La persona con responsabilidad participa comprometidamente y coopera en las tareas que le han encomendado, es fiel a su deber. También se hace cargo de hacer bien sus tareas logrando los resultados u objetivos que se esperan y previendo no realizar actos que los pongan en peligro, ni a él ni a otras personas. Se hace cargo de su destino. La persona irresponsable siempre tiene disculpas para no cumplir con su deber y atribuye a otras personas o hechos el no cumplirlo. La responsabilidad significa administrar con eficiencia el tiempo y los recursos para obtener el máximo beneficio, amoldándose a la vez a los cambios necesarios. Cuando una persona es responsable, las personas con las que interactúa se van haciendo también responsables, porque van adquiriendo la conciencia de los beneficios para su persona y para las que lo rodean. Ser responsables es “hacerse cargo” de lo que le corresponde.