La Conferencia Mundial de Educación para Todos fue una reunión internacional sobre educación, celebrada en Jomtien, Tailandia, en 1990. En esta se reunieron representantes de 150 países para analizar la situación que guardaba la educación al inicio de la década de los noventas y hacer recomendaciones para reorientarla. La declaración emitida al término de esta reunión, llamada Declaración Mundial sobre Educación para Todos: Satisfacción de las Necesidades Básicas de Aprendizaje, cobra destacada importancia ya que centra sus recomendaciones, más en la calidad que en el logro de metas cuantitativas. Te invitamos a conocer algunos de sus postulados más importantes y a reflexionar cómo éstos, entre otros, dan sustento al Modelo Educación para la Vida y el Trabajo. “Recordando que la educación es un derecho fundamental de todos, hombres y mujeres, de todas las clases y en el mundo entero; reconociendo que la educación puede contribuir a lograr un mundo más seguro, más sano, más próspero y ambientalmente más puro, y que al mismo tiempo favorece al progreso social, económico y cultural, la tolerancia y la cooperación internacional; conscientes de que la educación es una condición indispensable, aunque no suficiente, para el progreso personal y social; observando que los saberes tradicionales y el patrimonio cultural autóctono tienen una utilidad y una validez por sí mismos y que en ellos radica la capacidad de definir y de promover el desarrollo; constatando que, en términos generales, la educación que hoy se imparte adolece de graves deficiencias, que es menester mejorar su adecuación y su calidad y que debe ponerse al alcance de todos. Conscientes de que una adecuada educación básica es fundamental para fortalecer los niveles superiores de la educación y de la enseñanza y la formación científica y tecnológica y, por consiguiente, para alcanzar un desarrollo autónomo. Reconociendo la necesidad de ofrecer a las generaciones presentes y venideras una visión amplia de la educación básica y un renovado compromiso a favor de ella, para hacerle frente a la amplitud y a la complejidad del desafío, proclamamos la siguiente
Declaración Mundial sobre Educación para Todos: Satisfacción de las Necesidades Básicas de Aprendizaje. Cada persona –niño, joven o adulto– deberá estar en condiciones de aprovechar las oportunidades educativas ofrecidas para satisfacer sus necesidades básicas de aprendizaje. Estas necesidades abarcan tanto las herramientas esenciales para el aprendizaje (como la lectura y la escritura, la expresión oral, el cálculo, la solución de problemas) como los contenidos básicos de aprendizaje (conocimientos teóricos y prácticos, valores y actitudes) necesarios para que los seres humanos puedan sobrevivir, desarrollar plenamente sus capacidades, vivir y trabajar con dignidad, participar plenamente en el desarrollo, mejorar la calidad de su vida, tomar decisiones fundamentadas y continuar aprendiendo. La amplitud de las necesidades básicas de aprendizaje y la manera de satisfacerlas varía según cada país y cada cultura y cambian inevitablemente con el transcurso del tiempo. La satisfacción de estas necesidades confiere a los miembros de una sociedad la posibilidad y, a la vez, la responsabilidad de respetar y enriquecer su herencia cultural, lingüística y espiritual común, de promover la educación de los demás, de defender la causa de la justicia social, de proteger el medio ambiente y de ser tolerante con los sistemas sociales, políticos y religiosos que difieren de los propios, velando por el respeto de los valores humanistas y de los derechos humanos comúnmente aceptados, así como de trabajar por la paz y la solidaridad internacionales en un mundo interdependiente. Otro objetivo, no menos esencial, del desarrollo de la
educación, es la transmisión y el enriquecimiento de los
valores culturales y morales comunes. En esos valores asientan el individuo
y la sociedad su identidad y su dignidad. Artículo 5. Ampliar los medios y el alcance de la educación básica. Artículo 6. Mejorar las condiciones del aprendizaje. El aprendizaje no se produce en situación de aislamiento.
De ahí que las sociedades deban conseguir que todos los que aprenden
reciban nutrición, cuidados médicos y el apoyo físico
y afectivo general que necesitan para participar activamente en su propia
educación y beneficiarse de ella… Para concluir, te invitamos a que reflexiones sobre cómo
puedes aportar, con tu práctica educativa, a las distintas recomendaciones
que hace esta Declaración. |