La raíz mexicana.

La composición de la población mexicana es diversa, este hecho es tan evidente, que incluso el Artículo 4° de la Constitución mexicana la describe:

[…] La Nación tiene una composición pluricultural sustentada originalmente en sus pueblos indígenas que son aquellos que descienden de poblaciones que habitaban en el territorio actual del país al iniciarse la colonización y que conservan sus propias instituciones sociales, económicas, culturales y políticas, o parte de ellas […].
 
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 2002, p. 3.



Pero, ¿cuáles son los orígenes de las características de la población mexicana?

A mediados del siglo XVI llegaron a América diversos grupos europeos; entre otros, españoles, ingleses, franceses y portugueses, con el afán de extender sus dominios territoriales y económicos.

En México se establecieron los españoles; después de conquistar y dominar los territorios de los diversos grupos originarios de estas tierras, hubo un intercambio cultural entre europeos e indígenas.

Con el paso del tiempo, durante la Colonia, fueron originándose nuevos grupos humanos con características y rasgos físicos diferentes entre sí, a las que los españoles nombraron castas.

Asimismo, otra razón que hace de México un país pluriétnico y multicultural es la existencia de otros grupos de diferentes orígenes, como afroamericanos, orientales, árabes y otros, que llegaron a nuestro territorio como resultado de migraciones que se presentaron desde el inicio del siglo XVI.

Pero, ¿por qué de toda la población indígena que se encontraba aquí originalmente, sólo quedan algunos grupos en ciertos lugares de la República Mexicana?


CDI-PNUD, Sistema de Indicadores sobre la Población Indígena
de México, 2002; CONACULTA, INI. La Diversidad Cultural de México.
Los pueblos indígenas y sus 62 lenguas. México, 1998.

La guerra de Conquista, en la que se perdieron muchas vidas, el esclavismo y, principalmente, las enfermedades que sufrieron los indígenas, como la viruela, para la cual no tenían defensas, fueron las principales causas de la muerte de casi 90% de la población.

Otra causa fue el proceso social que se vivió en la Colonia y durante la Independencia, que provocó que muchos de estos grupos migraran de sus comunidades de origen a otras tierras y perdieran sus lenguas y costumbres.

En México se hablan aproximadamente 62 lenguas indígenas, cada una de ellas con sus variantes.

De estas lenguas indígenas, el náhuatl tiene el mayor número de hablantes en nuestro país, le siguen el maya, el zapoteco, el mixteco, el otomí, el tzeltal y el tsoltsil.

El total de la población indígena se ubica, en su gran mayoría, en el sureste mexicano, principalmente en seis estados: Oaxaca, Veracruz, Chiapas, Yucatán, Estado de México y Puebla, en contraste con estados con poca población indígena como Aguascalientes, Zacatecas, Colima, Baja California Sur y Coahuila.

La trascendencia de distinguir quiénes forman la población indígena de nuestro
país, obedece a que, a lo largo de su existencia, han legado valores y tradiciones que han permitido la conformación de una gran parte de nuestra identidad nacional como mexicanos.

Desafortunadamente, pese a los esfuerzos que se han realizado en nuestro país para que se logre la igualdad de derechos en el desarrollo humano, no ha sido fácil que la población goce plenamente de ellos, siendo los grupos indígenas los más afectados.


El promedio de vida para los indígenas en el año 2000 era de 72.5 años (70.1 para los hombres y 75.0 para mujeres), mientras que para el resto de la población era de 75.5 años (73.3 y 77.8 años, respectivamente).

Se da un mayor número de muertes entre la población indígena. Por ejemplo, en 1990, la población de niños no indígenas que murieron en el país fue de 30.6 defunciones de menores de un año por cada mil nacidos vivos, mientras que la de los indígenas fue de 60.9 muertes por cada mil nacidos; y en el año 2000 fue de 24.9 muertes para la población no indígena y de 38.5 de indígenas por cada mil niños. A pesar de la disminución, resulta relevante señalar que gran parte de ellas pueden evitarse, pues resultan de enfermedades infecciosas y parasitarias, que se pueden tratar mediante la atención oportuna y adecuada de salud y nutrición.

La reproducción de la población indígena del país experimenta una baja importante, aunque este proceso de cambio ha sido más lento que entre la población no indígena. Por ejemplo, en los municipios indígenas descendió de 6.7 a 4.7 hijos por mujer entre 1982 y 1986 y 1992 y 1996, en tanto que en los municipios no indígenas cayó de 4.1 a 2.8 hijos en ese periodo. Cabe mencionar que las poblaciones indígenas tienen hijos desde muy temprana edad y hasta los 34 años de edad, en contraste con lo que ocurre en las poblaciones no indígenas, en las que los nacimientos se presentan principalmente entre los 20 y 29 años de edad.
 
Fuente: Conapo. Situación demográfica de México,
Programa Nacional para el Desarrollo
de los Pueblos Indígenas 2006, México, 2002, p. 174. (Adaptación)