Introducción
La obra de Calderón es uno de los hechos máximos del barroco europeo, sin duda el más típico logro teatral de aquella época, que muestra un formalismo recargado, con íntima angustia en sus paradojas, y profundización reflexiva, buscando en la razón lógica y geométrica un modelo y una prenda de esperanza para salir de la oscuridad de la vida: tales son los dos aspectos, complementarios aunque aparentemente contrarios, de aquella edad en que España, gran potencia ya malherida, asume la mayor representatividad estética.
Reseña
Esta interesante obra teatral toca un tema muy importante como lo es la creación del Hombre; además nos habla de ese paraíso concebido y regalado por Dios al Hombre. La obra inicia con la lucha de los elementos por el poder; hasta que aparece el Hombre, vestido con pieles, y a él es a quien se le otorga el poder sobre todos los elementos, pero solamente se le pide que no coma de la fruta prohibida, y claro está pues en cuanto el hombre se siente seguro del poder que posee decide desobedecer, en ese momento se ve vestido nuevamente con las miserables pieles con las que tomó el poder.
![]() |
Pedro Calderón de la Barca (1600-1681) Es el dramaturgo del Barroco que más ha influido en la cultura europea de los últimos tres siglos. La recepción de su obra ha sido notable, desde todos los puntos de vista, en la creación literaria de las grandes naciones de Europa. Este dramaturgo trágico está a la altura de Sófocles o Eurípides en la angustiada perplejidad de los individuos que retrata y a la de Shakespeare en las grietas de humana debilidad que supo mostrar del poder, Calderón representa la cumbre de las artes escénicas de un periodo irrepetible. Su estatua, erigida en 1881 en la Plaza de Santa Ana de Madrid, se levanta frente al Teatro Español, emplazamiento del antiguo Corral del Príncipe. |
Una forma diferente de conocer la creación de la humanidad es a través de la lectura de esta obra.
(Auto sacramental)
PERSONAJES:
MEMORIA DE LAS APARIENCIAS
El primer carro ha de ser un globo, lo más capaz que pueda dar de sí la fachada del carro. Su primer cuerpo ha de estar pintado de boscajes y entre ellos varios animales, y el globo alineado como mapa de esfera terrestre, y entre sus líneas cuajado de rosas y flores, lo más hermoso que se pueda. Ha de haber delante dos árboles de recortado, en que descanse a su tiempo el medio globo, que se ha de abrir en dos mitades; y de la que se quede fija, ha de salir una mujer, caballera en un león corpóreo.
El segundo carro ha de ser otro globo, igual en sus tamaños al primero, con diferencia de que su pintura ha de ser en su primer cuerpo de nubarrones y estrellas, y en su globo alineado como esfera celeste, con signos e imágenes del zodiaco, y todo con resplandores. También se ha de abrir a su tiempo, descansando la mitad, que cae en dos columnas de recortado, pintadas como pirámides de fuego, y ha de salir de otra mitad que queda fija, otra mujer, caballera en una salamandra, también corpórea.
El tercer carro ha de ser otro globo igual a los dos, con diferencia de que su pintura sea de color de mar, cuajado entre ondas cerúleas, todo de diversos pescados. Su mitad ha de descansar sobre otros dos pies, pintados de ovas, conchas y corales y demás adornos marinos, y salir de él otra mujer, caballera en un delfín corpóreo.
El cuarto carro, en correspondencia de los tres, ha de ser pintado de color de aire, cuajado de diversas aves, Ha de descansar su medio globo en dos bichas, con dos pájaros en su remate; la mujer que ha de salir de él ha de venir sobre un águila corpórea.
En uno de estos globos ha de haber en lo bajo del tablado hecha una gruta, que ha de abrirse a su tiempo, y verse en ella un hombre dormido sobre un peñasco; y porque una mejor con su pintura, podrá ser en el globo terrestre.
Don Pedro Calderón de la Barca.
¡Hagamos teatro!
