Lea el fragmento que a continuación le ofrecemos de una de las obras de teatro más conocidas del dramaturgo español del siglo XVIII: Fernández de Moratín, autor de la obra El sí de las niñas a la que pertenece el fragmento que leerá enseguida.

El sí de las niñas
Don Diego, Doña Francisca
Acto III, Escena VIII



(Vase iluminando lentamente la escena, suponiendo que viene la luz del día.)

Doña Francisca: Y ¿qué motivos le he dado a usted para tales desconfianzas?

Don Diego: ¿Pues qué? Si yo prescindo de estas consideraciones, si apresuro las diligencias de nuestra unión, si su madre de usted sigue aprobándola y llega el caso de...

Doña Francisca: Haré lo que mi madre me manda, y me casaré con usted.

Don Diego: ¿Y después, Paquita?

Doña Francisca: Después..., y mientras me dure la vida, seré mujer de bien.

Don Diego: Eso no lo puedo yo dudar. Pero si usted me considera como el que ha de ser hasta la muerte su compañero y amigo, dígame usted: esos títulos, ¿no me dan algún derecho para merecer de usted mayor confianza? ¿No he de lograr que usted me diga la causa de emplearme todo en su consuelo, en mejorar su suerte, en hacerla dichosa, si mi conato y mis diligencias pudiesen tanto?

Doña Francisca: ¡Dichas para mí!...Ya se acabaron.

Don Diego: ¿Por qué?

Doña Francisca: Nunca diré por qué.

Don Diego: Pero ¡qué obstinado, qué imprudente silencio!... Cuando usted misma debe presumir que no estoy ignorante de lo que hay.

Doña Francisca: Si usted lo ignora, señor don Diego, por Dios no finja que lo sabe; y si, en efecto, lo sabe usted, no me lo pregunte.

Don Diego: Bien está. Una vez que no haya nada que decir, que esa aflicción y esas lágrimas son voluntarias, hoy llegaremos a Madrid, y dentro de ocho días será usted mi mujer.

Doña Francisca: Y daré gusto a mi madre.

Don Diego: Y vivirá usted infeliz.

Doña Francisca: Ya lo sé.

Don Diego: Ve aquí los frutos de la educación. Esto es lo que se llama criar bien a una niña: enseñarla a que desmienta y oculte las pasiones más inocentes con una pérfida disimulación. Las juzgan honestas luego que las ven instruidas en el arte de callar y mentir. Se obstinan en que el temperamento, la edad ni el genio no han de tener influencia alguna en sus inclinaciones, o en que su voluntad ha de torcerse al capricho de quien las gobierna. Todo se las permite, menos la sinceridad. Con tal que no digan lo que sienten, con tal que finjan aborrecer lo que más desean, con tal que se presten a pronunciar, cuando se lo manden, un sí perjuro, sacrílego, origen de tantos escándalos, ya están bien criadas, y se llama excelente educación la que inspira en ellas el temor, la astucia y el silencio de un esclavo.

Doña Francisca: Es verdad...Todo eso es cierto...Eso exigen de nosotras, eso aprendemos en la escuela que se nos da...Pero el motivo de mi aflicción es mucho más grande.

Don Diego: Sea cual fuere, hija mía, es menester que usted se anime...Si la ve su madre de esa manera, ¿qué ha de decir?...Mire usted que ya parece que se ha levantado.

Doña Francisca: ¡Dios mío!

Don Diego: Sí, Paquita; conviene mucho que usted vuelva un poco sobre sí... No abandonarse tanto... Confianza en Dios... Vamos, que no siempre nuestras desgracias son tan grandes como la imaginación las pinta... ¡Mire usted qué desorden éste! ¡Qué agitación! ¡Qué lágrimas! Vaya, ¿me da usted palabra de presentarse así..., con cierta serenidad y...? ¿Eh?

Doña Francisca: Y usted, señor... Bien sabe usted el genio de mi madre. Si usted no me defiende, ¿a quién he de volver los ojos? ¿Quién tendrá compasión de esta desdichada?

Don Diego: Su buen amigo de usted... Yo... ¿Cómo es posible que yo la abandonase..., ¡criatura!..., en la situación dolorosa en que la veo?


Leandro Fernández de Moratín

(Español. 1760-1828)
Fernández de Moratín tuvo una formación autodidacta dentro de la élite intelectual y literaria del Madrid de Carlos III. Realizó traducciones de Shakespeare, también cultivó poesía lírica, y produjo diversas obras de teatro.

Responda las siguientes preguntas con base en el fragmento de El sí de las niñas.

¿Cuál es el lugar en dónde se desarrolla la acción del fragmento leído?


¿Cuál es la acción que se desarrolla, es decir, qué es lo que sucede? Descríbala brevemente.


¿Cuánto dura, aproximadamente, lo que se representa en el fragmento leído, esto es, cuál es el tiempo real en el que se desarrolla el episodio?


¿Cuál es el propósito moralizante de Fernández de Moratín, es decir, qué nos quiere enseñar o qué mensaje pretende dejar a los lectores en esta obra?


¿Qué opina usted del comportamiento de doña Paquita y de don Diego?


¿Qué relación encuentra usted entre el título de la obra El sí de las niñas y el argumento de ésta, es decir, de lo que trata? Explíquelo por escrito.


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