Adaptado del artículo “El otro zapatismo”, de Víctor M. Toledo

Ante el problema que representa el agotamiento de recursos naturales y la contaminación del ambiente, muchos grupos indígenas y algunos empresarios están demostrando que hay otra manera de hacer las cosas.
Veamos algunos ejemplos.

1. Dueñas de medio millón de hectáreas, 50 comunidades mayas de Quintana Roo están manejando sustentablemente el bosque produciendo madera y goma de mascar natural que obtienen del árbol de chicozapote (actualmente el chicle que nos venden es de plástico). Como consecuencia de la organización, hoy, estas comunidades se han convertido en celosos guardianes del bosque porque aprendieron a vivir de él sin destruirlo.

2. En la Reserva de la Biosfera de Calakmul, en Campeche, se implantó un programa de manejo hecho por las organizaciones locales que viven alrededor de la reserva, con apoyo de los gobiernos de México y Canadá. Actualmente manejan la selva produciendo chicle, pimienta, hojas de palma, fauna silvestre y productos de madera, al tiempo que siembran maíz, tienen huertos familiares, manejan ganado en establos, producen miel y desarrollan proyectos de ecoturismo.

3. Tabasco es la región petrolera más productiva de México, pero por eso mismo, está siendo constantemente contaminada por la explotación petrolera. Los chontales se han organizado para proteger el agua, el resto de sus recursos y su futuro y en los últimos diez años han bloqueado muchas veces los pozos petroleros.

Hoy Pemex empieza a tener más cuidado en su manera de hacer las cosas.


4. Un decreto presidencial de 1972 concedió derechos exclusivos a los pescadores de la Comunidad Pesquera Yaqui, en el estado de Sonora. Durante este tiempo, la cooperativa fue famosa por la forma tan exitosa de pescar a pequeña escala sin acabar con sus recursos. Hoy, invasores que no respetan estas reglas están pescando en el área, deteriorándola. Los yaquis se organizan para luchar por sus derechos.