Breve historia de la minería en México.

 
Los aztecas y los mayas gustaban de adornar y proteger sus cuerpos con medallones, máscaras, petos y aretes, además de utilizar herramientas y vasijas elaboradas con metales preciosos, como el oro y la plata, los cuales se obtenían de yacimientos de
mineral que encontraban a “flor de tierra” (en la superficie). Con esto se confirma el aprovechamiento de los recursos minerales en tierras americanas desde antes de la Conquista.

Con la derrota de los aztecas, al ser tomada la gran Tenochtitlan por el ejército español, en 1521, se consolida la Conquista de México. A partir de esta fecha, la minería se inició en México ya como una industria organizada, pues los españoles empezaron
a apoderarse, poco a poco, de los lugares donde se localizaban los yacimientos de minerales.

Zacatecas

La conquista minera avanzó, sobre todo, hacia el norte y centro del país. Se
fueron descubriendo nuevos e importantes yacimientos de minerales, que
se convirtieron en famosas minas que generaron riquezas y asentamientos
humanos, y que más tarde se transformaron en ciudades, algunas de las cuales
adquirieron distinción e importancia en el mundo entero por sus riquezas
y la magnificencia de sus construcciones. Ejemplos de éstas son las ciudades
de Guanajuato, San Luis Potosí, Zacatecas, Taxco, Chihuahua y Durango, las
cuales actualmente son consideradas patrimonio de la humanidad.

Durante esa misma época, llegaron a nuestro país empresas extranjeras
provenientes de Estados Unidos, Inglaterra y Alemania, con técnicas, equipo
y maquinaria. Las minas se extendieron y la minería siguió siendo generadora
de empleos y riqueza.

Al iniciar el movimiento de Independencia de México, en 1810, los trabajos mineros se vieron afectados y decayeron. La actividad minera reinició después
de la consumación de ésta, en 1823.

Con la transformación política del país, a principios del siglo XX, se crearon nuevas leyes y reglamentos. Con el gobierno de Porfirio Díaz se construyó la mayor infraestructura ferrocarrilera por todo el país, dándole preferencia a
los centros mineros ya establecidos. Llegaron las empresas estadounidenses.

The Fresnillo Company, Mazapil Cooper Co., Peñoles Mining Co., Pittsburg
Mining Co. y Carnegie Mining Co. Así, además de la minería surgieron industrias alternas; la economía se diversificó y el país tomó otro rumbo. Los procesos metalúrgicos se depuraron y lo que importaba era la máxima recuperación del capital y la rapidez con que se trataban los minerales.

En la década de 1960 se decretó la nacionalización de la minería, y se estableció, entre otras cosas, que la administración de las minas debería estar a cargo de profesionistas mexicanos, por lo que se ofreció una nueva perspectiva a los mineros mexicanos. Se nacionalizaron las empresas y hubo una respuesta positiva por parte de los empresarios y profesionistas mexicanos para hacer que esta industria siguiera adelante y se mantuviera firme.