 |
 |
Recomendaciones para jugar con la música |
Toc, toc, jugando con los sonidos
|
|
|
Textos de Hernández R. Ma. Eugenia Hernández, Isabel Jasso y José Martín Hernández F; Jugando con la
música, Servicio Jesuita a Refugiados, México, 1995. |
Pues bien, te voy a contar de
un lugar llamado el mundo
de los sonidos. Allí viven
sonidos suavecitos, como
el viento que cuenta secretos
en nuestros oídos
(ssssssssssss) y también
sonidos fuertes que
retumban como, por
ejemplo, el trueno. |
|
 |
Y al ladito de ellos
viven los sonidos
agudos, como el chirrido
de un ratón iiii, y otros graves,
como el rugido de un león,
grrrrrrrow. |
|
 |
También hay sonidos
Laaaaaargos, como el
mugido de una vaca.
¿Cómo cuántas “u” caben en
ese muuuuu? Y otros
cocorococo cortitos, como
el cacareo de la gallina. |
|
 |
¿Te fijas en lo diferente que
suena cada uno de ellos?
Hasta con los ojos vendados
podemos reconocer los sonidos
de los animales, las voces de
nuestros parientes, o los
sonidos de los instrumentos
musicales.
¿Y sabes qué es lo mejor
del mundo de los sonidos? |
¡Que tú tienes la llave para
entrar! ¡Claro! Tus orejas son la
puerta a este hermoso lugar.
¿Te gustaría conocerlo? |
|
|
Escoge un lugarcito y siéntate,
acuéstate o ponte de pie o de
cabeza y escucha, escucha con
mucha atención. No hagas
nada. Cierra los ojos y abre
bien tus oídos.
Escucha todos los ruidos, todos
los sonidos, los que entran en
tu casa y los que salen de ella.
Los que conoces, los que no
conoces. ¿Hay algún grillo por
allí? ¿Escuchas el ruido de un
motor? ¿Algún bebé llorando?
¿Está soplando el viento? Y si
te pones listo tal vez podrás
escuchar el “pom pom” de tu
corazón. |
|
 |
¿Te das cuenta de la riqueza
de sonidos a tu alrededor? Hay
sonidos lindos, otros feos, chillones,
rítmicos…
Hay sonidos tristes, alegres,
emocionantes, sonidos que nos
dan mucho miedo. Hay sonidos
también que despiertan nuestra
curiosidad.
Por ejemplo: psss psss
¿Qué te parece? ¡Divertido,
verdad! |
|
 |
|
|
|