Lea el siguiente relato de Ernesto y conteste las preguntas:
Sí, he golpeado a mi esposa, dos veces, pero ella tuvo la culpa, se pasó de donde debía, no obedecía, entonces "muino" tenía que desquitar mi coraje y tomé justicia, porque lo hice en mi juicio. No creo volver a hacerlo, ella ya aprendió y no creo que lo vuelva a hacer, la golpeé con el cinturón. No le hice daño, porque no lo hice fuerte, sólo es para que entienda.
¿Cree que Ernesto tiene derecho a golpear a su esposa?
Escriba, ¿cómo cree que se siente la esposa de Ernesto?
De la siguiente lista marque aquellos actos que se refieran a una acción violenta.
Insultar a alguien con groserías o haciendo burla de su persona. | |
Atender a la abuela enferma. | |
Fingir un malestar para que la pareja no salga de la casa. | |
Obligar a la pareja a tener relaciones sexuales. | |
Tener el volumen alto de la radio, para molestar a otras personas. | |
Decirle a la pareja "esa ropa se te ve horrible". | |
Castigar a una niña o niño con golpes. | |
Contribuir en lo posible al "gasto" familiar. | |
No reconocer los méritos de los hijos. | |
Participar en los quehaceres domésticos. |
Escriba otras tres formas de violencia que conozca o que haya vivido
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En México, la violencia es una forma de relacionarse que muchos consideran "normal" entre la pareja y en la familia. Por esta razón, gran número de hombres y mujeres no creen ni aceptan que viven todos los días situaciones violentas como el maltrato físico, emocional y el abuso y/o violación sexual.
El maltrato psicológico o emocional se da a través de amenazas, intimidación o humillaciones; el maltrato físico, con bofetadas, puñetazos, patadas. La violencia sexual se manifiesta, por ejemplo, cuando se obliga a la pareja a tener relaciones sexuales sin su consentimiento.
También es violencia familiar el abuso económico, por ejemplo, impedir que la mujer trabaje o que tenga un empleo; no aportar para el sustento de la familia, o disponer sin su consentimiento del dinero o de los bienes que forman parte del patrimonio familiar.
Existen comportamientos para dominar y controlar a la pareja, como impedir o supervisar la vida social y familiar, limitar lo que hace y dice, el acceso a la información o prohibirle el uso de métodos anticonceptivos.
Asimismo, culparla de la conducta de los hijos e hijas; usarlos como intermediarios o mensajeros entre la pareja, o maltratar y/o abusar de los hijos e hijas.
El primer paso es aceptar que se vive una situación de violencia, como agresor o agresora o como víctima. No es motivo de vergüenza ser víctima de la violencia. Si el agresor solicita ayuda especializada, puede dejar de ser violento y mejorar la calidad de vida de la familia.
Buscar ayuda en las diferentes instituciones (ver directorio) para que se propicie en la familia el respeto, la comunicación, el acuerdo mutuo y compartir las responsabilidades económicas del cuidado y educación de las hijas e hijos.
Para expulsar la violencia de la vida diaria, en la familia y en las relaciones de pareja, es necesario reconocer que todas las personas tienen la oportunidad de poner en práctica nuevas formas de comunicación con ellas mismas y con los demás, a través del diálogo, es decir, de poder hablar de las propias necesidades e intereses, escuchar con atención lo que quieren decir los otros, para llegar a tomar acuerdos o decisiones que beneficien a todos.
Ha llegado al final del estudio del Curso en línea Hágalo por su salud sexual y reproductiva. Le invitamos a que reflexione sobre lo que leyó y escribió, para valorar la importancia de prevenir y conservar su salud sexual y reproductiva. Estos materiales los puede consultar las veces que quiera y compartir con sus familiares y amigos.
Hay que tomar en cuenta que la enfermedad física o emocional no es natural o producto del destino o de la mala suerte, la decisión está en manos de cada persona, lo importante es informarse para decidir.
¡La salud no tiene precio, es mejor prevenir que curar!