Educar a un menor puede ser una tarea fácil, si logramos establecer reglas y normas sencillas y claras que todos y todas podamos entender y respetar.

Las normas de comportamiento social, los hábitos de higiene y aseo personal, de alimentación, de sueño, de trabajo, de juego y entretenimiento, las aprendemos desde nuestros primeros años de vida a través del ejemplo de las personas adultas que nos rodean.

Los pequeños aprenden a comportarse en la familia, en la escuela y en la comunidad si definimos ciertas normas o principios fundamentales y somos firmes para que se respeten. Hacer respetar las reglas, normas y hábitos de la familia, no quiere decir imponer miedo al castigo o ejercer violencia física o verbal.

Para respetar y cumplir con las normas es necesario que se les explique a los menores el beneficio que obtienen con su cumplimiento, por ejemplo de lavarse los dientes, de ordenar sus cosas, de ayudar en el aseo de la casa, de dormir bien o hacer la tarea.

En este tema lograremos los siguientes propósitos:

  • Establecer los límites necesarios con amor y firmeza en la educación integral de los menores de 3 a 6 años para orientar su conducta en la familia, escuela y comunidad.
  • Fortalecer su desarrollo integral a través de la estimulación de conocimientos, habilidades, hábitos y valores que garanticen su éxito escolar.