La honestidad es ser congruente entre lo que se dice y lo que se hace, es ser verdadero, y es decir lo que se piensa y lo que se siente. La persona honesta es transparente, pues no dice mentiras, y por ello también es confiable. La persona honesta se caracteriza porque es constante y, congruente con su compromiso al actuar conforme a ello. Una persona honesta es fundamentalmente honrada, no engaña, no roba y no traiciona sus valores y sacrifica el provecho inmediato en pro de ellos. La persona honesta genera un clima de confianza y en su actuar honesto enseña a las personas que le rodean la tranquilidad e integridad que da el ser honesto. Ser honesto es “ser transparente y recto” en congruencia con sus valores.