El juego
María del Consuelo Barajas Avilés
 

En todos los tiempos y en todos los lugares de la Tierra, el juego ha sido y es la principal actividad de las niñas y los niños. Se puede decir con seguridad, que a todas las niñas y los niños les gusta jugar. Estén donde estén, encuentran con qué jugar. Juegan con lo que está a su alrededor: palos, piedras, latas, que en sus manos se transforman en juguetes o en ideas para recordar o inventar juegos.

 
 
Las niñas y los niños pequeños juegan primero con su cuerpo, sus manos, sus pies y sus dedos y les gusta mucho cuando la mamá o alguna persona adulta juega con ellos tocando su cuerpo o escondiéndose detrás de una manta y aparece otra vez. Después todo lo
que encuentran a su paso se convierte en algo divertido que se puede tocar, chupar, tirar, meter, sacar, rodar, es decir, jugar.
 
Cuando son más grandes, de acuerdo con las costumbres de la comunidad y de lo que les permita su familia, van a jugar a un juego o a otro, a una ronda o a otra, con canicas o con semillas, con trompo, pirinola, yoyo, a brincar la cuerda o a subirse a los árboles, a corretear a otros, a esconderse, a trepar, a deslizarse, a arrastrarse.
 
En el juego, la imaginación es muy importante, pues a través de ella pueden viajar a lugares lejanos y maravillosos, convertirse en animales o personas adultas como su mamá o la maestra, y dar vida a las cosas que les rodean.

Es interminable la lista de todo lo que las niñas y los niños hacen y aprenden cuando juegan.
 
Los niños pequeños cuando juegan, a veces buscan la compañía de otros niños o de personas adultas, otras veces prefieren hacerlo solos.
 
Para las niñas y los niños, el juego es muy importante, es algo más que sólo diversión. A través del juego exploran el mundo, aprenden a solucionar problemas, como por ejemplo: buscar cómo poner la tapa a un frasco y cómo hacer para jugar con el mismo juguete que otro niño quiera. Esto hace que desarrollen su mente, sus emociones y su cuerpo.
 
El juego les proporciona alegría, les da la oportunidad de acariciarse, tocarse, convivir y les hace vivir la vida más tranquila y con más gusto.

Cuando la persona adulta utiliza el juego al convivir con niñas y niños pequeños, consigue cosas que parecen imposibles, como que expresen lo que sienten, cuando juegan a la mamá y al papá y sus sentimientos hacia ellos.
 
En los adultos el juego deja de ser una actividad importante. Aunque a muchos todavía les gusta jugar, son muy pocas las veces en que lo hacen y la manera en que juegan cambia mucho, ya no brincan ni se arrastran.
 
En el cuidado o acompañamiento de las niñas y los niños pequeños, el juego puede ayudar a que los niños convivan y se relacionen entre ellos y la persona adulta que los cuida. Por eso, la invitamos a jugar y a disfrutar junto con ellos.
 
Recuerde que, para jugar se necesita imaginación, emoción, perder el miedo al que dirán los demás, ganas de pasarla a gusto y atreverse a hacerlo.