Las normas de comportamiento social, los hábitos de higiene y aseo personal, de alimentación, de sueño, de trabajo, de juego y entretenimiento, las aprendemos desde nuestros primeros años de vida a través del ejemplo de las personas adultas que nos rodean. Los pequeños aprenden a comportarse en la familia, en la escuela y en la comunidad si definimos ciertas normas o principios fundamentales y somos firmes para que se respeten. Hacer respetar las reglas, normas y hábitos de la familia, no quiere decir imponer miedo al castigo o ejercer violencia física o verbal. Para respetar y cumplir con las normas es necesario que se les explique a los menores el beneficio que obtienen con su cumplimiento, por ejemplo de lavarse los dientes, de ordenar sus cosas, de ayudar en el aseo de la casa, de dormir bien o hacer la tarea. En este tema lograremos los siguientes propósitos:
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