Unidad 6. Lectura 6.15
 
Bosque húmedo, pastizales, sabanas y matorrales desérticos
 
Bosque húmedo tropical
 

La selva tropical húmeda existía hace mucho tiempo en las planicies costeras del sureste chiapaneco, en la parte sur y este de la península de Yucatán, y en la parte sur de la planicie costera noroccidental de México. Este tipo de vegetación se extiende por la costa oriental de Centroamérica hasta Colombia y cubre en Sudamérica una enorme extensión de las cuencas de los ríos Amazonas, Orinoco y otros menores en la zona ecuatorial. Existe también en la zona ecuatorial de África y de Asia.

En México, las selvas húmedas actualmente se han reducido mucho en extensión, quedando sólo algunos fragmentos importantes, relativamente extensos, en Chiapas, Campeche, Quintana Roo, Veracruz y Oaxaca, cuyo tamaño se reduce de año en año debido a los nuevos desmontes. La mayor parte de la selva ha sido cortada para establecer en su lugar extensas praderas artificiales para la ganadería o cultivos como la caña de azúcar, el maíz, el arroz y de frutales como el plátano, el mango, etc. Otras causas de la destrucción de la selva son la extracción de madera, el desarrollo de la industria petrolera y la construcción de presas.

La selva tropical húmeda se caracteriza por sus árboles de gran tamaño que miden entre 20 y 40 metros de altura máxima, llegando algunos ejemplares a alcanzar alturas superiores a los 50 metros. Existen muchas especies de árboles en la selva, la mayoría poco conocidas, aunque algunas de ellas tienen gran valor económico por su madera y otros productos. Entre ellas se encuentran la caoba (Swietenia macrophylla), el barí (Calophyllum brasiliense), el cedro rojo (Cedrela mexicana), entre las maderas finas. Hay árboles que producen frutas comestibles para el hombre como el mamey (Pouteria zapota), y el chicozapote (Manilkara zapota). Muchas de las especies de árboles podrían utilizarse por su madera o para obtener celulosa, papel y otros productos, pero se conoce poco acerca de cómo utilizarlos adecuadamente de manera industrialmente rentable.

Los árboles de la selva húmeda, en su mayoría, conservan las hojas todo el año, lo que le da a la vegetación un aspecto siempre verde. Una de las características más notables de las selvas es que están compuestas de muchas especies de árboles mezcladas, y rara vez alguna especie domina por su abundancia en el conjunto.

Entre los árboles crecen muchos tipos de plantas: pequeñas palmas, trepadoras, helechos, plantas herbáceas de talla pequeña, árboles jóvenes que aún no han alcanzado el tamaño adulto, y una gran diversidad de otras plantas. Sobre los árboles crecen muchas plantas epífitas, como las orquídeas, que pueblan las ramas y los troncos. El suelo de la selva está cubierto de hojarasca.

Las especies de animales que viven en la selva son aún más variadas que las plantas; los grupos más numerosos son los insectos y las aves, que se alimentan principalmente de materias vegetales como frutas, semillas, hojas, néctar y polen de las flores, aunque muchas especies son carnívoras u omnívoras. Entre los insectos, los más conocidos por la mayoría de la gente por su apariencia son las hormigas y las mariposas. Entre las hormigas son notables los grandes hormigueros de hormigas arrieras que viven cortando fragmentos de las hojas de los árboles y acarreándolas a las galerías de sus hormigueros para preparar un sustrato en el cual se desarrollan los hongos que les sirven de alimento. Las mariposas de la selva son extremadamente variables en forma, tamaño y color. Sus larvas se alimentan generalmente de hojas y otras partes de las plantas, y los individuos adultos de muchas especies visitan flores para alimentarse del néctar, con lo cual realizan una importante función de polinización.

Las aves de la selva son muy variables también en formas, colores y tamaños. Entre las más conocidas por la mayoría de la gente por su belleza son los tucanes y los colibríes. Los tucanes se alimentan de los frutos que arrancan con su poderoso pico. Los colibríes se alimentan de néctar que absorben de las flores con su largo pico.

