Unidad 3: Tema 1: Actividad 22

Antes de finalizar el tema, le invitamos a realizar una actividad de lectura que tiene como propósito leer por placer o sólo por el gusto de leer y pasar un rato agradable.

Elija el juego o la actividad que desee.
 




A continuación le ofrecemos tres fábulas del mismo autor de El zorro es más sabio.

 
El grillo maestro

Allá en tiempos muy remotos, un día de los más calurosos del invierno el director de la escuela entró sorpresivamente al aula en que grillo daba a los grillitos su clase sobre el arte de cantar, precisamente en el momento de la exposición en que les explicaba que la voz del grillo era la mejor y la más bella entre todas las voces, pues se producía mediante el adecuado frotamiento de las alas contra los costados, en tanto que los

pájaros cantaban tan mal porque se empeñaban en hacerlo con la garganta, evidentemente el órgano del cuerpo menos indicado para emitir sonidos dulces y armoniosos.
Al escuchar aquello el director, que era un grillo muy viejo y muy sabio, asintió varias veces con la cabeza y se retiró, satisfecho de que en la escuela todo siguiera como en sus tiempos.

Augusto Monterroso

 

 

 

 
El burro y la flauta

Tirada en el campo estaba desde hacía tiempo una flauta que ya nadie tocaba, hasta que un día un burro que paseaba por ahí resopló fuerte sobre ella, haciéndola producir el sonido más dulce de su vida, es decir, de la vida del burro y de la flautaIncapaces de comprender lo que había pasado,

pues la racionalidad no era su fuerte y ambos creían en la racionalidad, se separaron presurosos, avergonzados de lo mejor que el uno y la otra habían hecho durante su triste existencia

 

Augusto Monterroso

 
 

 

 

El perro que deseaba ser humano

En la casa de un rico mercader de la ciudad de México, rodeado de comodidades y de toda clase de máquinas, vivía no hace mucho tiempo un perro al que se le había metido en la cabeza convertirse en un ser humano, y trabajaba con ahínco en esto.

Al cabo de varios años, y después de persistentes esfuerzos sobre sí mismo, caminaba con facilidad en dos patas y a

veces sentía que estaba ya a punto de ser un hombre,excepto por el hecho de que no mordía, movía la cola cuando encontraba algún conocido, daba tres vueltas antes de acostarse, salivaba cuando oía las campanas de la iglesia, y por las noches se subía a una barda a gemir viendo largamente la luna.

 

Augusto Monterroso