 |
Con tal de salvar a mi familia |
Fernanda |
|
Fernanda emigró de Guadalajara a Tijuana junto con su madre y hermanos cuando todavía era una niña. Al momento de darnos su testimonio radica en la ciudad de Chihuahua, tiene 39 años, está casada y es madre de dos hijos varones, uno de catorce y otro de diez años.
La historia de Fernanda nos revela que la afluencia migratoria de mexicanos hacia la frontera norte lleva ya varias generaciones. Consciente de las dificultades de vivir en una ciudad fronteriza, Fernanda tomó la decisión de trasladarse con su familia hacia una ciudad del interior.
Hace tres años que vive en Chihuahua. Con todo, a pesar de lo vivido, ella ve su futuro como promisorio. |
|
De Guadalajara a Tijuana, de Tijuana a Chihuahua |
|
Yo nací en Guadalajara, en el estado de Jalisco, tenía cinco años cuando nos fuimos por primera vez a vivir a Tijuana.
Cuando mi mamá enviudó todos los hermanos éramos muy chicos, el más grande se fue con un amigo a vivir a Tijuana, tenía 14 años, mi mamá pasó tres meses sin saber de él, estaba muy reciente la muerte de mi papá, consiguió dinero y se fue a buscar a su hijo. Llegó a Tijuana y con mucha suerte encontró a mi hermano; luego se puso a trabajar en un restaurante, y mi hermano en una florería; los dos empezaron a trabajar y se quedaron.
Los demás nos quedamos en Guadalajara con mi hermana la más grande. Ella tenía 12 años y fue la que nos crió a todos, porque los demás estábamos muy chicos.
Mi mamá nos mandaba dinero. Un año después, cuando ya tuvo en donde meternos, mandó dinero y nos fuimos todos allá; llegamos y nos metimos a un departamento chiquito, conforme mis hermanos crecieron se pusieron a trabajar y le ayudaron mucho, así fue como salimos adelante.
La primera vez que viví en Tijuana tenía cinco años; ahí empecé el primer año de la primaria; regresé a Guadalajara y repetí primero, entré a segundo y luego me regresé a Tijuana y volví a repetir los años; o sea, los tres más chicos no acabábamos los años escolares; regresábamos a Tijuana y volvíamos a repetir, nos íbamos a Guadalajara y volvíamos a repetir.
Así que yo, cuando tenía 16 años, apenas acababa de salir de sexto año y mi hermano el mayor nos dijo:
--Saben qué carnales, ustedes ya están grandes, mi mamá está enferma, necesita que le ayudemos todavía más, y donde quiera hay trabajo, el que quiera trabajar a trabajar, y el que quiera estudiar, pues podemos ayudarle. |
|
|
A trabajar jóvenes |
|
Yo me puse a trabajar. Entré a una maquiladora en Tijuana; tenía como 16 años, mi hermana tenía 14 y el otro tenía 17; empezamos a trabajar y le ayudábamos más a mi mamá, empezamos a ampliar la casa, a arreglarla, a comprar muebles. Antes de eso el único que hacía fuerte a mi mamá era el más grande.
Trabajamos siempre por el sueldo mínimo, porque cuando uno nada más tiene primaria, pues lo que alcance a conseguir; cuando llegué |
|
|
|
aquí, a Chihuahua, batallé mucho porque no tenía la secundaria. |
|
Matrimonio y migración |
|
En Tijuana conocí a mi esposo, entonces yo tenía como 21 años; tuvimos un noviazgo de tres meses y luego luego me embaracé; nos fuimos a vivir juntos, y después nació el otro niño.
Luego empezaron muchos problemas porque él se hizo alcohólico. Así vivimos muchos años.
Cada día se hizo más vicioso, un día le dije que ya no lo aguantaba más y nos separamos. Él se vino a Chihuahua --porque él es de Camargo pero se había ido a Tijuana--, vino a visitar a su familia. Duró un mes aquí, regresó a Tijuana y me volvió a bajar el cielo y las estrellas. Me dijo que nos viniéramos a Chihuahua, que aquí era más tranquilo, yo le respondí que sí:
--Sí, sí voy, con tal de salvar a mi familia --le dije, y nos venimos.
