El desarrollo económico de las naciones no ha considerado el cuidado del ambiente natural del cual depende la humanidad. El haber sobre explotado los recursos naturales como si fueran eternos o ilimitados, ha afectado la calidad de vida de miles de personas en el mundo.

Una causa de la pérdida de biodiversidad es el saqueo constante de especies silvestres y su tráfico ilegal. No se trata de aquellos grupos que cazan o recolectan para su consumo, sino de aquellos que aprovechando la pobreza de algunas comunidades rurales, convencen a algunos de sus habitantes para extraer especies silvestres, se las compran a precios excesivamente bajos y luego las revenden en el mercado internacional con ganancias enormes. Esta dinámica actúa no sólo en contra del equilibrio natural, sino que viola las leyes de protección a la naturaleza de la mayor parte de los países.


Tala ilegal en selvas de Yucatán.

El enorme volumen que han ido alcanzando las operaciones de los traficantes internacionales de especies silvestres, a nivel mundial, ha motivado a la comunidad internacional a organizarse para combatir esas actividades que degradan el ambiente. En respuesta a este problema, numerosos países firmaron en 1973, en Washington, Estados Unidos de Norteamérica, la llamada Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres, CITES, por sus siglas en inglés. Muchos países se han adherido a dicha convención y a la fecha colaboran de manera estrecha para combatir el comercio ilegal de especies silvestres. La CITES establece las reglas para el comercio permitido de especies silvestres y las limitaciones particulares a las que quedan sujetas las especies atendidas por este acuerdo internacional.


Polmis

 


Mono araña

Ejemplares con los que se comercia ilegalmente en Yucatán.

México se adhirió a la CITES en 1991 e inició sus operaciones, de manera formal, en 1992. La autoridad mexicana responsable de dar cumplimiento a las acciones de la Convención CITES es la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Semarnat, a través del Instituto Nacional de Ecología y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, Profepa.