A partir del segundo mes, el pequeño empieza
a responder, a su manera, a las personas que lo cuidan,
por ejemplo, con interés y una sonrisa. Aunque
no sabe quién es cada una de las personas que
siempre están cerca de él, las reconoce
por su olor y puede ser capaz de percibir su estado
de ánimo: si están tristes, contentas,
enojadas.
Para comunicarse, intenta intercambiar miradas y gestos;
por medio del tacto percibe el afecto de los demás,
a través de los abrazos.
Alrededor de los tres meses, el pequeño empieza
a reconocer las caras y como reconoce algunas situaciones:
que lo alimenten, lo bañen o le cambien el pañal,
empieza a establecer una relación especial con
la persona que lo cuida. |