Entre los mamíferos de la selva encontramos herbívoros como el mono araña (Ateles geoffroyi), el aullador (Alouatta villosa), el tapir (Tapirus bairdi), el pecarí (Tayassu tajacu), el tepezcuintle (Dasyprocta), y el venado temazate. Entre los omnívoros el tejón (Nasua narica) y la martucha (Potos flavus), el tlacuache (Didelfis marsupialis), y entre los carnívoros las grandes serpientes como la boa (Boa constrictor), el ocelote (Felis pardalis), la onza (Felis yaguarundi), el trigrillo, el jaguar (Panthera onca), el puma (Felis concolor) y las aves de presa.

Algunos animales se alimentan sólo de insectos, como el oso hormiguero o brazo fuerte (Tamandua tetradactyla).

Muchas de las especies de mamíferos de la selva están a punto de extinguirse en México, debido a la destrucción de la selva y a la caza inmoderada, entre ellas el tapir y el mono araña; también aves como el águila arpía.

Las relaciones de alimentación que se establecen entre los organismos de la selva es la siguiente: los árboles principalmente, y en menor escala las demás plantas verdes, son los productores primarios del ecosistema, debido a que pueden efectuar la fotosíntesis. Estas plantas producen hojas, flores, frutos, tallos y raíces a partir de los cuales se alimentan los herbívoros. Otra parte de las plantas no es consumida por los herbívoros y, cuando muere, sirve de alimento a los organismos descomponedores o detritívoros del suelo. De este modo, se puede ver que la materia vegetal sigue dos caminos diferentes en la cadena de alimentación de la selva. Una parte es consumida viva por los herbívoros y otra parte es consumida muerta por los detritívoros.

Los herbívoros de la selva son principalmente insectos, aves, mamíferos y algunos reptiles como las iguanas; los insectos se alimentan de partes verdes como hojas, ramas jóvenes y brotes. Otros parasitan los frutos y semillas, y algunos más, como las termitas, horadan la madera de los troncos. Finalmente, otros muchos se alimentan de polen y néctar, jugando un papel muy importante en la polinización de las plantas, transportando el polen entre diferentes flores de la misma especie y ocasionando de esa manera su fertilización.

La mayoría de las aves herbívoras se alimentan de frutos y semillas, y algunas especies consumen el néctar de las flores.

Entre los mamíferos, los venados, tapires y los monos consumen brotes y hojas jóvenes de plantas. Los pecaríes, los tepezcuintles, las ardillas, etc., consumen otras partes de las plantas como frutos, semillas y raíces.

Los organismos que consumen materia vegetal muerta que viven en el suelo son principalmente gusanos anélidos, arácnidos del grupo de los ácaros, y ciertos tipos de insectos.

Los omnívoros son principalmente aves y mamíferos que se alimentan tanto de partes de materia vegetal viva como de otros animales. Entre los mamíferos más conocidos por sus hábitos omnívoros se encuentran, principalmente, los tlacuaches, los tejones y los mapaches.

Los carnívoros comprenden un grupo muy numeroso de especies, principalmente de insectos, arañas, anfibios, reptiles, aves y mamíferos que se alimentan de herbívoros, detritívoros, omnívoros y de otros carnívoros.

Las arañas son un tipo muy conocido de carnívoros invertebrados muy abundantes en la selva. La mayoría de las ranas, sapos y lagartijas se alimentan de insectos.

Las aves y otros animales de mayor talla como roedores, aves, monos, venados, etc., son devorados por águilas, halcones, serpientes, jaguares, pumas, ocelotes y otros carnívoros de talla mayor. Toda la compleja trama de relaciones de alimentación de la selva es destruida casi totalmente cuando las selvas son taladas y quemadas para establecer campos de cultivo o pastizales permanentes. Por eso, muchas de las especies características de la selva se encuentran ya casi extinguidas y sólo sobreviven en pequeñas porciones de selva que todavía no han sido alteradas por el hombre. Con la creación de reservas biológicas se intenta proteger algunos vestigios de estas selvas para las generaciones futuras y como lugares donde sobreviva esta rica flora y fauna.

