Pasan por el cine mexicano:
Fernando Soler, Andrés Soler y Joaquín Pardavé

El cine mexicano no sólo refleja modelos de la familia mexicana, sino que también los impone a través de ídolos como Fernando Soler, Andrés Soler y Joaquín Pardavé.

Las reseñas siguientes muestran al padre mexicano de la época de 1927 a 1949, visto a través del cine.

Por David Ramón




Escenas de El Prisionero 13
En otros tiempos, el cine mexicano presentó el perfecto arquetipo del padre. En un rápido repaso a estas imágenes, se presentan algunos de estos fotogramas paternales.

.1886.
El principio: primeras imágenes captadas por los camarógrafos enviados por los Lumiere. Majestuoso, a caballo, casi imperial. Padre mismo de la patria: Porfirio Díaz.

.1927.
Juan Bustillo Oro, uno de los padres del cine mexicano, filma con inimaginables trabajos Yo soy tu padre. Al protagonista se le exige, para poder casarse, tener fortuna y padre conocido. Comienzan a lloverle padres ricos que se disputan su paternidad.

La farsa se convierte en melodrama de aventuras, pero se proponen varios modelos paternales que después desarrollará el cine mexicano hablado.

En este cine «paternal», hay protagonistas fundamentales, como los directores Fernando de Fuentes, Juan Bustillo Oro e Ismael Rodríguez y los actores Fernando Soler, Joaquín Pardavé y Julio Villarreal.


Escenas de El Prisionero 13

.1933.
En El prisionero 13, de Fernando de Fuentes, Alfredo del Diestro encarna magistralmente a un padre borracho, mujeriego, corrupto, decadente y cruel; ex revolucionario que por dinero cambia a su propio hijo para ocupar el lugar de un joven rico que debía ser fusilado. La escena del fusilamiento es de antología, pero la censura obligó a un epílogo en que todo se resuelve bien, porque sólo era una pesadilla.

En Sagrario, Ramón Peón dirige a Julio Villarreal. Es un melodrama extremo: un padre que se sacrifica y muere para lograr que su hija no cometa una especie de incesto y se case con el amante de su madre y padre putativo.


Escenas de Papacito lindo

.1938.
Fernando Soler encarna en La casa del ogro de Fernando de Fuentes al padre ogro (de la historia) que medio mata a golpes a una de sus hijas por haberse atrevido a comprar un par de zapatos nuevos para una fiesta.

Juan sin miedo, de Alfonso Sánchez Tello, muestra al legendario torero Juan Silveti. Es padre nada menos que de Jorge Negrete y al final, toreando magistralmente todo tipo de situaciones, salva una situación extremadamente melodramática.

En Los enredos de Papá, de Miguel Zacarías, Leopoldo Ortín, «El Chato», encarna con magistral comicidad a un padre relajiento, guasón y en chunga.


Escenas de Papacito lindo

.1939.
En Papacito lindo, de Fernando de Fuentes, Fernando Soler es un padre simpático, socarrón, amable y vividor.

En tiempos de Don Porfirio, de Bustillo Oro, Soler, padre singular del porfiriato, siempre vigila a una hija que ignora tal paternidad pero lo adora. El padre consigue su felicidad.


Escenas de En tiempos de Don Porfirio

Escenas de Al son de la marimba

.1940.
En Al son de la marimba, otra vez dirige Bustillo Oro a Fernando Soler, que es un padre simpático, vividor y finalmente redimible.
En Papá se desenreda y Papá se enreda otra vez, «El Chato» Ortín está al frente de una familia con un hijo gay (Lalito Motemayor).

.1941.
Mil estudiantes y una muchacha, también de Bustillo Oro, presenta a Joaquín Pardavé como padre porfiriano (de Mapy Cortés). Es un gran comediante.

Cuando los hijos se van, del cantor fílmico del hogar mexicano, Bustillo Oro, hace brillar a Fernando Soler como un padre justo que sin quererlo, comete grave injusticia con el hijo bueno por preferir al hijo malo.
Escenas de Al son de la marimba

Escenas de Al son de la marimba

Escenas de Al son de la marimba
El cine no sólo
refleja lo que pasa en la sociedad,sino que también impone modelos.

.1942.
Historia de un gran amor, de Julio Bracho, muestra a Julio Villarreal como padre terriblemente inflexible de Gloria Marín. Se opone a su idilio con el plebeyo Jorge Negrete.

En La razón de la culpa, de Juan J. Ortega, Andrés Soler es el más desventurado padre ideado por Catalina D’erzell. Sufre, entre otras cosas, que Pedro Infante que ama a su esposa, se case con su hija.

En Las cinco noches de Adán, de G. Martínez Solares, Domingo Soler tiene cinco hijos naturales, todos de diferente nacionalidad, a los que finalmente reúne en medio de música, enredos y conato de falso incesto entre Mapy Cortés y uno de ellos.


Escena de Historia de un gran amor

Escena de Historia de un gran amor

.1943.
En Ojos negros, Fernando Soler se dirige a sí mismo. Es un melodrama de la bella época mexicana. Él es padre inflexible en su hogar y mesero alcahuete en un restaurante con «reservados» al que finalmente va a dar su hija a la que logra salvar. Pero para lograrlo, tiene que revelar su verdadero oficio.

.1944.
En Bugambilia, de Emilio Fernández, Julio Villarreal alcanza posiblemente la cumbre de su carrera actoral como padre inflexible de Dolores del Río. Se mata antes de aceptar su autoridad resquebrajada.

La barraca, que representa el debut de Roberto Gavaldón, muestra a Domingo Soler como un padre típicamente español que con infinita dignidad hace hasta lo imposible por sacar adelante a su familia.

   

Escena de Historia de un gran amor

En Los hijos de Don Venancio, se autodirige Joaquín Pardavé, quien aparece como el buenísimo padre «gachupín» ya muy incorporado a México.

El Intruso, del magnífico escritor Mauricio Magdaleno, presenta a Domingo Soler, quien es conquistado por un hijo no natural (Narciso Busquets).

.1945.
En Los nietos de Don Venancio, Joaquín Pardavé repite su éxito anterior, aquí como abuelo.

Pepita Jiménez, de Emilio Fernández, es un magnífico melodrama. Fortunio Bonanova, quien trabajó en El Ciudadano Kane, es un padre que termina por amar y apoyar a su hijo aunque amen ambos a la misma mujer.

.1948.
Una familia de tantas, de Alejandro Galindo, realiza el melodrama tonal del cine mexicano, cumbre de Fernando Soler. Es un padre lleno de virtudes llevadas al extremo, al punto de que se convierten en defectos.


Escena de Los nietos de Don Venancio

.1949.
En La oveja negra y No desearás la mujer de tu hijo, de Ismael Rodríguez, se ve al padre contra el hijo, a Fernando Soler contra Pedro Infante. Soler alcanza la cumbre actoral y crea una especie de arquetipo del padre mexicano arbitrario. Se convierte en padre supremo del cine mexicano con todo el bagaje y todas las contradicciones del personaje.

De aquí en adelante, ya nadie llega a tal terreno del mito paternal cinematográfico. Termina un ciclo. Luego vienen el «papá en onda» y el padre muy abstracto de El castillo de la pureza, pero esa ya es otra historia.

El cine invita a reflexionar sobre los temas de las películas, a pensar si lo que estamos viendo es lo que realmente pasa, si debería ser así o si debemos cambiarlo.
Fuente: Reforma. México, 20 de junio, 1998.   glosario


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