Poniatowska, Elena. Hasta no verte Jesús mío.
Editorial Biblioteca Era, México,1969, pp 18-20

Después nunca me volvió a hacer nada. Nunca más, se hizo el sordo a todas las cosas
que le pasaron como chiflonazos.

 
 
A la ardilla le quitó la carne. En la Mixtequilla se come. Se le echa sal, pimienta y ajo, y vinagre o limón, se abre el animal de patas y se mete en una estaquita para que con el calor se vaya dorando al fuego. La ardilla sabe retesabrosa, sabe a ardilla y es muy buena. Mi papá dejó a la ardilla en el puro cuero, la abrió para estirarla con el sol, le echó cal y cuando estuvo seca le cosió las patitas, las manitas, con un palo la rellenó y vino y me la dio.
 
—¿Por, qué está dura, papá?
—Por el relleno.
—Pero ¿con qué la rellenaste, con tierra?
—No, con aserrín.
—¿Y qué cosa es aserrín?
—¡Ay Jesusa,confórmate, juega con ella!
 
Y ya jugaba con el animal ése; me tapaba mi rebozo y me cargaba mi muñeca
aunque mis manos rebotaban de lo dura que se sentía.
 
Como mi papá no tenía medio de comprarme nada, mis juguetes eran unas piedras, una flecha, una honda para aventar pedradas y canicas que él mismo pulía. Buscaba mi papá una piedra que fuera gruesa, dura, una piedra azul, y con ella redondeaba y limaba otras piedritas porosas y salían las piedritas a puro talle y talle. Los trompos de palo me los sacaba de un árbol que se llamaba pochote y ese pochote tiene muchas chichitas.
 
Escogía las más grandes para hacerme las pirinolas y nomás les daba yo una vuelta y bailaban. Y mientras giraban yo fantaseaba, pensaba no sé qué cosas que
ya se me olvidaron o me ponía a cantar. Bueno, cantar cantar, no, pero sí me salían unas como tonaditas para acompañar a las pirinolas.
 



Imagínate cómo me sentía
porque ya podía leer los libros


Como no tenía pensamientos, jugaba con la tierra, me gustaba harto tentarla, porque a los cinco años todavía vemos la tierra blanca.

Nuestro Señor hizo toda su creación blanca a su imagen y semejanza, y se ha ido ennegreciendo con los años por el uso y la maldad. Por eso los niños chiquitos juegan
con la tierra, porque la ven muy bonita, blanca, y a medida que crecen el demonio se va apoderando de ellos, de sus pensamientos y les va transformando las cosas ensuciándolas, cambiándoles el color, encharcándoselas.
 
Yo era muy hombrada y siempre me gustó jugar a la guerra, a las pedradas, a la rayuela,
al trompo, a las canicas, a la lucha, a las patadas, a puras cosas de hombres, puro matar lagartijas a piedrazos, puro reventar iguanas contra las rocas.

Agujerábamos un carrizo largo y con esa cerbatana cazábamos: no me dolía matar a esos animalitos, ¿por qué? Todos nos hemos de morir tarde o temprano. No entiendo cómo era yo de chica. Tampoco dejaba que los pollitos empollaran sus huevos: iba y les bajaba los nidos y luego vendía huevitos, por fichas de plato, tepalcates de barro rotos, pedacitos de colores que eran los reales y los medios, las cuartillas, las pesetas y los tlacos, porque esasmonedas se usaban entonces.

Luego hacía una lumbrada y tatemaba las iguanas chiquitas y ya que tronaban, con un
cuchillo les raspaba la cáscara, las abría les sacaba las tripas, les ponía dizque sal y llamaba
yo a los muchachos: “¡A comer! ¡A comer! ¡Éjele! ¡Siéntense muchachos que ahorita les sirvo! ¡Éjele! ¿pues cómo se van a quedar con hambre? ¡No faltaba más! Pa' luego es tarde… Ellos, ¿pues cómo se iban a comer esa cochinada?

–¡Eso no se vale!
–¡Éjele! ¡Éjele!
–¡Tramposa! ¡Cochina!
–Lero, lero, tendelero…
 
Y me echaba a correr. Y ellos tras de mí. A nadie le gusta que lo engañen.
 
Luego que ya me cansaba de jugar con los muchachos me subía a los árboles y los
agarraba a piedrazos. Me trepaba a las ramas a hacer averías, nomás a buscar la manera
de pelear con todos. Los descalabraba, iban y le avisaban a mi mamá que yo les había
quebrado la cabeza, ella me aconsejaba pero yo no estaba sosiega. Era incapaz desde
chiquilla. Ahora ya todo acabó, ya no sirvo, ya no tengo el diablo.
 
Mi mamá no me regañó ni me pegó nunca. Era morena igual a mí, chaparrita, gorda y cuando se murió nunca volví a jugar.