Otras familias en otras culturas

Los seres humanos viven y se organizan de manera diferente. No existen formas superiores ni inferiores de organización de las sociedades, éstas responden a las necesidades y a las costumbres de cada grupo. También responden a los cambios de la sociedad a través del tiempo. Por eso, la familia ha sido distinta según las condiciones, los lugares y las épocas en que se ubica.

Vamos a ver ejemplos de algunas familias en cuatro culturas del mundo. Conoceremos algo de la familia nayar, en la India; de la Caiapú, en Brasil; de la tojolabal, en México; y de algunos grupos en China.


En cada una trataremos de saber: ¿Quiénes forman parte de la familia? ¿Cómo se organiza la vida familiar? ¿Cuáles son los derechos y obligaciones de sus integrantes?
Entre los nayar, una sociedad en la costa de la India, existía un matrimonio ritual o ceremonial, al que ellos llamaban Täli, en el que no se creaba ninguna obligación entre los novios. El padre, la madre y los hijos no tenían que vivir juntos necesariamente. En esta sociedad, el hombre carecía de derechos sobre los hijos de su esposa; tampoco tenía derechos exclusivos sobre ella, sólo tenía, junto con otros hombres, privilegios sexuales que la mujer podía retirar si así lo deseaba. El trabajo se organizaba entre los miembros de la familia. La tarea principal de los hombres era entrenarse como soldados, para ir a la guerra con otros grupos. Las mujeres y los niños/as permanecían siempre en sus casas, encargados de los trabajos domésticos.

Familia de la India
Al llegar la época de cultivar el arroz, la mujer compartía con el hombre esa tarea.

Entre los nayar el matrimonio ocupaba un lugar central, pues era la ceremonia más importante y la más cara de sus vidas.

En el matrimonio, el hombre tenía el deber de proveer de hijos a su mujer.

A ésta se le permitía tener de tres a ocho maridos. Si quedaba embarazada, uno o varios de esos hombres debían reconocer la paternidad del hijo.
En Brasil, entre los caiapú, la familia no se compone tan sólo del padre, de la madre y de los hijos. Ahí la familia es un grupo más amplio, pues viven con otros parientes como los abuelos, los tíos y los primos. A este tipo de familia se le llama ampliada o extensa. Los caiapú llaman madre a todas las mujeres que son parientes de su madre biológica, es decir, la que los engendró. También existe un consejo de ancianos, quienes gobiernan al pueblo. Este consejo está formado por nueve brujos. Uno de ellos tiene a su cargo representar a la aldea frente a otros pueblos, mandar en la guerra y dirigir la caza.
El trabajo es dividido según el sexo. La caza de animales es una actividad para los hombres, mientras que la agricultura y la recolección de frutos están reservadas para las mujeres. En este grupo, todos los integrantes de la familia participan en las tareas necesarias para asegurar su subsistencia. Ahí, los derechos de la mujer son reconocidos y su opinión se toma en cuenta en todos los asuntos de la comunidad.
Reunión en una comunidad tojolabal

Los tojolabales son un grupo que vive al sureste de México, en el estado de Chiapas. Ellos tienen una forma muy particular de entender a la familia. Consideran que todas las personas son familiares las unas de las otras. Pero no por los lazos de sangre que los unen, sino porque todos los tojolabales pertenecen al mismo pueblo y, por ese hecho, conforman una gran familia. Además de las personas de la comunidad, también forman parte de la familia: el padre eterno, el anciano papá, la virgen, como llaman al Sol y a la madre Tierra, entre otros.

En esta gran familia, cada persona tiene una función propia que la distingue de los demás y hace posible que el trabajo comunitario salga adelante. Ahí, las tareas se dividen por edad y por la capacidad para el trabajo. Por ejemplo, cuando nace el tercer hijo de una pareja, el hijo o la hija mayor, de aproximadamente cinco años de edad, tiene la responsabilidad completa de encargarse de su hermanito de tres años, mientras la mamá se hace cargo del recién nacido.

