Imagine y escriba cómo agradece y corresponde el bebé las caricias y el amor que recibe de sus padres, familiares o personas que lo cuidan y atienden.
Mamá, cuando me acaricias...
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El recién
nacido goza cuando lo tocan y acarician
suavemente de los pies a la cabeza.
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Aunque
no entiende las palabras, por medio
de su sentido del tacto se relaciona
con el mundo que le rodea y empieza
a percibirse a sí mismo.
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Es necesario
tocarlo, mimarlo, arrullarlo, pues es
sensible al ritmo y a las caricias,
y responde moviendo su cuerpo y con
algunos sonidos o arrullos.
Cuando
está a gusto, contento o animado,
mueve sus manos, brazos y piernas, a
veces suavemente y otras con fuerza,
según su forma de ser y su estado
de ánimo. Observe sus movimientos
para aprender a reconocer cuando está
contento, molesto o asustado.
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A veces,
los pequeños se consuelan solos,
por ejemplo, chupándose el dedo.