Unidad 2 Ser madre y ser padre • Ser madre y ser padre,
cómo se aprende y cómo se vive

Tema 2. La experiencia de ser madre y ser padre

La manera de ser padres y ser madres la vamos aprendiendo diariamente: la forma en que usted ha realizado su paternidad y su maternidad sin duda ha sido un buen esfuerzo, y siempre podrá ser mejor si así lo quiere y lo demuestra con sus propios hijos.

 
Lea el texto siguiente:
 
Papá, ¿cuánto ganas?

—Papá, ¿cuánto ganas por hora?
Con voz tímida y ojos de admiración, una pequeña recibía a su padre, quien llegaba del trabajo.
Un tanto sorprendido, pero dirigiendo un gesto severo a la niña, el padre repuso:
—Mira, hija, eso ni tu madre lo sabe. No me molestes ya, estoy cansado.
—Pero papá —la niña insistió—, sólo dime, por favor, ¿cuánto ganas por hora?
El padre, por fin resignado, respondió seriamente:
—Treinta pesos la hora.
—Bueno papá, ¿me podrías prestar diez pesos?
—agregó la pequeña.
Mostrándose intranquilo y francamente molesto, el padre estalló:
—Así que esa era la razón de saber lo que gano, ¿verdad? Vete a dormir inmediatamente y no me molestes ya, muchacha aprovechada.
Había caído la noche. El padre meditaba lo sucedido
y se sintió culpable. Tal vez su hija deseaba comprar algo.
En fin, queriendo aplacar su conciencia, llegó al cuarto de su hija.
—¿Duermes hija? —preguntó el padre.
—No papá, dime —contestó la niña un tanto adormilada.
—Aquí tienes el dinero que me pediste —le manifestó a su hija.
—Gracias papá —afirmó contenta la pequeña, mientras metía la mano bajo la almohada y sacaba triunfante unos billetes.
—Ahora ya completé. Tengo treinta pesos —aseguró a su papá, quien con gesto interrogante, sólo escuchó decir a su hija:
—¿Me podrías vender una hora de tu tiempo?

Relato anónimo.

    Actividad 18    
Hemos visto cómo nuestros abuelos y padres nos enseñan conocimientos y valores, que influyen en nuestra forma de ser padres y ser madres. Sin embargo, hay muchas situaciones en las que tenemos que utilizar nuestro criterio, a partir de lo que hoy ya se sabe, como por ejemplo que al maltratar y golpear a los niños y niñas, ellos no aprenden más ni mejor, sino al contrario, se sienten rechazados y no amados, lo cual puede provocar en ellos rebeldía, tristeza, indiferencia, entre otras actitudes negativas.
 



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