Antología

10. El caso de Yolanda y Agustín

Segunda versión

  Yolanda piensa mientras lava la ropa: “—¡Qué día tan pesado he tenido! Y con tanta ropa que se ha juntado... Ya urge mandar la lavadora a arreglar. Ojalá que pronto llegue Agustín y prepare la cena mientras termino de lavar.”

Llega Agustín. Saluda a Yolanda con un beso y le dice: —¿Cómo estás? ¿Cómo estuvo tu día?  

  Yolanda le da un beso a Agustín: —Terrible: tuve que trabajar horas extras. Llegando aquí no pude dedicarles tiempo a los niños que se estuvieron peleando, y eso me preocupa. Pero qué puedo hacer si tengo que lavar toda la ropa que se ha juntado.

Agustín: —Ya me imagino cómo has de estar de cansada, tenemos que conseguir pronto un técnico que nos repare la lavadora.  

  Yolanda: —Sí, eso es urgente; mira nada más, ahora ni tiempo tuve para hacer algo de cenar.


 

Agustín: —No te preocupes, yo también he tenido un día de mucho trabajo; luego el jefe me hizo quedar mal con un cliente y allí, delante de los ‘compas’...

Yolanda: —¡Cómo…!  Y tú, ¿cómo te sentiste?… ya me imagino… cuéntame cómo estuvo.


Agustín: —Sí, ya nomás que nos sentemos a cenar; déjame ir a ver qué puedo preparar porque me muero de hambre, ¿tú no?  

  Yolanda: -¡Qué buena idea! Claro que tengo hambre, pero ya casi termino y te alcanzo.  Lo bueno es que les pude dar su merienda a los niños y ya están dormidos, así podremos platicar a gusto de lo que nos pasó.

Agustín, mientras prepara la cena se queda pensando:”¡Y yo que me quería quejar porque tuve que esperar mucho rato el transporte y que venía desesperado queriendo encontrarme mi cena lista…! Con todo lo que ha tenido que hacer Alicia, lo menos que puedo hacer es preparar algo rápido y sabroso para cenar.”