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Les voy a platicar cuál fue el paso siguiente,
porque es el que ustedes también tienen que dar.
Después de que cada quien obtuvo las conclusiones
sobre su negocio, nos dividimos en parejas para hacer
algo que llamó Pepe, “investigar diversas
fuentes de financiamiento”.
Lupita y yo nos vimos al otro día muy temprano,
porque nos tocó averiguar sobre un programa de
crédito para negocios pequeños.
De camino me decía Lupita: —Yo no me puedo
quejar, a mí me ha ido bien con las verduras.
—Fíjate, Lupita, que mi negocio no está
mal, sólo que necesito surtirlo mejor y, sobre
todo, promoverlo.
—¡Lo bueno de todo esto, es que si tenemos
que pedir prestado no lo vamos a hacer a ojos cerrados!
¡A poco no, Juanita!
—Sí, le dije —por eso hay que investigarle
bien.
Y al mismo tiempo que nosotras, los demás estaban
de camino a diferentes lugares, para hacer nuestro trabajo
en equipo.
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