Cuando el fuego se extiende de manera libre y no programada sobre la vegetación en bosques, selvas y zonas áridas y semiáridas (en las que llueve poco), se produce un incendio forestal y es necesario apagarlo.
Generalmente después de un huracán, gran cantidad de vegetación queda derribada en el monte, donde permanecerá hasta secarse, transformándose en combustible. Si el oxígeno siempre está y el sol también, para no contribuir al desarrollo de estos incidentes, evitemos tirar cerillos, colillas, envases y cualquier otra basura, en el monte y a las orillas de las carreteras: la selva y sus habitantes nos lo agradecerán, y las personas que habitan en las comunidades cercanas no tendrán que soportar las consecuencias de los incendios, como el humo y el incremento de la temperatura.
En 2003 los incendios forestales en Yucatán se intensificaron. Con base en el tipo de combustible, se conocen tres tipos de incendios forestales:
Aéreo. Se inicia en forma superficial, transformándose en “de copa” o aéreo debido a la continuidad vertical de los combustibles del suelo hacia las copas de los árboles, se presentan con fuertes vientos y en lugares de pendientes muy pronunciadas, por lo que su propagación es tanto de copa en copa de los árboles como en la vegetación superficial. En estos incendios, el fuego consume la totalidad de la vegetación, son muy destructivos, peligrosos y difíciles de controlar. |