Los productos químicos empleados para combatir organismos dañinos, han tenido una función muy importante en el control de enfermedades transmisibles entre los seres humanos tales como el paludismo, el dengue, el tifo y otras más, y en el campo agrícola se utilizan en el combate de insectos y plagas que destruyen los cultivos. Sin embargo, el uso excesivo e inadecuado de ellos ha causado serios daños al ambiente que muchas veces es difícil remediar.

Los plaguicidas -sustancias que eliminan organismos vegetales y animales que dañan los cultivos-, los herbicidas -eliminan plantas que compiten con las plantas cultivadas por nutrientes- y fertilizantes -proporcionan los nutrientes para el crecimiento y mejor producción de los cultivos-, destruyen gran parte de la vida silvestre necesaria para mantener el equilibrio del ambiente natural, asimismo contaminan gravemente el suelo, pozos, mantos acuíferos y mares.

La contaminación del suelo con este tipo de sustancias contribuye a su desgaste, igualmente se acumula en las plantas que posteriormente son consumidas por animales y personas; también afecta lugares lejanos a su sitio de aplicación al ser transportados por el agua y el viento.

Con el empleo creciente de agroquímicos en la agricultura y la ganadería, aumenta el riesgo de que permanezcan residuos tóxicos en el ambiente y en los alimentos.

El uso excesivo de agroquímicos, el desecho inadecuado de los envases y el mal estado del equipo de aplicación y la falta de conocimiento de quienes lo aplican son algunas causas que contribuyen a la contaminación de alimentos, suelos y aguas subterráneas y de enfermedades entre los campesinos.

 

 

Estudios para localizar residuos de plaguicidas en agua subterránea en el estado, han revelado la presencia de ciertos herbicidas en pozos profundos de suministro de agua potable en la región citrícola. Dichos resultados indican que la contaminación parece estar asociada con los periodos de lluvia, ya que los meses en que se detectaron estas sustancias coinciden con la temporada de lluvias y “nortes”.

Por otra parte, los agroquímicos pueden ocasionar intoxicaciones agudas y crónicas entre los agricultores que los usan para combatir las plagas que dañan sus cultivos. Algunos afectan el sistema nervioso, pudiendo provocar dolor de cabeza, vértigo, debilidad, falta de coordinación, temblores, nausea, diarrea, sudoración y visión borrosa. A largo plazo, pueden causar parálisis, y pueden provocar defectos en el desarrollo del nuevo ser durante el embarazo.