En el pasado, para algunas religiones el caliente interior
de la Tierra no ha sido otra cosa que la sede del infierno,
ya que si los ángeles pertenecían al cielo, los demonios
sólo podrían estar bajo la superficie terrestre.
Durante siglos, la imaginación ha sido la única guía para
escritores, religiosos y hombres de ciencia en su viaje al
fondo de la Tierra, a la que desde la Antigüedad, numerosas
culturas han supuesto hueca.
Abraham Alonso. “¿Qué hay en el centro de la Tierra?”,
en Muy Interesante, núm. 33, México, marzo 2004, pp. 42-45.
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