 
 
Fig. 1 Bosque húmedo tropical.
 
Bosque de pino y encino
 

Los bosques de pinos (Pinus) y encinos (Quercus) ocupan aún muy extensas áreas: todas las zonas montañosas del país de climas húmedos o subhúmedos a más de mil metros de altura sobre el nivel del mar, generalmente a altitudes en las que ocurren heladas invernales.

A semejanza de las selvas tropicales, los bosques de pino y de encino son también comunidades en las que los árboles predominan sobre otras formas de vida vegetal; pero en este caso es pequeño el número de especies de árboles diferentes de cada bosque y hay una menor cantidad de plantas con otras formas de vida como trepadoras y epífitas. Los pinos y los encinos conservan sus hojas todo el año, aun en la época más seca; es decir, no las pierden todas al mismo tiempo; por eso la comunidad se conserva siempre verde. Los bosques de pino tienen gran valor económico por sí mismos, ya que los pinos son árboles maderables de los que se puede extraer, además de madera para muebles y construcción, otros productos como leña y resina. También los árboles se pueden utilizar para fabricar celulosa para papel y otros usos. A pesar de esto, los bosques de pino son cortados para establecer campos de cultivo o praderas o son destruidos por los incendios forestales y la tala inmoderada.

En los bosques de pino habitan muchas especies de insectos, arácnidos, anfibios, reptiles, aves y mamíferos, aunque su diversidad no es tan grande como la de la selva tropical. Algunos animales típicos del bosque de pinos y encinos son la serpiente cascabel (Crotalus), la paloma torcaz, el guajolote (Meleagridis gallopavo), el venado cola blanca (Odocoileus virginianus), muchos roedores, como ardillas, ratas y ratones de campo, el lince (Linx rufus), el puma (Felis concolor), el lobo (Canis lupus), el coyote (Canis latrans), el mapache (Procion lotor) y otros.

Las relaciones de alimentación del bosque de pinos y encinos son similares a las que se presentan en la selva, aunque más simples debido al menor número de especies y de formas de vida.

 
Páramo de altura o tundra alpina
 

La vegetación de páramo de altura, también conocida erróneamente como tundra alpina, crece a más de 4,000 metros sobre el nivel del mar en las montañas más altas del país. El límite de la vegetación arbórea de México se encuentra más o menos a los 4,000 metros. Los únicos árboles que pueden establecerse a esa altura son dos especies de Pino: Pinus occarpa y Pinus patula. Después de ese límite las bajas temperaturas nocturnas y los fuertes vientos impiden la existencia de árboles.

La carencia de árboles y la predominancia de zacates, pequeños arbustos y algunas hierbas es la apariencia característica del páramo de altura. Esta vegetación se desarrolla cada vez más ralamente conforme se aumenta en altura hasta el límite de las nieves perpetuas. Las gramíneas predominantes tienen una forma de crecimiento muy peculiar formando manojos densos que están separados entre sí. Existen además otros arbustos y hierbas pero a esta vegetación, en su conjunto, puede considerársele como un pastizal de altura. Una de las especies animales más interesantes de los páramos de la cordillera neovolcánica es el teporingo o conejo de los volcanes (Romerolagus diazii). Este pequeño conejo se encuentra solamente en esta región de México y sus poblaciones están siendo peligrosamente disminuidas por los cazadores, el pastoreo y las quemas. En el pasado se denominaba al páramo de altura tundra alpina debido a que éste como aquélla carece de árboles y está dominada por plantas herbáceas capaces de soportar las bajas temperaturas; sin embargo, el clima de la tundra que rodea los polos es muy diferente al de las altas montañas tropicales y las especies que la forman son muy distintas. La tundra se caracteriza por la existencia de una capa subterránea de agua congelada permanentemente muy cercana a la superficie del suelo (permafrost) que existe en el páramo. pastoreo y las quemas.

