¿Cómo controlamos el abuso de poder?


"... evitando que se forme una costra de inamovibles especialistas en mandar, bajo la cual todos los demás tengamos que ser resignados especialistas en obedecer".
Fernando Savater

Para evitar que suceda lo que se dice en las líneas anteriores, es necesario establecer algunas formas de control para evitar pensar que se tiene todo el poder y que se puede ejercer al antojo. Estos mecanismos son, entre otros, la división de poderes.

División de poderes

El poder es peligroso pero necesario. Su ausencia deriva en caos, su exceso en tiranía*. En la democracia nadie tiene derecho de comerse todo el pastel. Una manera de evitar la concentración del poder en una sola persona o grupo es dividir su ejercicio; es por esto que en los sistemas democráticos se establece la separación del ejercicio del poder en tres funciones.

Legislativa (elaboración de la ley).
Judicial (vigilancia del cumplimiento de la ley)
Ejecutivo (aplicación de la ley)

Cada una de estas funciones se halla depositada en un poder independiente, para que se controlen entre sí, evitando que se cometan abusos o injusticias y corrigiendo los errores en que puedan incurrir.

El Poder Legislativo se deposita en el Congreso General, que regularmente se divide en dos cámaras, una de Diputados y otra de Senadores. Este poder se encarga de crear las leyes. Además, es allí donde se realiza el debate nacional sobre los temas políticos y donde, por ejemplo, se aprueba el presupuesto gubernamental, se ratifican los tratados internacionales, se concede licencia al presidente para ausentarse del país y, en caso de que renuncie, se designa a su sustituto, etcétera.

Asimismo, el Congreso supervisa al Poder Ejecutivo, ya que puede investigar y opinar sobre su actuación. Esto es posible si se cumplen las garantías institucionales que permiten la libre expresión de los diputados y senadores, la no coerción para la toma de decisiones, entre otras.

El Poder Judicial es una de las piezas más importantes en el equilibrio de poderes. En el caso de México, esta función se deposita en la Suprema Corte de Justicia, en un Tribunal Electoral, Tribunales Colegiados y Unitarios de Circuito, en Juzgados de Distrito y en un Consejo de la Judicatura Federal. Los magistrados de la Suprema Corte son los encargados de vigilar que las decisiones gubernamentales se apeguen al marco legal constitucional.

Para que el Poder Judicial pueda controlar que no se abuse del poder es imprescindible que sus representantes actúen sin interferencias, coerciones ni recompensas económicas fuera de sus salarios, así como con imparcialidad y apego a la ley.

El Poder Ejecutivo es el que aplica las decisiones aprobadas; en nuestro país su función se deposita en una sola persona, denominado Presidente o Presidenta, según corresponda. Algunas de sus atribuciones son: promulgar y ejecutar las leyes que expida el Congreso de la Unión; nombrar y remover libremente a Secretarios de Estado; dirigir la política exterior y celebrar tratados internacionales. Además, está a cargo de la administración general del país.


Adaptación. IFE, El orden político democrático, Apuntes de Cultura Democrática, núm 2, México, 2000, p.p. 24-26.
* Jesús Silva-Herzog Márquez, Las esferas de la democracia, Cuadernos de Divulgación de la Cultura Democrática, núm. 9, IFE, México, 1996, p. 25.

No coerción: No ejercer presión para obligar a que se realice una acción o se tome una determinada decisión.