La actividad ganadera, la producción de carne, leche y huevo, así como la de cerdos, ha aumentado considerablemente en los últimos años. En el estado de Yucatán, existen diferentes regiones donde se llevan a cabo estas actividades; por ejemplo, en los municipios de Mérida, Umán, Hunucmá, Ucú, Tetiz y Tixkokob, es donde se encuentra la mayor cantidad de granjas avícolas. La crianza de vacas y toros se desarrolla, principalmente, en la región oriente del estado, en los municipios de Panabá, Buctzotz, Espita, Sucilá, Temax y Tizimín; este último considerado el principal centro ganadero del estado.

El desarrollo de estas actividades ha ocasionado varios problemas en el entorno natural, entre ellos, la tala de montes para convertir mayores espacios en pastizales para el pastoreo del ganado, así como la contaminación del agua del subsuelo debido a los desechos de los cerdos y aves de granjas.


De manera particular, el desarrollo de granjas porcícolas ha sido una de las fuentes de contaminación más importantes del manto freático en el estado de Yucatán, pues los desechos son altamente perjudiciales debido al escaso o nulo tratamiento que reciben y su inadecuada disposición final.

 
Para proteger el medio ambiente de los problemas que puedan causar las actividades ganaderas, es importante cambiar el sistema de explotación extensivo por el que es intensivo, es decir, en vez del libre pastoreo de los animales en la selva y pastizales, se recomienda manejarlos en corrales para alimentarlos con pasto de corte y complementos alimenticios.

En el caso de las granjas de cerdos y aves, es necesario que se construyan lagunas de oxidación en las que se depositen los desechos que producen estos animales, para utilizar el líquido en riegos y los sólidos ya secos, como abono; de esta manera, además de evitar la contaminación del agua del subsuelo, se aprovecharían los desechos de las granjas.