Centros de acopio de residuos sólidos en Juchitán, Oaxaca
Basado en un texto del biólogo Salvador Morelos Ochoa

Juchitán es una comunidad que está junto al Río de los Perros, llamado así porque hace muchos, muchos años, había nutrias o perros de agua.

A principios de los años 50 llegó a instalarse a la comunidad una fábrica de postes y durmientes de ferrocarril; para hacer que la madera durara más, la impregnaban con una sustancia llamada creosota.




La fábrica arrojaba al río aceites y creosota, y eso cambió la vida de la comunidad.

— Nos dimos cuenta de que la creosota nos alejó del río.
Las mujeres ya no fueron a lavar y la gente no se metía a bañar, nos comenta Julio Bustillo Cacho, habitante de Juchitán, que después fue presidente del Foro Ecológico Juchiteco, A.C.

—Cuando la gente dejó de usar el río, o convirtió en basurero.


Con el tiempo, Juchitán ganó la triste fama de ser la ciudad más sucia de Oaxaca. Pero como “no hay mal que dure cien años”, una tarde calurosa se sentaron los amigos a platicar.
Los recuerdos de la infancia lograron que en el año 1991 naciera el Foro Ecológico Juchiteco, para resolver el problema de la basura. Lo primero que hicieron fue una campaña para limpiar el río, y un fin de semana todos se pusieron a limpiar.




La gente les decía que estaban locos, que de nada serviría hacer eso. Pero se dieron cuenta de que mucha de la basura que estaba tirada, en realidad eran materiales que se podían reciclar:
metales, vidrio, papel y plástico. Así nació la idea de poner un centro de acopio.
En un espacio cerca del río construyeron, entre varios, contenedores de ladrillo en los que la gente de la comunidad deposita, de manera limpia y separada, el papel y cartón, el vidrio, el plástico y los metales.
Consiguieron que les compraran
estos materiales. Pero eso no fue todo, animados por la respuesta de la gente empezaron a recibir la materia orgánica y se pusieron a hacer composta, que es un proceso en el que se mezclan los residuos orgánicos con tierra para que los residuos se descompongan y sus

nutrientes se reincorporen a la tierra, convirtiendo así una tierra pobre en humus, que es tierra con muchos nutrientes.

Con el humus empezaron a sembrar plantas en bolsas de plástico. Hoy tienen un vivero de plantas de la región, que utilizan para sembrar parques, camellones y escuelas de la comunidad.

Ha sido una labor paciente; en pocos días no se resuelve un problema de años, pero los cambios en Juchitán son evidentes.

Todo ocurrió porque un día, un grupo de amigos pensó que era posible realizar un sueño.