La adaptación de los organismos vivos

Los seres vivos se adaptan al sitio en el que viven. Esto quiere decir que las partes que forman su cuerpo, las funciones que éstas realizan, así como su comportamiento o forma de actuar, les dan mayores posibilidades de sobrevivir y de reproducirse, para dejar descendientes capaces de continuar viviendo, realizando sus funciones vitales, en un lugar determinado.

Esas características son controladas y transmitidas de padres a hijos por los genes. Los genes son fragmentos de una molécula llamada ADN, ácido desoxirribonucleico, que está en el núcleo de las células.

El ADN de cada organismo vivo tiene las instrucciones precisas para que el organismo construya proteínas, estas últimas determinan sus características.

A través de millones de años, los organismos vivos han interactuado con su ambiente, las variaciones que han ocurrido en él han causado cambios en los mensajes genéticos que les han permitido adaptarse a las nuevas condiciones del medio y en consecuencia, ellos y sus descendientes son capaces de sobrevivir.

Sin embargo, existen diversos organismos que permanecen casi sin cambio. Por ejemplo, la tortuga y el tiburón conservan las mismas características corporales, funciones y formas de comportamiento que tenían hace millones de años.

Las plantas se adaptan de distintas formas.

Algunas plantas que viven en las zonas tropicales, por ejemplo las orquídeas, crecen sobre las ramas altas de los árboles o arbustos, sus raíces son aéreas y les sirven para absorber la mayor cantidad de humedad que sea posible. Vivir en la parte superior también les permite tener mayores posibilidades para recibir la luz del Sol.

Otras plantas producen sustancias químicas que irritan, son tóxicas e incluso llegan a matar insectos.

Ante las defensas que tienen las plantas, los animales que las comen desarrollan capacidades para poder sobrevivir, se vuelven muy selectivos, escogen las partes de la planta que no contienen sustancias venenosas, almacenan la sustancia en un lugar de su cuerpo, o bien comen únicamente aquellas plantas que tienen sustancias que no les causan daño. Por está razón, los animales herbívoros que comen hierbas se alimentan de pocos tipos de plantas.

Los animales también tienen características que les permiten sobrevivir, por ejemplo, el águila tiene muy desarrollado el sentido de la vista, sus garras y pico están adaptados para capturar a su presa y desgarrarla. El jabalí y el puerco espín se protegen de sus enemigos con púas que tiene su cuerpo. El zorrillo expulsa sustancias tóxicas con las que ahuyentan a sus enemigos.

La adaptación de los seres humanos se diferencia notablemente de las que tienen otros seres vivientes. Esto se debe principalmente a los vertiginosos cambios resultados de la producción cultural. La creatividad humana produce inventos que modifican continuamente la forma de vida, éstos son utilizados rápidamente por grupos de distintas partes de la Tierra.

Las características biológicas de los humanos han cambiado poco de las que tenían los hombres primitivos que se dedicaban a la caza y a la pesca. En esa época, la mayor parte del esfuerzo se concentraba en adquirir alimentos y buscar refugio para evitar el ataque de animales o ser dañados por fenómenos de la naturaleza.

En nuestros días, los inventos nos protegen de ciertas condiciones o características del ambiente que podrían dañarnos. Nos protegemos del frío con ropa, construcciones y aparatos eléctricos; de microbios patógenos, por medio de medicamentos. Más aún, se han creado máquinas para vivir fuera de Tierra. No obstante, siguen existiendo ciertas condiciones ambientales que nos hacen sentir la necesidad de buscar nuevas y mejores formas de adaptación.