Haciendo sonidos con nuestro cuerpo
 

Desde hace muchísimos años, los hombres
han acompañado sus cantos con los sonidos producidos por su propio cuerpo.

Muchas canciones cantadas por los niños de todo el mundo incorporan estos sonidos.
Podemos palmear, tronar los dedos, olpear
los muslos con las palmas, golpear el suelo
con el pie, hacer sonar nuestra panza como un tambor, etcétera, y así acompañar las canciones y divertirnos mucho.

Estos golpes que damos en nuestro cuerpo para producir sonidos, los llamamos “percusiones corporales”. “Percutir” quiere decir “golpear” o hacer sonar algo; por eso las llamamos así.

 
 
 
Si te pones a explorar verás cuántos sonidos puedes hacer con tu cuerpo. ¡Tu cuerpo es un gran instrumento! Y sin duda, es el más bonito. Por ejemplo, fíjate cuántos sonidos podemos sacar sólo con las manos: podemos frotarlas, golpear dos dedos sobre la palma de la otra mano; podemos palmear con los dedos estirados, palmear como siempre lo hacemos o palmear con las manos ahuecadas. ¿Notas qué distinto se oye cada vez?

Te vamos a proponer cuatro formas distintas de hacer música con tu cuerpo: dando palmadas, golpeando tus muslos, tronando los dedos y golpeando el suelo con tus pies.
 

Palmadas
 
Como ya veíamos, podemos palmear de mil maneras para obtener sonidos distintos
Prueba éstas:
 
Sonido brillante: se golpea una mano
contra la otra.
  Sonido opaco: se ahuecan las palmas y
se golpean.
 
 
Sonido fuerte: se golpea con cuatro dedos en la palma contraria.
  Sonido suave: se golpea con uno o dos
dedos en la palma contraria. (se parece al sonido de una lluvia ligerita, ¿verdad?).
.
 
 
Podemos dar las palmadas a diferentes alturas: arriba de la cabeza, a la altura del pecho, a la altura de la cintura, a un lado y al otro.
 
Los juegos de palmas que hacemos con algún compañero también nos sirven para acompañar las canciones.
 
 
Muslos (golpeando los muslos con las palmas)
 
Podemos golpear los muslos con ambas manos, al mismo
tiempo.
 
Alternando las manos (una mano después de otra).
 
Golpeando primero el muslo derecho con la mano izquierda y luego el muslo izquierdo con la mano derecha.
 
 
 
Pisadas (de pie o sentados)
 
Podemos golpear el suelo con todo el pie, con la punta o con el talón:
 
Juntos.
 
Uno solo.
 
Alternados
(uno después de otro).
   
 
Tronando los dedos
 
Podemos tronar los dedos:
 
Juntos.
 
Uno solo.
 
Alternados.
   
 
Como ves, tienes muchas posibilidades, y tú puedes inventar muchas más. Recuerda que puedes hacer todas las combinaciones que quieras.
 
Bueno, ahora sí ya estamos listos para
acompañar con nuestro cuerpo el ritmo de
las canciones. Pero... ¿qué es eso de ritmo?

¿Te has fijado que cuando escuchamos
una canción nos dan ganas de palmear, de marchar, de bailar?

Lo que hacemos cuando palmeamos, marchamos o bailamos al escuchar una canción, es llevar el ritmo de la música.
 
 
 
La noche y el día.
 
Las estaciones del año.
 
 
Las olas del mar.
 
La vida de las plantas.
 
 
Las funciones de nuestro cuerpo también tienen un ritmo. Escucha tu respiración.

Ahora aprieta tu mano contra tu pecho y siente el latido de tu corazón ¿Sientes cómo late, siempre parejito?

Y quizá nunca te has dado cuenta, pero tú
haces ritmo… cuando caminas:
 
 
 
...cuando corres:
 
 
... cuando saltas:
 
 
Y no sólo en esos movimientos hay ritmo. Muchas actividades que hacemos a diario tienen un ritmo, por ejemplo:
 
Tortear.
 
Cortar madera.
 
Lavar.
 
Serruchar madera.
 
Barrer.
 
Martillar.
 
¿Puedes pensar en otros movimientos con ritmo?

Y en muchos sonidos que nos rodean también podemos encontrar ritmos: en el tic tac de un reloj, el chaca chaca del tren que pasa, el ruido del molino, el canto de los gallos y las ranas…
 
 
Y las palabras también tienen ritmo y se llama poesía:
 
Gallito madrugador, relojito de la aurora
que con un ¡Quiquiriqui! nos va marcando la hora.

Cuando llega la mañana y baja el primer rayito tu alegre ¡Quiquiriqui! despierta a los pajaritos.

Relojito cresta roja: ¿Cuál ha sido el relojero, que te enseñó a dar la hora sin cuerda ni minutero?


María Luisa Roqués.


 
 
Como ves, el ritmo está en todos y en todo en la naturaleza, en un poema, en nuestros movimientos, en el tic tac de un reloj o en el latido del corazón.
 
Los niños desde chiquitos son capaces de responder al ritmo. ¿Te has fijado como los bebés, aún antes de que cumplan un año, responden a la música balanceándose, palmeando, o agitando alegremente sus bracitos?