Unidad 1 Tema 3 Actividad 14






Hacia los 3 años, los menores se dan cuenta de cómo su manera de actuar afecta a los demás, y en muchas ocasiones lo hacen, con “cierta” intención, como derramar el agua, la leche o romper un juguete, es normal en su desarrollo, pero no significa que se “pase por alto”, hay que hacerles ver de manera clara, sencilla y con cariño las consecuencias de sus actos; por ejemplo, si rompió un juguete que no era suyo, hay que reponerlo o pagarlo; simplemente marcarles límites para que se den cuenta de que determinadas actitudes y conductas dañan a los demás y a ellos mismos.

Dé un clic en aquellas acciones en las que considere pueden hacer berrinche los menores.

Cuando su papá no les quiere comprar lo que ellos desean.
 
       
Cuando juegan.
 
       
Por recoger sus juguetes.
 
       
Porque están durmiendo.
 
       
Al mandarlos a dormir cuando están jugando.
 


   
Los factores que pueden favorecer que los pequeños hagan con mayor frecuencia “berrinches o rabietas” son, que otros, la sobreprotección: si usted siempre está al pendiente, no permite que el menor corra porque se va a caer, coma solo porque se ensucia y no come bien, o lo cubre demasiado porque se vaya a enfermar; una disciplina demasiado rígida o estricta: los niños sin la explicación de ciertas normas se rebelan ante la imposición; la falta de firmeza de los padres o familiares: primero dicen que no y cuando el pequeño llora, patea y grita, dicen sí, sobre todo si están en lugares públicos o delante de familiares o amistades. También la falta de paciencia y el mal humor provoca que las escenas se repitan con mayor frecuencia.
   

Reflexione acerca de las siguientes imágenes y conteste.

 

Escriba dos recomendaciones para el papá que está con su hijo en el columpio.

¿Qué le diría a la niña para que comprendiera las consecuencias de sus actos?

     
Para controlar los berrinches o rabietas de los pequeños:
 
     
 
Muestre tranquilidad, calma y paciencia, ellos aprenden con su ejemplo.
   
No trate de hablarle en el momento que llora y grita, no le escuchará, mantenga una actitud indiferente, tranquila y observe de cerca que no se haga daño.
 
Actúe con firmeza y cariño, dele tiempo para que se recupere, si lo permite abrácelo, dígale que lo ama, pero no ceda, si dijo no, es no. No grite, él puede gritar más fuerte, no golpee, usted se arrepentirá y sentirá dolor; la bondad, la tranquilidad y la paciencia son la solución.
   
Cada vez que haga un berrinche, evite hacerle demasiado caso, dígale que lo que hace no está bien. El caso del papá con el niño en el columpio es un buen momento para decirle fue tiempo suficiente y se acabó el juego; si es en la casa o en algún espacio de confianza, déjelo solo por un momento, pueden ser dos o tres minutos, en tanto, siga con lo que está haciendo, pasado ese tiempo acérquese a él, dele un beso y olvide el berrinche.
   
Si el berrinche, los gritos y las patadas lo ponen en algún riesgo, conténgalo de la siguiente manera: sujételo de las piernas y brazos sin lastimarlo, procure sentarlo sobre sus piernas con la vista al exterior, no frente a frente porque le puede arañar o morder; dígale en voz baja que lo quiere y sóbele la espalda suavemente de arriba hacia abajo hasta que se calme, cuando se tranquilice bájelo y suéltelo poco a poco. Olvide el incidente y pónganse a jugar o continúe con la actividad que estaba realizando.

 


 

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