Los productos químicos empleados para combatir organismos dañinos, han tenido una función muy importante en el control de enfermedades transmisibles entre los seres humanos tales como el paludismo, el dengue, el tifo y otras más, y en el campo agrícola se utilizan en el combate de insectos y plagas que destruyen los cultivos. Sin embargo, el uso excesivo e inadecuado de ellos ha causado serios daños al ambiente que muchas veces es difícil remediar. Los plaguicidas -sustancias que eliminan organismos vegetales y animales que dañan los cultivos-, los herbicidas -eliminan plantas que compiten con las plantas cultivadas por nutrientes- y fertilizantes -proporcionan los nutrientes para el crecimiento y mejor producción de los cultivos-, destruyen gran parte de la vida silvestre necesaria para mantener el equilibrio del ambiente natural, asimismo contaminan gravemente el suelo, pozos, mantos acuíferos y mares.
Por otra parte, los agroquímicos pueden ocasionar intoxicaciones agudas y crónicas entre los agricultores que los usan para combatir las plagas que dañan sus cultivos. Algunos afectan el sistema nervioso, pudiendo provocar dolor de cabeza, vértigo, debilidad, falta de coordinación, temblores, nausea, diarrea, sudoración y visión borrosa. A largo plazo, pueden causar parálisis, y pueden provocar defectos en el desarrollo del nuevo ser durante el embarazo. |