De acuerdo con la definición del Diccionario de la Lengua Española, la tradición es la perpetuación de la comunicación de noticias, composiciones literarias, doctrinas, ritos y costumbres, hecha de padres a hijos al correr de los tiempos y sucederse las generaciones.

La riqueza de las tradiciones populares en Michoacán, cuyo origen secular, entrelaza las culturas purépecha, náhuatl, mazahua y mestiza, se conservan y transmiten celosamente en todas las comunidades, constituyendo un profundo vínculo de unidad social y cultural que ha logrado fortalecer la cohesión de los pueblos y enriquecer su cultura e identidad.

Son muchas las tradiciones que se conservan como producto del sincretismo entre las culturas indígena, europea, asiática y africana, que aquí adquieren diversas formas de expresión.

Para los pueblos ágrafos -no alfabetas- como lo fueron los purépecha, la objetivación de sus tradiciones era necesaria como una forma de supervivencia cultural.

La música tradicional michoacana es una manifestación que está presente en todas sus fiestas y celebraciones. Existen sones abajeños, canciones románticas y sobre todo las llamadas pirékuas que son muy apreciadas por los michoacanos; son canciones con un formato peculiar: parte de su letra se expresa en español y parte en idioma pureh. Generalmente se acompaña la voz con la guitarra o en ocasiones se canta a capela. Son canciones tiernas de amor que se expresan en versos.

Para acompañar a algunas danzas generalmente se utiliza lachirimía; es una especie de corneta de madera con embocadura de hoja de maíz en muchos casos, y el sonido del tambor de un solo parche. Aunque la música sea adaptada de viejas canciones españolas, ha adquirido acentos purépecha que la han convertido en música tradicional.

Muchas de las tradiciones tuvieron un claro propósito de catequización, y en la fuerza de la cosmovisión indígena se introdujeron subrepticiamente, a ciencia y paciencia de los sencillos misioneros y aún de humanistas de la talla de Don Vasco de Quiroga. Por ejemplo, la danza de los viejitos o la de los cúrpites. La primera contiene un mensaje que muestra la resistencia, la sabiduría y el sentido del humor de los ancianos.

Para esta danza los jóvenes lucen un vestido tradicional con profusión de bordados y se ponen máscaras que representan viejos.

La palabra cúrpite es de origen purépecha y significa "júntense" o "vamos haciendo más", de manera que a la danza, en su recorrido por las calles, se van agregando más y más danzantes elegantemente vestidos y enmascarados.

Es tradicional la participación de un hombre vestido de mujer llamado Maringuía, así como el Tharépiti que representa a un viejo.

También existen danzas tradicionales en el nivel local, como la de "El Señor" que se practica en La Naranja y en la región de Zacapu, o la de los chinchulines, que se baila en la Sierra.

En Uruapan los vecinos del barrio de La Magdalena, en el día que se celebra a su Santa Patrona escenifican la danza de los hortelanos, en la que, todos los participantes usan máscaras elaboradas con productos recolectados en sus huertas como bules, calabazas, hojas secas de plátano y zacate, que le confieren un carácter peculiar. Estas se practican para celebrar festividades de carácter religioso. Para estas festividades se cuenta con la producción de artífices de la pirotecnia, muy calificados y abundantes en el territorio michoacano, para hacer de acuerdo con la magnitud de la fiesta, cohetes, toritos de luces o castillos.

Para cada celebración se preparan comidas tradicionales como corundas (tamales envueltos en hoja de milpa), uchepos (tamales de elote), churipo (caldo de res con jitomate), chandúcata (combinación de varios chiles y carnes) y se contratan músicos para integrar las bandas. Para solventar estos gastos se designa un "carguero" que en otros lugares de la República se denomina mayordomo. Los cargueros o cargueras, reciben donativos el día de la fiesta, generalmente en billetes que prenden en el pelo, la ropa o adornos propios del cargo.

Las pastorelas que se escenifican en muchos pueblos purépecha, son verdaderas obras de teatro; hay danza, música, recitado, vestuario y se presentan en los atrios de las iglesias o en los patios de las antiguas huataperas, nombre purépecha de los hospitales fundados por Tata Vasco. Son notables las pastorelas de Ocumicho, Cocucho, San Juan Nuevo y Tócuaro, por el lujo y la propiedad con que se enmarcan. A los niños menores de 5 años, incluidos lactantes, los visten de ermitaños poniéndoles una capita y un gorro cónico, confeccionados en cretonas de colores. Los últimos días de febrero se reúnen los integrantes de las pastorelas en la población de Cucuchucho, para agradecer el buen fin de las jornadas decembrinas.

María Teresa Pomar. México Desconocido.
Tomado de la página web:
http://www.mexicodesconocido.com.mx/espanol/cultura_y_sociedad/
fiestas_y_tradiciones/detalle.cfm?idpag=1019&idsec=15&idsub=60