En la representación teatral caben todos los Personajes que te puedas imaginar, puedes ser el agua, el viento, el sol o la tierra. Sólo hay un límite: ¡tu imaginación!
Instrucciones
Recomendaciones
Agua: | ¡Mía ha de ser la corona! |
Aire: | ¡El laurel ha de ser mío! |
Tierra: | ¡No hará mientras yo no muero! |
Fuego: | ¡No será mientras yo vivo! |
Agua: | Este lazo de los cuatro, nunca hasta aquí dividido, no ha de romperse sí o no reino. |
Tierra: | Que en el principio Dios hizo el cielo y la tierra se dirá; luego debido me es el vasallaje, siendo la que a los tres me anticipo, pues será de fe que a mí a par del cielo me hizo. |
Aire: | Tierra que árida y vacía estás, que así ha de decirlo la misma letra, si soy el Aire, a cuyos alivios has de beber los alientos, ¿por qué compites conmigo? |
Agua: | El espíritu de Dios, inspirado de sí mismo sobre las aguas fluctúa, que son la faz del abismo; luego si sobre las aguas el Espíritu divino de Dios es llevado, al Agua debéis los demás rendiros. |
Fuego: | Un globo y masa confusa, que poéticos estilos llamarán caos, y nada los profetas, compusimos los cuatro; pues, ¿por qué, siendo hija hermosa de mis visos, la luz la primer criatura con que a todos ilumino, queréis que el Fuego no sea de los cuatro el preferido? |
(Luchan los cuatro. )[...] | |
Tierra: | ¿Tú el preferido? Agua, deja libre los términos míos... |
Agua: | Déjeme el Aire los brazos de mis mares y mis ríos. |
Aire: | En dejándome a mí el Fuego la presa de mis suspiros. |
Fuego: | Cuando me deje la Tierra, opaco cuerpo que ciño, resplandecer y lucir. |
(Luchando siempre.) [...] |
[...] (Dicen dentro a un mismo tiempo iguales, Poder, Sabiduría y Amor, los versos, que repetirá la Música, y los cuatro elementos se suspenden.)
Los tres: | Agua, Tierra, Fuego y Aire... |
MÚsica: | Agua, Tierra, Fuego y Aire... |
Los tres: | Que contrariamente unidos... |
MÚsica: | Que contrariamente unidos... |
Los tres: | Y unidamente contrarios... |
MÚsica: | Y unidamente contrarios... |
Los tres: | En lucha estáis, dividíos. |
Los cuatro elementos: | ¿Quién nos lo manda? |
(Déxanse partiendo la corona, y salen el Poder, anciano venerable, y Sabiduría y Amor, de
galanes.) [...]
Reflexiona: |
Si en esta obra los cuatro elementos de la naturaleza se vivifican y son Personajes, ¿qué otro tipo de elementos crees que puedan personificarse?
PODER: | Aquello (vuelvo al discurso) la Sabiduría me dijo, y esto me dijo el Amor, cuando me tenía indeciso si en la segunda criatura me sucediera lo mismo que en la primera; con que de la Ciencia prevenido, y movido del Amor, que aunque en los tres no distingo mayor ni menor, primero ni postrero, siempre inclino más el Poder al Amor, a sacar me determino de la prisión del no ser, a ser este oculto hijo, que ya de mi mente ideado y de la tierra nacido, ha de ser príncipe vuestro. Y así, sin que haya sabido quién es, por dejar abierto a la experiencia un resquicio, hoy del damasceno campo, a un hermoso alcázar rico, que a oposición del azul cielo, será verde paraíso, le trasladaré, y en él, después que con mis auxilios le haya su luz ilustrado, le daré el raro prodigio de la gracia por esposa. Si procediere benigno, atento, prudente y cuerdo, obedecedlo y servidlo, durando en su vasallaje; mas si procediere altivo, soberbio e inobediente, no le conozcáis dominio; arrojadle de vosotros; pues, como el Amor ha dicho, puesta su suerte en sus manos, el logro o el desperdicio, o por sí le habrá ganado, o por sí le habrá perdido. ¿Juráislo así? |
Los cuatro elementos: | Sí juramos. |
Tierra: | Y yo, en fe de que lo admito de los limos de la tierra con este polvo te sirvo, para su formación. |
Agua: | Yo, para amasar ese limo, te daré el cristal. |
Aire: | Yo luego, porque sobre el quebradizo barro, en su materia, forma, te daré el vital suspiro, que hiriendo en su faz le anime. |
Fuego: | Y yo, aquel fuego nativo, que con natural calor siempre le conserve vivo. [...] |
[...] (Descúbrese un peñasco y el Hombre, vestido de pieles, y la Gracia, con un hacha.)