Cuando él me propuso que me viniera no lo pensé, tengo muchos años viviendo con él y ya lo conozco, es muy trabajador, nomás que cuando toma se convierte en otra persona, muy agresivo, por su vicio tenemos muchos problemas.
Aquí llegamos con su mamá y luego luego él se puso a trabajar. Yo acomodé a mis hijos en la escuela y empecé a trabajar en la maquiladora.
Los primeros meses seguí batallando con él. Me decía:
--Vámonos a Tijuana.
--No, yo no me voy a ir a Tijuana --le decía. Vete tú, yo ya me moví, ya conocí Chihuahua, ya sé que es muy tranquila, que no es tan problemática como Tijuana; allá hay mucho vicio, mucha drogadicción, mucha violencia, yo no quiero que mis hijos crezcan ahí, yo aquí me quiero quedar, si tú te quieres ir, pues vete tú.
Entonces yo me quedé y él también. Gracias a Dios él ya ha superado lo de su problema con el alcohol, está más tranquilo, ahí la llevamos. |
|
|
Las ganancias |
|
El sueldo sí es un poquito más bajo que en Tijuana; allá, como es una frontera, se gana más, un poquito más.
Yo le veo muchas ventajas a la maquiladora por las prestaciones; de ahí tuve mi casa, seguro para mis hijos, seguro de vida para mí, de ahí saco el dinero para darles de comer a mis hijos. Le hallo mucho más ventajas que estar limpiando casas.
Aquí, en la empresa, nos ayudan mucho para los libros de los hijos en la escuela. Nos dan un bono especial por cada niño, depende de la calificación que tengan nos dan para los cuadernos y todo lo básico de la escuela.
 Los préstamos también nos ayudan mucho; se hacen bastantes cosas con los préstamos y poco a poco va uno pagándolos, porque uno siempre dice: voy a ahorrar, y no es cierto, al menos yo no puedo ahorrar, tengo dinero y me doy el lujo de cualquier cosa, yo no puedo ahorrar y con esos préstamos nos va mejor.
Igual nos dan bonos de despensa, con los que uno se compra el mandado o muchas otras cosas.
Con lo que se saca mucho es con el tiempo extra; ahorita hay tiempos extras y todas andamos muy tranquilas de dinero.
|
|
|
Casa, quehaceres domésticos y rutina de traslados |
|
Apenas tengo un año de casada. Me animé a casarme por mi crédito de Infonavit. Juntamos los dos sueldos y ya nos dieron casa.
Fíjate que disfruto mucho, mi casa, a mí me gusta mucho tener mi casa limpia, la ropa limpia --aunque yo no soy muy aficionada a la planchada, es lo único que no me gusta--, será que siempre me enseñaron que hay que tener la ropa limpia, todo menos la planchada. Eso sí, mis hijos se van a la escuela y yo les dejo la casa limpia, comida hecha, su ropa lavada, bien doblada, todo en su lugar.
A las dos de la tarde me estoy metiendo a bañar, a las dos y media salgo para agarrar el especial, porque la colonia donde vivimos está muy lejos y tarda mucho en entrar el camión, entonces procuro siempre venirme antes para llegar temprano a mi trabajo, sabiendo que a mis hijos ya los dejé en la casa, ya les dejé comida y todo.
De aquí salgo como a las doce treinta y cinco y llego allá como a la una y quince. |
|
|
Sexualidad |
|
A los 16 años entré a trabajar en una maquila y empecé a conocer muchachas y muchachos en la colonia donde yo vivía. Cuando tenía como 18 años me hice muy bailadora, iba mucho a los bailes y me dio por llegar bien tomada a la casa. Mi mamá me decía:
--Hija, ya estás grande, mira, te puede pasar esto o aquéllo, cuídate. Cuando vayas a los bailes no va faltar el que se quiera sobrepasar contigo. Mira, si te vas a entregar a un hombre hazlo por amor, no lo hagas nomás porque tu amiga lo hizo o porque tu amiga quería, hazlo porque lo sientes, y si lo vas a hacer cuídate, yo que más quisiera que en mis tiempos me hubieran dicho, hay pastillas, hay preservativos, hay inyecciones, cuídate.
