La muerte de un ser amado es una de las situaciones más penosas que enfrentamos los seres humanos, pues provoca un gran dolor, que sólo el tiempo puede curar.
Observa la imagen, reflexiona y contesta.
¿Cómo celebran en tu comunidad el Día de muertos? Descríbelo.
¿Has estado cerca de una persona que va a morir? Si es así, ¿cómo fue esa experiencia?
Si tú fueras la persona que va a morir, ¿cómo te gustaría que te trataran?
Aunque tenemos la “costumbre” de burlarnos de la muerte y hacemos chistes de ella, la mayoría de las personas no sabemos, por ejemplo, cómo enfrentar las enfermedades “terminales”, es decir, que no tienen cura; ante esto no sabemos cómo enfrentar la muerte inminente de nuestros seres queridos o la de nosotros mismos.
El fallecimiento de un hijo, de los padres o de familiares cercanos involucra gran cantidad de emociones, que muchas veces nos impiden saber qué hacer.
Dicen que una de las experiencias que más nos enseña y nos hace amar la vida es haber estado cerca de la muerte; porque podemos aprender mucho en esos instantes en que compartimos el dolor y los últimos momentos de una persona que va a morir.
Lee la historia y escribe responde.
¿Cuál crees que haya sido el ambiente familiar durante la enfermedad de Mariana?
¿Cómo crees que se sintió Mariana antes de morir rodeada de su familia?
¿Cómo crees que sus familiares superaron la muerte de Mariana?
¿Crees qué a los hijos pequeños hay que decirles la verdad sobre la muerte?
Lee en la Revista el texto “Junto a la cabecera del moribundo”, y contesta.
Escribe tres mensajes que te dejó la lectura.
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Además de los cuidados físicos y corporales de la persona que va a morir es necesario brindarle apoyo emocional. Este apoyo emocional se traduce en acciones como las siguientes:
Acompañarle, escucharle con atención, brindarle afecto.
Escucharle en lo que necesita y darle gusto hasta donde sea posible.
Permitirle expresar sus sentimientos y temores en todo momento: morir solo, ser olvidado.
Respetarle sus decisiones y hacer que otras personas las respeten, como preferir morir en casa o donar sus órganos. Estas disposiciones hay que hacerlas por escrito y presentarlas en Trabajo social en el momento de internar al paciente. En el caso de los menores los padres o tutores toman la decisión.
Permitirle seguir trabajando, si es que aún está en condiciones de hacerlo.
Auxiliarle para que lleve a cabo las cosas que tiene pendientes, por ejemplo, despedirse de las personas queridas, poner en orden sus pertenencias para el momento en que ya no esté, hacer testamento.
Ayudarle, de acuerdo con la idea religiosa o cultural que tenga, a morir con tranquilidad, paz y sin temor.