Gracia: | Hombre, imagen de tu autor, de esa enorme cárcel dura rompe la prisión oscura, a la voz de tu criador. |
Reflexiona: |
¿Dónde crees que suceda la acción de la obra?
Hombre: | ¿Qué acento, qué resplandor vi, si esto es ver; oí, si es oír esto, que, hasta aquí, del no ser pasando al ser, no sé más que no saber qué soy, que seré, o qué fui? |
Gracia: | Sigue esta luz, y sabrás de ella lo que fuiste y eres; mas de ella saber no esperes lo que adelante serás; que esto tú sólo podrás hacer que sea malo o bueno. |
Hombre: | De mil confusiones lleno te sigo. ¡Oh, qué torpe el paso primero doy! |
Luz: | No es acaso que de libertad ajeno nazca el hombre. |
Hombre: | Pues ¿por qué, si ese hermoso iluminar (que a un tiempo ver y cegar hace) otra criatura fue, apenas nacer se ve, cuando con la majestad de su hermosa claridad azules campos corrió, teniendo más alma yo, tengo menos libertad? [...] |
[...] (Vase, Cantan.)
Los cuatro elementos: | Por ti, a su obediencia todos le ofrecemos... |
Tierra: | La Tierra sus flores. |
Agua: | El Agua su espejo. |
Aire: | Sus auras el Aire. |
Fuego: | Sus luces el Fuego. |
MÚsica: | Sirviéndole a un tiempo luces, auras, espejos y flores, el Agua, la Tierra, el Aire y el Fuego. |
Hombre: |
¡Cielos!, ¿qué es eso que veo? ¿Qué es esto, cielos, que miro, que si lo dudo me admiro, y me admiro si lo creo? ¿Yo de galas adornado, de Músicas aplaudido, de sentidos guarnecido, de potencias ilustrado? ¿En este instante no era del centro la masa dura mi triste prisión oscura? Pues, ¿quién me trajo a una esfera, tan rica, tan suntuosa y tan florida, que en ella la más reluciente estrella aún no se atreve a ser rosa? Otra vez vuelva a dudar, y otras mil, quién soy, quién fui o quién seré. |
Entendimiento: |
De eso a mí me ha tocado el informar: polvo fuiste, polvo eres, y polvo después serás. [...] |
Hombre: | ¡Que raro bello prodigio! Albedrío, ¿viste nunca hermosura más discreta? Albedrío: Yo no entiendo de hermosuras, mas para que a mí me agrade basta ver que a ti te gusta. |
Entendimiento: | Y para que a mí me ofenda, ver que tú no lo repugnas. Advierte. Señor, que anda con humano rostro una serpiente en estos jardines, tan incautamente astuta, que Agua, Fuego, Tierra y Aire, siendo negra noche oscura, de su belleza engañados, por aurora la saludan. Teme, pues, que puede ser, si la miras, si la escuchas, tu culpa escucharla y verla. [...] |
Entendimiento: | No podrás sin que a ti mismo te destruyas. |
Hombre: | ¿Cómo que no podré? Pero las fuerzas lo dificultan, no el valor. Llega, Albedrío; tú a despeñarle me ayuda. |
AlbedrÍo: | Sí haré, pues sin mí no puedes. |
Agua: | Mira... |
Tierra: | Advierte... |
Fuego: | Atiende... |
Aire: | Escucha... |
Hombre: | ¡Nadie a mi furia se oponga, o teman todos mi furia! Arrójanle entre los dos al vestuario, como precipitado. Dentro. |
Entendimiento: | ¡Ay de ti, más que de mí! |
PrÍncipe: | Bien se ha logrado la industria. |