 
Pastizales y sabanas
 

Los pastizales naturales, en cuya formación no ha intervenido el hombre, cubren en México grandes extensiones, principalmente en la región occidental de la meseta del norte y zona de la meseta central. Extensiones más pequeñas se encuentran en otras áreas. La sabana, en cambio, es de extensión reducida y se localiza principalmente en la planicie costera del sureste.

Ambos tipos de comunidades se caracterizan porque las plantas predominantes en ellas son gramíneas del tipo zacate o pasto, que cubren casi toda la superficie del suelo. Los pastos o zacates son plantas muy resistentes a las condiciones desfavorables y a los incendios, que son muy frecuentes en los pastizales durante la época seca. Los herbívoros, como cierto tipo de ganado, pueden comer las hojas del pasto sin destruir los tejidos de crecimiento y matar a las plantas.

Algunos arbolitos crecen intercalados en la alfombra de pasto, ya sea aisladamente o formando pequeños grupos que muchas veces se encuentran a la orilla de los ríos o estanques de agua. Estos árboles suelen ser extendidos y de poca altura.

Los pastizales se encuentran sobre todo en regiones que tienen una larga época seca durante el año, en las que el clima es desfavorable para los árboles que pueden formar bosques. Las sabanas se encuentran en zonas tropicales generalmente muy húmedas, pero en las que algunas características del suelo no permiten el crecimiento de árboles propios de la selva y en su lugar se establece una pradera.

Es frecuente que los suelos de sabana sean parcialmente impermeables, inundándose en la época de lluvias fuertes y desecándose considerablemente durante la época seca.

Ahora hablaremos con mayor detalle de los pastizales del norte del país. Muchos de estos pastizales están formados principalmente por un tipo de zacate que se llama localmente “navajita” (Bouteloa gracilis) debido a que las hojas tienen un borde afilado. La altura del pasto es reducida a 20 o 30 cm en la época más húmeda y existen pocos arbustos y arbolitos creciendo aisladamente en la comunidad. Este tipo de pastizales tiene importancia económica grande, pues se utilizan para la ganadería extensiva, criándose en ellos muchas cabezas de ganado que hacen del norte del país una rica región ganadera. En el pasado, otros rumiantes como el bisonte americano (Bison bison) pastaban en esas extensas praderas.

Muchos de los animales que habitan naturalmente los pastizales se encuentran muy reducidos en número o ya extintos debido al uso ganadero de esos terrenos o a la caza incontrolada.

Entre los grandes mamíferos que eran frecuentes en esas zonas están los rumiantes que se alimentaban de zacate. Entre ellos se encontraba el bisonte americano y el berrendo (Antilocapra americana), hoy casi extintos. Otros animales herbívoros son el venado bura (Odocoileus hemionus), el roedor conocido como perro de las praderas (Cynomys ludovicianus), muchas otras especies de roedores, y grandes carnívoros como el puma, el coyote y el lobo, este último ya también casi desaparecido de México. Los animales herbívoros más típicos de las praderas son los rumiantes, éstos tienen un sistema digestivo complicado que les permite digerir algunos de los componentes del pasto.

Las relaciones de alimentación que se establecen en los pastizales son como sigue: los principales productores primarios de la comunidad son los zacates, que producen tanto hojas como semillas. Las hojas son consumidas principalmente por rumiantes e insectos, y las semillas son comidas por roedores y aves, además de otros pequeños animales. Los rumiantes, debido a su complejo aparato digestivo, son capaces de digerir las hojas y tallos del zacate que contienen celulosa, sustancia que es indigerible para la mayoría de los animales. Los roedores, ratas y ratones de campo, y las aves se alimentan principalmente de granos y semillas que producen los zacates. La fauna que se alimenta de los restos de vegetales muertos es menos abundante que en los bosques y vive en el suelo. Los herbívoros son devorados por aves de rapiña como gavilanes, búhos, águilas, y mamíferos como el lobo, el coyote, el zorro, el hurón y el puma.

