En nuestra sociedad viven personas muy distintas entre sí, no sólo en cuanto a su edad, sexo y apariencia física, sino también en cuanto a su forma de pensar y de actuar. Lo mismo sucede con los diferentes grupos que conforman la sociedad. Frecuentemente se presenta el caso de personas que no toleran ni respetan a quienes son diferentes. Esto suele originar conflictos en los que salen perdiendo los más débiles o los que están en desventaja. De ahí que la vida democrática a la que aspiramos exija que todos los miembros de la sociedad asumamos una actitud de tolerancia (G) hacia quienes son diferentes, o dicho de otra manera, de respeto a la diversidad. Los diferentes valores, propósitos e intereses de los miembros de la sociedad hacen necesaria la existencia de reglas o normas que permitan asegurar el orden y la armonía en la convivencia, así como solucionar los conflictos que surjan entre los miembros de la sociedad. Caso 1
En el caso anterior, si las personas en conflicto no llegan a ponerse de acuerdo, ¿consideras que alguien más debe intervenir? 1. Sí/No, ¿quién o quienes debe intervenir? ¿Por qué? Caso 2
En el caso 2, si las personas en conflicto no llegan a ponerse de acuerdo, ¿consideras que alguien más debe intervenir? 1. Sí/No, ¿quién o quienes deben intervenir? ¿Por qué? Un conflicto siempre se da entre dos o más partes (G), es decir, entre dos o más personas o grupos, y surge cuando sus intereses o propósitos son opuestos.
En otros casos, se vuelve imposible un arreglo entre las partes y se hace necesaria También puede suceder que, lo que está en juego en ese conflicto, no permita negociaciones ni acuerdos entre las partes porque se deben cumplir las leyes que ordenan a la autoridad intervenir para resolverlo. Esto sucede cuando en un Son diversas las autoridades que pueden intervenir cuando surgen conflictos
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