Las actividades que realizas día con día y la forma en que las haces, hablan de ti. Hacemos aquello que nos es necesario o nos gusta hacer, lo cual va dando forma a nuestra vida. Lo entenderás mejor al leer “La vida de Luisa”.
Conoce todo lo que hace Luisa en un día, desde que
se levanta hasta que se acuesta.
Luisa se baña, se viste, desayuna
y platica con su hija, Hace el quehacer de su casa. Deja en
la escuela a su hija, se transporta a su empleo en casa de
la señora Leticia. Ahí, sirve el desayuno, recoge
la mesa y lava trastes, Pone la ropa en la lavadora, tiende
las camas, sacude, barre, tiende la ropa. Lava los baños
y la cocina, va por el mandado, cocina y sirve la comida.
Come y descansa, lava los trastes y plancha la ropa, Recibe
su pago por ese día. Sale de su empleo y va a su Círculo
de estudio de INEA. Regresa a su casa, pasa a comprar el pan,
Prepara la cena, platica con su hija y cenan, lavan los trastes,
revisan la tarea y ven la tele. ¡Ah! al final del día
le da un beso a su hija y se acuesta a dormir.
Al relato le faltan algunas otras actividades, pero... ¡cuesta
escribirlas todas!
¿En qué se parece la vida de Luisa a tu vida
diaria?
¿En qué es diferente a tu vida diaria?
La vida de Luisa se parece a la de muchas mujeres. Casi todas
hacemos algo para nuestro aseo personal, cuidamos la casa,
atendemos a personas que viven con nosotras, convivimos con
ellas, trabajamos, estudiamos, hacemos algo que nos gusta
y cubrimos necesidades básicas como alimentarnos. Todas
estas actividades hacen nuestra vida, como los ladrillos u
otros materiales hacen una casa.
Los siguientes dibujos representan unos ladrillos. En cada
uno, escribe una de las actividades que realizas a diario.
Empieza desde que te levantas hasta que te duermes, trata
de escribir lo más que puedas. Observa el ejemplo en
el primer ladrillo.
¿Para qué haces todo lo que escribiste en los
ladrillos?
¿Qué necesidades cubre tu empleo?
¿Qué logros y satisfacciones has tenido en
tu actual empleo?
Las actividades que haces no sólo sirven para ocupar tu día y comprobar que estás viva, sino que sirven para cubrir tus necesidades. Por ejemplo: comer sirve para nutrirte, arreglar la casa te da orden y limpieza, y abrazar a tus hijos e hijas satisface la necesidad de dar y recibir cariño.
El empleo doméstico puede darnos satisfacciones personales,
familiares y sociales. Si aprendemos y disfrutamos de nuestro
trabajo; si es valorado por nosotras mismas, como por los
demás, nuestra vida podrá ser como una casa
bien construida. Una casa en cuyo interior se siente tranquilidad
y bienestar.