Los mexicanos como tú y como nosotros hemos participado y colaborado en diferentes situaciones y esto nos ha hecho sentir orgullosos como, por ejemplo, en el terremoto de 1985 o las explosiones en Guadalajara, cuando personas de todo el país se solidarizaron en las distintas labores de rescate y ayuda a los demás; o la ocasión cuando miles de personas acompañaron desde San Luis Potosí la “Marcha por la dignidad” para detener el fraude electoral en 1991, o el “Éxodo por la democracia” de los tabasqueños para detener los fraudes de 1992, o cuando miles de personas apoyaron la paz en Chiapas, o los 15,000 ciudadanos y ciudadanas que observaron las elecciones en 1994; todo esto es una muestra de que sí estamos dispuestos a luchar. Ahí va un ejemplo más... Hace algún tiempo, un médico mexicano se dio cuenta, por un lado, que recibía varios pacientes con enfermedades que eran causadas por falta de alimento y agua, por servicios deficientes, casas en mal estado, entre otras causas, y por otro, que sus vecinos y amigos tenían problemas injustificados con las autoridades por diferentes motivos, como falta de seguridad y zonas sin servicios. Necesidades que todos tenían y había que hacer algo por solucionarlas. El fondo de los problemas era la ausencia de la democracia. El médico habló con la comunidad acerca de la importancia de participar. Como le tenían gran afecto y respeto, fue propuesto para presidente municipal de la ciudad de San Luis Potosí. A partir de lo cual comenzó a trabajar honesta y eficientemente con los demás para mejorar las condiciones de vida. Una persona así merecía ser gobernador, así que la gente decidió nombrarlo como su candidato. Aquí empieza la otra parte de la historia... Otro grupo decidió desconocerlo para dar preferencia a su candidato oficial. Aún así, el doctor siguió su camino. Durante la campaña fue detenido y torturado junto con quienes lo apoyaban. Nadie se atemorizó ante las agresiones, por el contrario: el doctor, –“médico de pueblo”, como él se describía– y los habitantes del lugar se unieron más que nunca y, sin perder la esperanza, siguieron luchando. Casi 20 años después fue propuesto nuevamente para las elecciones como presidente municipal de su ciudad, las cuales ganó. Pasados 9 años y con el apoyo de diferentes partidos políticos en coalición, el doctor fue postulado por segunda vez como gobernador de su estado, mas el fraude electoral lo llevó a formar y consolidar una organización a la que se sumaron miles de personas y organizaciones en todo el país; por ser un ejemplo de dignidad, valor y congruencia con sus ideales. El protagonista de esta historia no fue un santo, ni un genio, ni un invento; fue un hombre como tú o como nosotros, que tomó la libertad en sus manos, se comprometió y logró unir fuerzas porque creía firmemente que la situación de su estado y de México podía mejorar. Logró contagiar sus ganas a los demás; él solo no hubiera podido hacerlo, necesitó de los demás para lograr lo que se propuso. Su labor duró por más de treinta años. Murió en 1992 pero sus objetivos siguen en pie. Este médico fue Salvador Nava Martínez, fundador del Frente Cívico Potosino y del Movimiento Ciudadano por la Democracia en los que participan diferentes grupos, como el de las Mujeres Navistas.
MCD. Manual Ciudadano 1, México, Movimiento Ciudadano por la Democracia, Universidad Autónoma de Aguascalientes, Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro., s/f. |