Entre los ancianos, hay uno o varios que son considerados “dirigentes verdaderos” porque saben entender el pensamiento de la comunidad y la obedecen. Por esto, reciben todo el respeto de su gente. En general, entre los pueblos indígenas de nuestro país, todas las personas de edad merecen gran respeto. Para los tojolabales la familia es muy importante; dicen que “a solas nadie puede hacer nada, todos necesitamos de todos para lograr subsistir en la comunidad”. Ellos creen que una persona no está completa hasta que se casa. Una vez que han nacido los hijos de este matrimonio, tanto la mamá como el papá son personas que merecen más respeto en la familia.

En China, algunos grupos tradicionalmente han considerado integrantes de la familia a los hijos, los nietos, bisnietos y tataranietos. La costumbre era que vivieran todos juntos, con sus esposas, bajo un mismo techo y teniendo como máxima autoridad al padre, quien, por lo general, era también el jefe de la familia. Por esta razón, todos los familiares le debían obediencia y lealtad. Él se encargaba de administrar las propiedades de la familia y tenía la máxima autoridad sobre su esposa, sus hermanos menores y sus hijos.

El padre también tenía el derecho de casar a éstos a su conveniencia, sin consultarlos.

Muchas veces, el matrimonio era acordado por el padre antes de que su hijo cumpliera cinco años.

Los varones se quedaban en la casa paterna, pero las mujeres se iban cuando se casaban. Al contraer matrimonio, tenían que obedecer al padre de su marido. A propósito de esto hay una frase entre los chinos que dice "La mujer obedece siempre al hombre: cuando es niña a su papá y a su hermano mayor; cuando se casa obedece al marido; y cuando queda viuda obedece a su hijo mayor".

En estas comunidades, la familia constituía el pilar de la sociedad. La obligación del hombre era engendrar hijos, mientras que el deber de la mujer era reconocer la superioridad, inteligencia y autoridad del esposo.
 

Pero lo más importante dentro de la familia era la relación entre el padre y los hijos. Actualmente en China, como en muchos otros países, la ley reconoce la igualdad entre hombres y mujeres.

Esta breve exposición permite saber que, entre las comunidades humanas, no hay una forma única de organizarse en familia ni de expresar su importancia; cada grupo reconoce diferentes integrantes de su familia y no a todos les conceden los mismos derechos, ni les obligan a lo mismo.

Cada una de estas organizaciones familiares ha sido el resultado de modos particulares de entender el mundo y de hacer frente a ciertas condiciones de vida, por lo que no podemos juzgarlas sólo por sus semejanzas y sus diferencias con otro tipo de familia.

Las diferentes formas de organización familiar también se deben a las transformaciones que se producen en la sociedad. Por ejemplo: las carencias económicas en la mayoría de los lugares y la ilusión de la abundancia en otros, ha llevado a mucha gente a abandonar su lugar de origen; así se han fragmentado las familias numerosas y las comunidades.

 

Por diferentes motivos, nuestros valores humanos han cambiado. Las normas y costumbres que rigieron la vida de nuestros antepasados no son las mismas hoy. No todo el mundo sigue reconociendo a quienes tradicionalmente tuvieron una importante autoridad en la comunidad, tales como el padre de familia, el médico, el maestro, el cura o el gobernante.

 

 

Tampoco se han mantenido en todas las comunidades las prácticas de solidaridad, unidad y pertenencia al grupo, ni las creencias acerca de la relación del hombre con la naturaleza y con un destino. Los cambios también se han producido en el reconocimiento de los derechos de todos los miembros de la familia. Las mujeres participan muy activamente en el desarrollo de la comunidad y los hombres practican nuevas formas de relación con su familia.

Éstos son, algunos factores importantes que explican por qué existen familias diferentes a la nuestra, y por qué es importante tratar de comprender sin prejuicios esta diversidad.

 

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