Las porciones terrestres o acuáticas del territorio nacional representativas de los diversos ecosistemas, en donde el ambiente original no ha sido esencialmente alterado y que producen beneficios ambientales cada vez más reconocidos y valorados, son conocidas como Áreas Naturales Protegidas. El establecimiento de estas áreas es una de las mejores herramientas que ha generado la sociedad humana para conservar una muestra representativa de los ecosistemas del planeta. Esta práctica no es nueva, pues desde hace tiempo los seres humanos se han empeñado en poner aparte espacios naturales que les resultan espectaculares, “mágicos” o importantes; o que alojan especies de plantas o animales que consideran esenciales, bellas, útiles o amenazadas. Las Áreas Naturales Protegidas, ANP, representan espacios valiosos para el desarrollo sustentable y la salud ambiental de nuestro país, pues conservan servicios ambientales como son los recursos forestales, protección de suelos, captación de aguas y espacios para la recreación. Existen distintas categorías de ANP dependiendo de su ubicación, su extensión y los recursos que protege.
Cinco de esas áreas se encuentran en zonas costeras o marinas (Arrecife Alacranes, Celestún, Ría Lagartos, Palmar y Dzilam), dos se ubican en importantes zonas arqueológicas (Kabah y Dzibilchaltún), dos comprenden vestigios de haciendas Las ANP de la zona costera de Yucatán representan ecosistemas reconocidos mundialmente por su alta diversidad, productividad y fragilidad. Los ecosistemas que caracterizan a la costa yucateca son las ciénegas o rías y humedales, y son la razón por la cual son protegidas, ya que son fuente de agua dulce que mantiene viva la vegetación, estas áreas tienen una importancia socioeconómica cada vez mayor, puesto que sustentan una de las principales actividades productivas del estado que es la pesca, en la cual participa un sector significativo de la población costera. De las ANP en la costa, dos son reservas federales de la biosfera: Celestún y Ría Lagartos; y dos son reservas estatales: El Palmar y Dzilam. En conjunto, estas cuatro áreas cubren más de 2, 000 kilómetros cuadrados que significan casi el 50 % de la costa yucateca. En las ANP se pueden realizar diversas actividades productivas, siempre y cuando estén establecidas en los Programas de Manejo de cada área, que es como el “instructivo” de lo que se puede hacer, dónde y cuándo, para contribuir a la mejor conservación del área.
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