••Uno•• ¡Cuántos niños había en el salón el primer día de clases! Todos gritaban. Como que todos me están viendo. ¿De qué se ríen? Creen que no los oigo, pero bien que sí. La maestra habla muy rápido. Nos dice: - ¡Cállense ya!, no quiero empezar el año gritando. Vamos a estar juntos todos estos meses, así que espero nos llevemos bien. Ojalá podamos escucharnos y entendernos... No entiendo muchas palabras, habla muy rápido, dice montón de cosas, no alcanzo a... De pronto cada uno se para y dice su nombre, me toca a mí. - ... Escucho risas. ¿Por qué estoy aquí? Quiero llorar pero no enfrente de ellos. No les voy a dar el gusto de que me vean asustada, con miedo. ••Dos•• Estamos ya en septiembre y como es el mes de la Patria, nos pusieron la siguiente pregunta en el pizarrón: ¿Te sientes mexicano? Todos teníamos que responder y explicar. Recuerdo lo que algunos dijeron… • Pues yo me siento mexicano cuando canto el Himno Nacional y si es en el Zócalo lleno, me siento tan mexicanote que hasta el cuerpo se me enchina (todos lo aplaudieron). • Yo me siento mexicano porque me gustan las fiestas del pueblo de mi papá... (otros dijeron ¡yo también!). • Yo también me siento mexicana porque hablo tres lenguas de México: náhuatl, totonaco y castellano. (Todos se quedaron callados). • Yo no, yo me siento otomí, dijo Luz. Los mexicanos me discriminan, me hacen menos, pues. (No se oyó más que silencio). • Yo sí me siento muy mexicana: no podría vivir sin tortillas. Además hay cosas ricas que no cambio por nada: el mole de guajolote, los tamales de dulce, de chile, de garbanzo, de todo... ¡y la nieve de guanábana, los mangos, las piñas, los chicos! La maestra estaba muy ufana del ejercicio que hicimos, dijo que estaba bien que pudiéramos ver lo que a cada. Conquistadores y sus descendientes. Para 1810 a los indios les habían dejado sólo el 20% de las tierras que se trabajaban en la Colonia, y constituían el 60% de la población. uno le daba o no le daba este país, dijo también que íbamos a estar trabajando Yo me le quedé viendo a Luz, que había dicho que se sentía otomí, más que mexicana. El lunes la maestra nos repartió hojas blancas. Teníamos que dibujarnos a nosotros mismos. Hasta llevó unos espejitos para quien necesitara ver cómo era… La maestra dijo que eso se llamaba un autorretrato. Nos pusimos muy en serio a dibujarnos. Unos, a pesar de que se veían en el espejito, se dibujaban como querían ser, pues no se parecían nada: pelo chinito y güero, otros hasta se pintaron con ojos verdes, a mí me gustan mis ojos de capulín. ••Cuatro•• Ayer encontramos en el pizarrón estos dibujos: [...] La maestra nos contó sobre los problemas de esa época y el trato que se les daba a cada grupo de los distintos pobladores del México de entonces; una colonia española. Nos dijo que las autoridades de la Colonia decidieron que los indígenas vivieran apartados en lo que llamaron “repúblicas”, con leyes propias, separadas del resto de la población, y esto para detener los abusos de los - ¿Ah sí? -dijo Luz-, ¿y entonces porque nos hacen menos a mí y a ella ("ella" era yo) por qué nos corretean para jalarnos del pelo, y por qué nos dicen "las indias"? ••Cinco•• Como ya está muy cerca el aniversario de la independencia, la maestra nos explicó un poco y nos dijo que el tipo de lucha de la Independencia, la maestra independencia y otras luchas como la de los zapatistas, el aniversario de la surgen porque la injusticia es tanta, que los oprimidos ya no pueden más y se rebelan... que luchan por vivir dignamente sin importar si son de ideas diferentes, o de color diferente, porque cada quien tiene derecho a estar bien plantado en esta tierra, en su tierra. Eso me pareció muy bien, y como que me sentí con más ganas a estar en la escuela, y con más derecho a tener un uniforme bonito, cuaderno, y dejó de importarme que a veces hay niños que me miran feo. Hoy antes de salir de la escuela la maestra nos contó que hay muchos presidentes y representantes de países reunidos para hablar sobre el racismo, que es la manera en que unos excluyen o rechazan a otros por su color, su distinta forma de pensar. Nos dijo que pensáramos que había países donde, por ejemplo los negros, son rechazados por los blancos y tienen menos oportunidades de tener un trabajo, educación, etcétera. Nadie le pudo contestar a Luz, ni la maestra. Sonó la hora del recreo, y ahora ya nadie nos correteó, ni se burló de nosotras. Luz y yo nos paseamos agarradas de la mano, y a la salida, quedamos de ir con nuestros papás a "dar el grito" al zócalo. Fuimos en la noche, y cuando llegó la hora de gritar "Viva México", luego Luz y yo gritamos (en nuestra lengua) ¡Viva nuestro pueblo! ¡Viva nuestra lengua! Luz tenía luz en los ojos, y a mí me vinieron ganas de llorar, pero no estaba triste, sino al contrario. Martha Acevedo y Gabriel Quiroz. “Viva México”, en Uno Dos Tres Por Mí, diario La Jornada, sábado 15 de septiembre de 2001, pp. 2-8. |