Los cuatro elementos: | ¿Qué has hecho, Hombre? |
Hombre: | Despeñar a mi Entendimiento, y una vez despeñado, sin él comer la vedada fruta. [...] |
Los cuatro elementos: | Dejando viva a la muerte, dejó a la vida difunta. [...] |
(Salen los elementos con el Hombre, como primero, vestido de pieles.) | |
Agua: | Aquí le hemos de dejar. |
Fuego: | ¡Oh humana naturaleza!, vuelva a su ser donde empieza, como río que del mar
sale, y vuelve al mar después. Pónenle una cadena. |
Tierra: | Bien es, pues salió de mí que a mí se vuelva. [...] |
Hombre: | Ahora vi, a su yerro atento, ser por quien mi desvarío, aplaudiendo al Albedrío, despeñó al Entendimiento. |
Sombra: | Es verdad. |
Hombre: | ¿Luego no fue sueño? |
Sombra: | Sí fue; que pasada, ¿qué ventura no es soñada? |
Hombre: | La que pasó; bien se ve en la distancia que haber suele entre cierto y fingido, que uno no ha sido, otro ha sido, aunque ha dejado de ser. Y así, pues sé que es verdad que, aunque en este estado estoy, príncipe heredero soy, y que aquella majestad no fue sueño, iré a cobralla. |
Sombra: | Sueño fue para ese empeño, que toda la vida es sueño. |
Hombre: | Luego ésta lo es: con que se halla tu réplica convencida, porque si la vida es sueño, ¿no es fuerza después que duerma esta triste vida, que a mejor vida despierte? [...] |
Reflexiona: |
¿Qué tipo de diálogo crees que se dé para el desenlace?
[...] (Vanse Sombra y Príncipe.)
Hombre: | Absorto y confuso estoy, gran Poder, Amor y Ciencia; si esto también es dormir, a nunca despertar duerma. Poder: Hombre que hice a imagen mía, yo te saqué de la tierra; en real alcázar te puse; perdióle tu inobediencia; a la tierra te volví, y vuelvo a buscarte en ella, donde, cobrado en mi gracia, quiero que tu esposa sea. Mira, pues, lo que me debes. |
SabidurÍa: | Mira lo que a mí me cuestas. |
Amor: | Mira lo que yo te amo. |
Poder: | Y pues cuanto vives sueñas, porque al fin la vida es sueño, no otra vez tanto bien pierdas; porque volverás a verte aún en prisión más estrecha, si con culpa en el letal último sueño despiertas. |
Hombre: | La enmienda ofrezco a tus plantas. |
Entendimiento: | Yo, aconsejarle a la enmienda. |
AlbedrÍo: | Yo, a inclinarle a lo mejor. |
Luz: | Yo, a que siempre en mi Luz tenga auxilios que le iluminen. |
Fuego: | Pues en feliz norabuena... |
Agua: | Porque a todo el universo... |
Aire: | Conste en todas cuatro esferas... |
Tierra: | Se publique cómo el Hombre... |
Cantan los cuatro: | En Aire, Agua, Fuego y Tierra, concha, espiga, voz y afecto, tiene, goza, incluye y sella, gracia, venia, amparo, asilo piedad, refugio y clemencia. |
Hombre: | Y pues es de perdón día, nuestros defectos le tengan, para que puedan mejor repetir las voces nuestras. |
MÚsica: | ¡Gloria a Dios en las alturas, y paz al Hombre en la Tierra! Tocan chirimías, y cerrándose los carros se da fin al auto. |
¿Cómo se llamó la obra?
Continúa con la Actividad 2, del tema 1, de la Unidad 2.