Zumba que te zumbarás,
van y vienen sin descanso,
de flor en flor trajinando
y nuestra vida endulzando.

(Las abejas)

Mi picadura es dañina,
mi cuerpo insignificante,
pero el néctar que yo doy
os lo coméis al instante.

(La abeja)

No vuela y tiene un ala,
no es camión y hace “cran”.

(El alacrán)

Vive en el desierto,
mata a las personas,
debajo de las piedras,
muy bien se acomoda.

(El alacrán)

En rincones y entre ramas
mis redes voy construyendo,
para que moscas incautas,
en ellas vayan cayendo.

(La araña)

Nunca camina por tierra,
ni vuela, ni sabe nadar,
pero aún así siempre corre,
sube y baja sin parar.

(La araña)


En alto vive, en alto mora,
en alto teje, la tejedora.

(La araña)

Es la reina de los mares,
su dentadura es muy buena,
y por no ir nunca vacía,
siempre dicen que va llena.

(La ballena)

Sal al campo por las noches
si me quieres conocer,
soy señor de grandes ojos
cara seria y gran saber.

(El búho)

La jaula es su casa,
su ropaje amarillo,
con su canto alegra
a todos los vecinos.

(El canario)

Dos pinzas tengo,
hacia atrás camino,
de mar o de río
en el agua vivo.

(El cangrejo)

Aunque las adornamos a ellas
cuando no tenemos carreras,
la gente tiene manía
de no llamarnos enteras.

(Las medias)

Dos buenas piernas tenemos
y no podemos andar,
pero el hombre sin nosotros
no se puede presentar.

(Los pantalones)

Tengo copa y no soy árbol,
tengo alas y no soy pájaro;
protejo del sol a mi amo,
en invierno y en verano.

(El sombrero)

Me lleváis,
me traéis,
y si sois nuevos
quizás me mordéis.

(Los zapatos)


Para salir a la esquina
ponte pan en el talón y camina.

(El pantalón)

Con varillas me sostengo
y con la lluvia voy y vengo.

(El paraguas)

Empieza por “a”
y no es ave,
sin ser ave, vuela.
¿Quién será?

(La abuela)

Duerme bien en su cunita
a veces es un llorón,
pero también se sonríe
tomando su biberón.

(El bebé)

¿Qué parentesco tendrás
con la hija de una dama
que está con papá casada?

(La hermana)

De tus tíos es hermana,
es hija de tus abuelos
y quién más a ti te ama.

(La madre)

Pozo hondo,
soga larga,
y como no se doble
no alcanza.

(La boca y el brazo)

Unas son redondas,
otras ovaladas,
unas piensan mucho,
otras casi nada.

(La cabeza)

Una pregunta muy fácil
sabiéndola contestar,
¿qué planta se riega justo,
cuando la van a cortar?

(La barba)

Treinta y dos sillitas blancas
en un viejo comedor,
y una vieja parlanchina
que las pisa sin temor.

(La boca)

Uno larguito,
dos más bajitos,
otro chico y flaco,
y otro gordazo.

(Los dedos)

Cuando sonríes asoman
blancos como el azahar
unas cositas que cortan
y que pueden masticar.

(Los dientes)

Cinco hijitos tiene cada una
y dan tortazos como ninguna.

(Las manos)

Tengo un tabique en el medio
y dos ventanas a los lados
por las que entra el aire puro
y sale el ya respirado.

(La nariz)

Adivina, adivinanza,
tiene un solo ojo
y una cara ancha.

(La panza)

Parecen persianas
que suben y bajan.

(Los párpados)