 |
Sola, siempre sola |
Soledad |
|
|
Soledad es una muchacha de ideas diferentes, según sus propias palabras, porque no quiere quedarse en su pueblo y hacer lo que otras muchachas de su edad: casarse y tener hijos.
Su punto de partida fue un pueblo de Guatemala cercano a la frontera con Chiapas, de ahí viajó hasta Sonora con la intención de cruzar hacia los Estados Unidos. Tres veces lo intentó y tres veces la regresó la policía migratoria de los Estados Unidos. En la tercera ocasión la dejaron en Ciudad Juárez, sola y sin dinero. |
|
|
Del otro extremo de México |
|
Yo vengo de Chiapas, del municipio de Amatenango, éste es un pueblito pequeño, como de mil personas o más; hay iglesia, y escuela primaria y secundaria.
El siete de septiembre voy a cumplir veinte años.
A los tres meses de haber nacido, mi mamá y mi papá se dejaron y mi madre me llevó con mis abuelos. Tenía tres años cuando mi mamá se casó con otro hombre y yo me quedé sola con mis abuelos, ellos me cuidaron hasta que crecí.
Vivíamos en una casa con tres cuartos pequeños de adobe y techo de madera, no teníamos estufa, nada más parrillas de leña.
Cuando cumplí quince años, más o menos, mi tío, que vivía también ahí, tuvo a su esposa y ella se portó mal conmigo porque se encelaba, decía que mi tío era mi amante, y no. Entonces mi papá me quiso traer a vivir con él a Guatemala, ahí compró él un terreno.
Yo decidí vivir con mi padre pero, como su esposa no es mi madre, me trataba mal, y los hijos de ella también. Ahí yo nunca pude vivir, entonces decidí venir para acá. |
|
|
Con la ayuda de Dios |
|
No tengo miedo porque fui con un pastor que está bien estudiado sobre la Biblia, que es doctor en Biblia, entonces me dijo:
--El día que te vayas debes orar mucho y debes ayunar para que no te pase nada, para que todo te vaya bien.
Entonces yo, antes de venirme, dos días no comí, nada más oré. Todo el día y toda la noche oraba y pedía a Dios que no me pasara nada, y eso me libraba de todas las tentaciones. Terminé de ayunar y de orar los dos días cuando me vine para acá.
Nada más le dije al pastor que orara mucho por mí para que no me pasara nada, porque ya me iba a venir. Así fue que me vine orando y, con la ayuda de Dios, llegué bien a Sonora. Siempre Dios me ha ayudado y me ha librado de problemas.
Ahora pienso en buscar un trabajo para tener dinero e intentar pasar otra vez. Me vine preparada con mi acta de nacimiento.
Aquí me van a dar trabajo en un hotel, me parece que el lunes empiezo a trabajar, pero no me voy a quedar muchos días, porque me quiero regresar de nuevo, a ver si me pagan un buen sueldo y si no, solamente me voy a estar unos dos meses. |
|
|
Un largo viaje |
|
Cuando salí de Guatemala le dije a mi papá:
--Me voy a ir porque su esposa no me trata bien.
Mi papá no me quiso dar para mi pasaje y yo pedí prestado. De Guatemala me fui caminando hasta Amatenango, que se hacen como unas seis horas y de ahí a Motosintla, desde donde tomé un camión directo a Tijuana. Pero no me fui hasta Tijuana, me quedé en Altar, Sonora. Hice dos días y una noche en el camión.
Ahí un pollero me llevó a la línea, me llevaba fiado y no pagué nada.
Pensé pasar sola, no traer compañeros ni coyotes, ni nada, pidiendo a Dios que me ayude en todo, me ha ido bien, nomás que nunca paso.
No he podido pasar a los Estados Unidos porque la primera vez que lo intenté, iba por el desierto y la migra me agarró y me echó para Nogales; intenté pasar otra vez, ya iba por Tucson cuando la migra me agarró y me echó a Nogales otra vez, entonces intenté la tercera vez, ya iba por Nuevo México y me agarró la migra y me mandó hasta aquí, a Juárez.
La primera vez caminé dieciocho horas, la segunda caminé doce horas y la tercera caminé quince horas. Llevábamos agua y comida, una maleta y ropa, y después cuando nos íbamos en troca todo lo dejábamos tirado, nos íbamos sin nada. De regreso a Sonora llegábamos con una señora que era muy buena gente, yo le ayudaba a hacer oficios, a cuidar a una niña, y ella me daba comida gratis, me daba ropa, pero cuando yo cruzaba dejaba todo tirado y regresaba sin nada. El esposo de la señora era pollero.
Ahora quiero regresar, pero no puedo, porque no tengo dinero. |
|
|
|
|
Otra manera de pensar |
|
Sí tuve novios, pero nunca se me ocurrió casarme. Yo no quería eso porque miraba a muchas mujeres que cuando tenían marido ya no podían salir a ninguna parte, luego les venían sus hijos y los miraban como esclavos; sólo tenían una casa, no tenían nada de cosas, viven pobremente.
Entonces yo pensaba: ¿Por qué muchas sí tenían casa y carro y todo eso? Algunas sí tienen muchas cosas.
Por eso pensé, cuando estaba en Chiapas, que me iba a ir a los Estados Unidos, e iba a hacer una casa en un pueblo y tener cosas, buenas cosas, y luego yo pensaba: entonces si me voy a casar, así aunque me dejen, tengo en dónde vivir, y si me quedo con familia voy a tener en dónde vivir. No quiero como otras que no tienen ni casa, ni nada y algún día se dejan y se van con sus hijos a vagar, y sus hijos se quedan perdidos y así tienen otros maridos y les vale dejar a sus hijos con otra familia.
Yo pienso eso, de quedarme y vivir con mis hijos, no andar vagando por ahí como otras, por eso mi meta es ir y ganar dinero para tener algo y no vivir pobremente.
A las mujeres, cuando nos toca la buena suerte de que el esposo es rico, no queda una en la calle; pero si es pobre, sí. Porque el amor... Veo que cuando uno se enamora no está pensando si es rico o si es pobre.
Allá, unas de quince años, de catorce, se casan. Mis amigas ya están casadas todas. |
|
|
|
|
|
Soledad tenía dieciocho años cuando decidió salir de su pueblo, ubicado más allá de las fronteras de Guatemala, por lo que su viaje fue largo.
Una vez tomada la decisión, Soledad se encomendó a Dios, rezó, ayunó y oró durante varios días y noches, ritual que según ella le dio las fuerzas necesarias para emprender el camino.
Aunque físicamente aparenta más, es realmente muy joven en ideas y sentimientos, pues cree firmemente que su futuro, al menos el inmediato, está al otro lado de la frontera norte, a donde piensa llegar aunque tenga que sortear muchos obstáculos.
Desea progresar, ganar el dinero suficiente para edificar una casa en su pueblo y no descarta tener hijos, pero, a la vez, es completamente consciente de que ser esposa y madre no es su única finalidad. Por el contrario, le asusta la posibilidad de enfrentarse al matrimonio y la maternidad en desventaja, como la mayoría de las mujeres de su pueblo.
Su sueño de establecerse en los Estados Unidos se ha visto frustrado tres veces. La última vez que la regresaron se encontraba en la fronteriza Ciudad Juárez y planeaba buscar empleo temporal, juntar un poco de dinero y lanzarse nuevamente a la aventura de pasar de "mojada".
|
|
|
|
|