Le da nombre a las cosas
 

Entre los 8 y los 18 meses, el niño puede decir sílabas como da-da, pa-pa y por supuesto lo que especialmente la madre espera y gusta, que diga ma-má y podrá relacionar la importancia de estas sílabas al ver cuál es nuestra reacción al escucharlas, no debe preocuparse si no dice palabras completas, porque apenas está aprendiendo a emitir sonidos, aunque algunos de ellos ya tienen un significado para él o ella por las reacciones que nosotros tenemos frente a su pronunciación.

Para que aprenda a hablar correctamente, es importante hacerlo continuamente de manera sencilla, clara y correcta, así imitará y repetirá lo que escuche; no obstante hay que tener en cuenta que éste es un proceso que lleva tiempo.

Es muy importante que si tiene más de 9 meses y no se puede sostener sentado, no tiene curiosidad por ver o tocar las cosas y no intenta al menos balbucear, hay que llevarlo al médico para que lo revise; no se alarme, simplemente hay que investigar por qué no realiza esas actividades.

 
 
 
Lea en su Tabla de crecimiento y desarrollo el apartado Desarrollo de la inteligencia y conteste.
 
Escriba los avances en cuanto a lenguaje que tiene un bebé entre los 8 y 18 meses.
 
 
En su Revista se encuentra Algunas recomendaciones para realizar actividades adicionales con los niños y las niñas de 0 a 18 meses, ubíquese en Ejercicios para niños de 8 a 10 meses, lea y observe el apartado El columpio a gatas y conteste.
 
Escriba tres beneficios en su crecimiento y desarrollo que obtienen los niños y niñas al realizarles estos ejercicios.
 
1.
 
 
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3.
 
 
 
Palabras
en sí-la-bas
Cómo pronuncia el pequeño
Qué hace cuando repite la palabra
     
     
     
 
         
  El niño de 8 a 18 meses ya se sienta sin peligro de caer.  
       
  Le gusta que lo carguen y le pongan los brazos para alzarlo.  
       
  Ya saluda con la mano y se despide.  
       
  Ya puede tomar los objetos más pequeños.  
       
  Mete los dedos en los huecos que encuentra (tenga cuidado con los contactos, tápelos).  
       
  Le gusta golpear los muebles o los lugares de donde se sostiene con sus juguetes.  
       
  Cuando se cansa se deja caer para atrás.  
       
  Gatea e intenta sostenerse solo.  
       
  A los 12 meses puede sostenerse de pie, apoyandose de algún objeto, aunque todavía no camine.