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Los colonos organizados de la ampliación Las Águilas tenemos como propósito resolver los problemas de la colonia. Los vecinos hablan con un jefe de manzana al que le exponen los problemas detectados. El jefe de manzana que recibe la queja convoca a los demás jefes de manzana y hacen una reunión a la que asiste el quejoso. Una vez que se especifica la demanda, organizan una asamblea general con todos los colonos en la que se discute el asunto, se elabora un escrito y los colonos levantan firmas apoyando la petición. Ya con las firmas, este escrito se lleva a la autoridad correspondiente en la delegación. El principal problema de la colonia es la mala urbanización, por eso trabajamos para que haya un mejor alumbrado público, pavimentación de baches, arreglo de coladeras, desasolve del drenaje, entre otros asuntos. Ante esta situación de mala urbanización, nos pareció una gran injusticia que se hubiera autorizado la construcción de un conjunto habitacional de lujo en una barranca aledaña a la colonia. Más molestia nos causó, cuando vimos que llegaba a nuestra colonia maquinaria pesada a abrir la calle para conectar ese conjunto habitacional al ramal de agua potable. Nuestra colonia tardó 25 años en tener agua y ahora parecía que la podíamos perder. Ante ese temor, la gente reclamó calidad en la urbanización. Lo primero que exigimos es que urbanicen bien la colonia. Teníamos muy claro que si nuestra colonia no había sido fraccionada adecuadamente, no podíamos permitir que las autoridades crearan al lado un fraccionamiento de lujo, sin antes cumplir con nosotros. Cuando llegaron las máquinas, un grupo de vecinos detuvo a los operadores con violencia y les exigieron mostrar los permisos para hacer la obra. No mostraron los permisos, pero trataron de hacer el trabajo por la fuerza. Los colonos llamaron a otros vecinos y lograron parar la obra. Se inició una lucha legal para detener la construcción: una vez que las autoridades suspendieron la obra, asistimos a la delegación todos los miércoles para conciliar intereses entre constructores, colonos y autoridades. Por siete meses estuvimos asistiendo a estas reuniones alrededor de treinta personas, y luego hacíamos asambleas con los colonos para informarles el avance de la gestión.
Se logró la presencia de veinte a treinta colonias aledañas al fraccionamiento, porque la fuerza estuvo en la movilización. El movimiento espontáneo e independiente impidió que las autoridades transaran con los líderes de la colonia. Éstos tenían el peso de la colonia encima. Los líderes procuramos una concientización para evitar la corrupción. Existía una organización oficial y una independiente. La oficial fue superada por la independiente. Ni la diputada ni Solidaridad**, ni la entrega de despensas, pudieron con el movimiento porque había conciencia sobre el problema. A pesar de que hemos tenido éxito, somos críticos y vemos que es una lucha puntual, que responde a los problemas. Éste es un riesgo de todas las organizaciones vecinales, que no se ha logrado pasar más allá de las demandas concretas. Además, otros movimientos finalmente son vencidos por el aparato de gobierno. La mayoría de los colonos han constatado que sus demandas no son escuchadas por los funcionarios. El ciudadano es determinante para lograr el buen funcionamiento del aparato de gobierno. Actualmente el ciudadano no tiene ningún poder, aunque formalmente se le otorgue. Este poder lo adquiere exigiendo sus derechos y esforzándose por cumplir sus obligaciones.
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* Movimiento Ciudadano por la Democracia. Manual de participación ciudadana, núm. 8, s/f, pp. 24-26. ** Solidaridad fue un programa gubernamental que impulsó proyectos de apoyo comunitario en todo el país; en él participaron la ciudadanía y diversas dependencias públicas; tuvo vigencia durante el período de 1988-1994. |
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