, quien tiene 17 años, se dirige al
resto del grupo:
—Soy el mayor y por lo tanto yo sé
mejor que nadie cómo debemos organizarnos y protegernos
más. Así que desde ahora yo los voy a gobernar y
haré todas las reglas.
Adela, de 16 años, no está de acuerdo
y responde:
—Todas y todos, incluyendo los más
pequeños, podemos opinar respecto a cómo podemos
organizarnos y cuáles deben ser las reglas. Su opinión
también cuenta. Todos podemos colaborar para que las cosas
funcionen mejor y no necesitamos gente autoritaria que nos dé
órdenes.
Rafael, de 15 años, tiene una opinión
diferente:
—Somos muchos para que todos tomemos parte
en las decisiones. Nos tomará mucho tiempo ponernos de
acuerdo; creo que podemos elegir a alguien que sea la autoridad
para que nos gobierne y ponga las reglas, si no, esto va a ser
un desorden. Cualquiera puede ser nuestro gobernante, pero eso
sí, tenemos que elegirlo entre todos y todas.
Martín, quien tiene 14 años, no está
de acuerdo en que las niñas y los niños pequeños
puedan tomar decisiones:
—Yo creo que sería mejor dejar que
sólo los mayores de 12 años elijan, y sean quienes
voten y hagan las reglas para las niñas y los niños
más pequeños.

IFE, Taller de educación ciudadana.
Guía del instructor. (mimeografiado), pp. 38-39 y 68-69.
(Adaptación realizada por el INEA.) |