Los títulos de concesión vigentes para exploración amparan los trabajos hechos en 4 mil 508 hectáreas de este pueblo, cuya riqueza material escondida en el subsuelo sólo beneficia al gran capital, pues en el lugar ni siquiera las calles tienen pavimento, como si a las autoridades la pobreza exterior poco les importara.

De no detenerse la operación de la mina San José, en Noria de Ángeles se iniciará una explotación a cielo abierto, donde los habitantes han padecido durante más de 20 años la presencia de la Mina Real de Ángeles que, a pesar de haber sido clausurada en 1997, continúa contaminando a su gente, pues varios habitantes padecen plomo en la sangre.

"Los ancianos y los niños tienen este problema, y eso no lo decimos nosotros, sino que lo han confirmado estudios científicos de su sangre". Al parecer, la tierra, el agua y el aire, han sido contaminados con cianuro, mercurio y plomo.

Por otro lado, en el mismo lugar, aunque la mina San José se encuentra cerrada desde hace unos años, los pozos de agua que se ubican en el terreno concesionado por la administración federal no abastecen a la comunidad y desde hace dos meses, los vecinos carecen de agua potable. Se señala que cuando una asociación civil solicitó a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) la utilización de los pozos a favor de la comunidad, la entidad federal respondió con una negativa, bajo el argumento de que estaban concesionados a la empresa transnacional.