Conocí mucha gente, íbamos a bailar, al cine y nos metíamos a ver películas pornográficas; en la maquiladora, los lunes estábamos todas en el área de trabajo y siempre las señoras de ahí en la misma plática, de sexo:
--¡Ay! ¿Cómo te fue con...?
--¡Ay!, que me hizo...
Que esto que lo otro, las posiciones, los modos, todo eso a mí se me grabó; entonces pensaba: el día que yo tenga mi pareja, voy a hablar con él, abiertamente le voy a decir que me enseñe y que se enseñe. Así fue.
Entonces yo empecé a andar con mi marido, todo normal, todo se fue dando a su tiempo, cuando estaba en ese momento del ciclo que a uno realmente no le importa nada, un día íbamos caminando por la calle y él de broma me dijo que entráramos al hotel y yo le dije que sí, ni la pensé, entramos y él luego luego a lo que iba y yo dije:
--No, fíjate que no, vamos a hacer el amor, no el sexo, lo vamos a hacer porque nos nace hacerlo, y sabes qué, yo me quiero enseñar y quiero que tú te enseñes, porque yo no quiero que te me subas y nomás seas tú el que disfrutes, también yo cuento.
--¿Y qué quieres que haga?
--Ahí en la esquina, o en cualquier otra esquina, hay puestos de revistas, tráete una revista pornográfica, viendo la revista nos empezaremos a enseñar.
Así fue como se dio la relación, y hasta la fecha.
No usamos nada para cuidarnos porque en las películas se ve que no usan nada, simplemente se salen y lo tiran afuera, entonces yo le dije:
--Así lo vamos a hacer.
--Ah, bueno.
|
|
Entonces una vez no se salió, fue cuando me embaracé de mi hijo el más grande, y la segunda vez, también.
Hasta la fecha seguimos con ese método. Yo averigüé con los doctores de las maquilas:
--Oiga: ¿es malo tener una relación y que él se salga y lo tire afuera?
--No, es normal.
--¿Pero no puede tener complicaciones después que....?
--Es normal. |
 |
|
|
--!Ah¡, pues qué bueno.
Cuando me alivié del más chico me decían:
--No se te vaya a dormir, que no te vaya a agarrar descuidada.
Que esto, que lo otro:
--Mejor tómate tus pastillitas.
Me las tomé como tres meses, pero me daban muchos nervios y me puse muy histérica, no sé, me ponía muy histérica, de todo me enojaba, todo me caía mal, fue la única vez. |
|
|
|
Fernanda pertenece a la generación de migrantes que siendo todavía niños fueron llevados por sus padres, en este caso por la madre viuda, a radicar en la frontera.
En su historia relata las peripecias de ese ir y venir de Guadalajara a Tijuana, razón por la cual no lograban ella y sus hermanos avanzar en el estudio de la primaria y revela un dato muy importante: apenas saliendo de la primaria se incorporó a trabajar en una maquiladora para contribuir así a la economía de la familia.
A diferencia de las que vienen del medio rural, Fernanda no contrajo matrimonio en la adolescencia y su discurso expresa claramente una mentalidad mucho más abierta respecto a la forma de abordar la sexualidad: más libre e informada, aunque no del todo tomando en cuenta la fuente de donde obtuvo la información: pláticas con mujeres mayores y pornografía.
El establecimiento de la familia de Fernanda en la ciudad de Chihuahua, en cierto modo dirigido por su voluntad, ha sido benéfico para ellos, pues en ese lugar han obtenido una vivienda a través del crédito de Infonavit y gozan del resto de las prestaciones que la empresa maquiladora les otorga.
Puede decirse, entonces, que Fernanda se encuentra en este momento disfrutando de una mejor calidad de vida, no solamente por el aspecto de la economía familiar, sino también porque en su nuevo lugar de residencia se ha superado en gran medida el alcoholismo de la pareja y se han fortalecido sus relaciones conyugales.
Ella es una trabajadora típicamente mexicana: cumple con su jornada laboral en un horario que le permite atender a los hijos, asear el hogar y preparar los alimentos, priorizando, de ese modo, el papel tradicional de ama de casa. En pocas palabras: desempeña la "doble jornada" con un alto espíritu de compromiso. |
|
|
|
|