En 1968, los jóvenes estudiantes de la Ciudad de México pintaban en las paredes una frase que decía:

 

“Seamos realistas, pidamos lo imposible”
 
Aunque el mensaje sea contradictorio nos invita a pensar que para mejorar la realidad actual, cualquier persona, grupo o nación, debe plantearse objetivos de cambio y transformación, por muy descabellados que parezcan.
El primer paso es el deseo, el querer hacer. Luego es definir ¿qué es lo que puedo hacer? y ¿cuándo lo voy a hacer?, es decir, fijarse metas y plazos para lograrlo y, por supuesto trabajar muy duro para conseguirlo.

Analicemos una canción que nos habla de este tema.