Los tarahumaras
Carlos Tello Díaz

Los tarahumaras -o rarámuris- están sujetos a dos tipos de autoridades: las consuetudinarias (según las costumbres) y las constitucionales (de acuerdo con lo establecido en la Constitución mexicana). Aquí hablaremos sólo de las primeras. Existen tres tipos distintos: las autoridades políticas, las religiosas y las eventuales. Las autoridades políticas son electas por consenso y duran todo el tiempo que el pueblo quiera, aunque tienden a ajustarse ahora a los tiempos constitucionales, y su función es la resolución de los conflictos en la comunidad. Las autoridades religiosas no son electas, sino se constituyen como autoridad por la vía de los hechos, acumulando prestigio con el tiempo, y su función es casar, curar e interpretar los sueños. Por último, son electas las autoridades eventuales, como su nombre lo indica para ocasiones especiales, como las tesgüinadas , y su función es cantar, repartir la bebida y empezar los bailes.

La mayor jerarquía en la estructura de la autoridad entre los tarahumaras la ocupa el siríame o gobernador, quien tiene jurisdicción sobre todas las rancherías que forman un pueblo. Los siríames son elegidos por consenso y de manera pública, por hombres y mujeres, en una asamblea que tiene lugar generalmente en Semana Santa, cuando todo el pueblo se reúne a celebrar a Dios. "La elección de gobernador no se lleva a cabo por votación nominal, sino por la aprobación unánime de la comunidad manifestada por altas voces. El gobernador saliente va nombrando a cada uno de los candidatos, y resulta electo el que alcanza un vocerío mayor", escribió un antropólogo, por lo tanto, el voto no es secreto; es público.

El cargo de siríame es casi siempre ocupado por un hombre, aunque no hay regla que excluya a la mujer. Tiene que tener varias características: ser maduro, honesto, trabajador, buen orador y tranquilo cuando bebe tesgüino. Los siríames no reciben ninguna remuneración, pero sí el reconocimiento por su labor. Tienen muchas obligaciones, entre ellas la de organizar varias tesgüinadas al año, carreras de bola, asambleas para discutir la construcción de obras, organizar el trabajo colectivo, dar buenos consejos, repartir herencias, juzgar, dirigir el sermón dominical, entre otras obligacione. Todo con el propósito de mantener el orden social y la convivencia armónica. Su símbolo de mando es un bastón llamado disora, con el que siempre está presente. Si no cumple, la comunidad lo puede juzgar, castigar y deponer. Pero en general los tarahumaras acatan totalmente las decisiones del siríame.

Abajo del siríame se encuentran dos autoridades más: el warula (teniente) y los sontasi (soldados). El warula es el segundo en importancia después del siríame, auxiliar y consejero de éste. Pueden ser varios warulas. Su elección depende del siríame, quien siempre se rodea de ellos en los actos de gobierno. Los sontasi, en cambio, son por lo general hombres jóvenes que empiezan a participar en la vida de la comunidad y cumplen la función de policía.

Un siríame puede durar el tiempo que quiera, mientras la comunidad esté de acuerdo, aunque la tendencia es que dure tres años, para coincidir así con los tiempos de las autoridades constitucionales. Cuando renuncia al poder, todas las demás autoridades cambian, pues dependen de él. El poder del siríame no alcanza por lo general más allá de la jurisdicción de un "pueblo", formado por alrededor de trescientas personas dispersas en el monte. Es decir, no existe un gobierno de la tribu, aunque ha habido siríames que, por su prestigio, son buscados para solicitar consejo por más de un pueblo.

Hacia fines de los años treinta, un grupo de maestros rurales promovió la unión de los tarahumaras en lo que se conocería después como Consejo Supremo Tarahumara. Desde entonces se han celebrado varios congresos. En sus estatutos se define al consejo como "el organismo representativo de todas las comunidades indígenas del estado de Chihuahua". Sus trabajos están dirigidos por un consejo directivo, electo por mayoría de votos en asamblea plenaria del congreso. El Consejo Supremo Tarahumara ha logrado conseguir de las autoridades estatales y federales una serie de servicios para paliar en parte las carencias de la tribu, aunque no ha sido reconocido como autoridad constitucional.


Tello Díaz, Carlos. Formas de gobierno en las comunidades indígenas de México, México, fotocopia s/f, pp. 5-8.

Consuetudinarias: son las autoridades elegidas de acuerdo con las propias costumbres y tradiciones. Estas autoridades han existido desde varios siglos antes de la creación de la Constitución.