La ganadería en el tiempo.

La ganadería es una actividad que se ha desarrollado desde la época prehispánica. Aunque hay muy poca información sobre la forma en la que se realizaba, se sabe, por algunos escritos, que en los años anteriores a la Conquista se criaban abejas y cochinilla de nopal, así como diferentes tipos de aves, entre ellos guajolotes. Mientras que el perro itzcuintli, que además domesticaron, tuvo un uso comestible.
 

  La cochinilla de nopal era criada o cultivada con gran cuidado. Se hacían cruzas entre los diferentes tipos del insecto, y cada año eran trasladados los criaderos para que el clima no los afectara. Este insecto era muy preciado porque de él se extraía un pigmento rojo con el que se teñían telas. La producción de esta tinta fue muy exitosa después de la Conquista; sin embargo, cuando se descubrieron los tintes sintéticos, disminuyó notablemente su importancia.

Cuando llegaron los españoles a América, trajeron el caballo y, posteriormente, cuando comenzaron a asentarse, introdujeron los cerdos; después las reses y, finalmente, los borregos y las cabras. En esa época ocuparon grandes terrenos en los que construyeron haciendas; en ellas, los indígenas desarrollaban distintas actividades entre las que se encontraba la ganadería.

En la época colonial, todo lo relacionado con la cría de animales y sus beneficios fue controlado por la Corona Española, que a su vez otorgó el poder de reglamentar y proteger la actividad ganadera a la Hermandad de la Mesta, una organización de antiguos pastores.
 

El desarrollo de la ganadería comenzó con la multiplicación de los cerdos, que en lugar de alimentarse en los pastizales, lo hacían con el maíz que los indígenas tributaban a los españoles.

A partir de este momento, inició la expansión de la ganadería.

  Después de la Conquista apareció el mercado formal de la carne. En ese momento, conforme a la legislación de la Nueva España, surgió la figura del “obligado” (similar al carnicero que ahora conocemos), quien debía vender a los precios convenidos y obedecer ciertas reglas, como cuidar la higiene de la carne, no venderla después de tres días de muerto el animal, etcétera.

La ganadería se practicaba en haciendas y en pastizales con gran éxito.

Entre 1550 y 1680 la ganadería se multiplicó con eficacia; además, durante esta época, la actividad minera tuvo un importante crecimiento, por lo que solicitó los recursos de la ganadería para realizar sus funciones. En otras palabras, la minería aprovechó de la ganadería a los animales, como caballos y mulas, para el acarreo del mineral; y sus derivados, para la fabricación de productos que servían como instrumentos o herramientas, por ejemplo, con los cueros se hacían botas de agua, malacates y tinajas para desaguar las minas.

Posteriormente hubo un periodo que se caracterizó por el establecimiento de mercados de carne a mayor distancia, una menor influencia minera y menor presencia de la Hermandad de la Mesta.

Durante los siglos siguientes, la ganadería fue, como hasta hoy, una actividad muy valorada por los beneficios que se obtienen de ella, por ejemplo, en productos alimenticios, en vestido, en utensilios, así como para la realización de otras actividades apoyadas en animales como el caballo o la mula.

Con el tiempo y el avance tecnológico, se han mejorado las formas de aprovechamiento de los recursos que se obtienen de la actividad ganadera; por ejemplo, la calidad de la leche ha cambiado y aumentado su producción, al ser industrializada, es decir, al ser utilizada no sólo de manera natural.

Enciclopedia de México, T. VI, México, 1987, pp. 3141-3151.