Cuando los animales mueren, existen otras especies de animales que se alimentan de cadáveres que contribuyen a descomponer la materia orgánica a sus formas más simples. Estos son sobre todo insectos y aves carroñeras como los zopilotes. En menor escala otros animales, como los coyotes, pueden alimentarse de carroña.

 
Matorrales desérticos
 

Este tipo de comunidad ocupa en México la extensión más amplia, cubre gran parte de la mesa del norte, la planicie costera noroccidental, la península de Baja California y parte de la mesa central y de la cuenca del Balsas. Estas comunidades se caracterizan porque las especies predominantes son arbustos, entre los que se encuentran algunos de formas de vida peculiares como los cactus y las yucas. Son plantas adaptadas a la escasez de agua, tienen hojas fibrosas y de cutículas gruesas; otras plantas presentan las hojas pequeñas o carecen de ellas, presentando en su lugar tallos fotosintéticos. Todas estas características tienden a disminuir la pérdida de agua por transpiración. Muchas plantas sólo presentan hojas en la época más húmeda del año, y muchas plantas de corta vida germinan, crecen, se reproducen y mueren rápidamente, a lo largo de la breve estación de lluvias.

Los matorrales desérticos se encuentran en climas secos con una época lluviosa corta que varía en intensidad notablemente año con año, existiendo años más húmedos y años muy secos. Se extienden tanto en planicies como en zonas montañosas, y pueden presentar apariencias diversas, dependiendo de cuáles sean los tipos de plantas más abundantes.

Todas las plantas están adaptadas a las condiciones de sequedad y presentan características anatómicas y fisiológicas que favorecen el ahorro de agua. Las raíces se desarrollan mucho, permitiendo captar la poca agua ocasionalmente disponible.

Los organismos productores de la comunidad son los arbustos permanentes y las hierbas que crecen durante la época húmeda. Los herbívoros que consumen las hojas y otras partes de la planta como frutos, semillas y tallos subterráneos son, en su mayor parte, roedores como ratas y ratones de campo, existiendo, además, otros animales como liebres y venados que pastan el follaje verde de algunas plantas. Abundan las aves, los murciélagos que se alimentan del néctar de las cactáceas y, durante la época húmeda, también los insectos.

Entre los carnívoros que existen en el desierto se encuentran diversas clases de reptiles como lagartijas y serpientes, aves de rapiña, como halcones, búhos y gavilanes, y algunos mamíferos de talla mayor, como el puma y el coyote. No faltan las aves carroñeras que consumen cadáveres, como los zopilotes.

Debido a la gran extensión de los desiertos mexicanos y a que las tierras en que se encuentran son difícilmente utilizables por la falta de agua, este tipo de comunidades son las que mejor se han conservado hasta el momento sobre extensas áreas.

La flora y la fauna desértica mexicana se encuentran entre las más ricas del mundo, existiendo en ellas muchas familias de plantas que comprenden muchas especies de gran interés para los científicos: las cactáceas, como los diferentes tipos de nopales, órganos y biznagas, los agaves como el maguey (Agave) en sus muchas variedades, las yucas (Yucca), etc. Algunas plantas tienen importancia económica como el ixtle, especie de maguey del que se extrae fibra para cuerdas; la candelilla (Euphorbia antisiphillitica), que produce una cera que tiene muchos usos industriales; la jojoba (Simondsia), que produce una cera líquida que puede ser utilizada para fabricar cosméticos y lubricantes; el guayule, que produce un tipo de caucho que puede ser usado industrialmente; y el mezquite, que produce forraje y vainas comestibles para el ganado. Muchas otras especies del desierto pueden llegar a ser importantes para la economía del país.

 
 

Fig. 2 Matorral desértico.

 

Diga a cuál bioma pertenece la comunidad en que usted vive y describa en las siguientes líneas las razones para clasificarla de esta manera.