El suelo que pisamos es importante

La gran esfera que conocemos como planeta Tierra, está formada por varias capas que se extienden desde su centro o núcleo, hasta el suelo que pisamos. Estas capas se formaron a lo largo de miles de millones de años, por acumulación de rocas y otros componentes. La que se encuentra en la parte más alejada del núcleo, se llama corteza terrestre, y es la superficie del planeta sobre la que se encuentran los continentes, los océanos y todos los seres vivos.

El suelo es la capa de la corteza terrestre con la que muchos estamos más familiarizados, porque es la extensión sobre la que vivimos y desarrollamos la mayor parte de nuestras actividades. Las personas acostumbramos llamarle sencillamente tierra, pero también se le llama suelo, para distinguirla de otras capas de la Tierra.
La corteza terrestre. 1. Subsuelo. 2. Roca madre

El suelo se compone de materia orgánica y materia inorgánica. La materia inorgánica se obtiene de una capa de roca sólida llamada roca madre, porque a expensas de ella se forma el suelo cuando el agua, las raíces de las plantas y algunos organismos la fragmentan en pequeñas rocas y guijarros.

La materia orgánica son los restos de plantas y animales muertos, en proceso de descomposición, así como sus desechos (excrementos y orina). La materia orgánica forma el humus, o tierra negra, que es fina como harina. Este material es rico en minerales y de gran utilidad para la alimentación de las plantas.

También son componentes importantes del suelo los organismos que viven en él, como el ciempiés, lombrices, cochinillas y otros insectos y microorganismos. A la capa que está entre la roca madre y el suelo se le llama subsuelo.

Las capas más profundas de la Tierra contienen más minerales y menos materia orgánica; por el contrario, las capas superiores son más ricas en materia orgánica que en minerales. El suelo del planeta tiene diferentes profundidades. Hay lugares en que el suelo tiene varios metros de espesor o profundidad, mientras que en otros sólo alcanza algunos centímetros. También hay suelos de diferentes colores y texturas; su aspecto nos indica algunas de sus características.

Cuando el ser humano dejó de vagar por diferentes lugares, como lo hacen otros animales, y se quedó a vivir en un sitio fijo, cambió la relación que tenía con algunos componentes de la naturaleza; por ejemplo, con el suelo. Aprendió a criar algunos animales y a ocupar extensiones de tierra para cultivar diferentes plantas. Así nacieron la agricultura y la ganadería. Al cabo de miles de años, la práctica de la agricultura enseñó a los humanos que el suelo pierde sus nutrientes naturales y que su empobrecimiento disminuye la producción de alimentos.

Los rápidos ritmos de siembra y cosecha no dan tiempo a que la tierra recupere sus nutrientes de manera natural, por lo que es necesario fertilizarla; algunas sustancias que sirven de abono son de origen natural, como los excrementos de animales y las compostas. Pero también se usan productos industrializados que contaminan el agua, el aire y los alimentos que se cosechan.

Existen diversos tipos de suelo y sobre cada uno de ellos la vida se manifiesta de diferente modo.


Tierra fértil


Arena


Arcilla

Para ampliar los campos de cultivo, en muchos lugares del mundo se han destruido bosques y selvas, sin considerar los daños ocasionados a los seres vivos de la región. La pérdida de esta vegetación también acarrea daños al suelo, como la erosión, que ocurre cuando el viento y el agua arrastran y dispersan grandes cantidades de tierra.

Para proteger la parte superior del suelo, es necesario garantizar la existencia de plantas que sujeten la tierra con sus raíces.

Prácticas como las mencionadas logran detener los escurrimientos de agua y disminuyen la acción de los vientos. Pero la mejor medida es evitar la tala inmoderada de árboles y el exterminio de la vegetación natural de cada lugar.

El suelo no sólo existe para satisfacer las necesidades de producción para los humanos. Es necesario reflexionar que la vida sobre la Tierra es un gran logro de la naturaleza. Todos los seres vivos que la habitan dependen de ella, al igual que del agua, para vivir.

Algunas formas de cultivo pueden hacer menos grave la erosión del suelo.

Es indispensable que el suelo se conserve como lugar habitable para todos. ¡Cuidemos el suelo para preservar la vida!